domingo, diciembre 8, 2024
 

Tras el éxito del champú, estudian lugares para cultivar jarilla en varias provincias

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La jarilla, que puede verse en cualquier zona de nuestro campo, es el producto principal a partir del cual se elaboran una loción y un champú para la calvicie que gana mercados en Europa de manera exponencial.

A partir de esta planta autóctona de Mendoza, cuya flor fue declarada provincial y está protegida por ley, científicos del Conicet elaboraron estos productos y un laboratorio argentino lo lanzó al mercado. Ahora se expande fuera de las fronteras nacionales con grandes proyecciones. 

Tras el éxito del champú, estudian lugares para cultivar jarilla en varias provincias

Por eso, la empresa está realizando estudios en Mendoza y otras provincias para avanzar en el cultivo para su producción estandarizada.

La especie que utilizan es la Larrea Divaricata, o jarilla hembra, la más extendida en territorio mendocino, mencionó el especialista en ecología de zonas áridas de Conicet Mendoza, Pablo Villagra. “La jarilla es la planta nativa por excelencia y hoy no tiene un uso como antes tenía”, especificó.

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Se trata de una transferencia tecnológica realizada a partir de la investigación de un equipo liderado por la investigadora Claudia Anesini, del Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco de la Universidad de Buenos Aires (Iquimefa).

Tras el éxito del champú, estudian lugares para cultivar jarilla en varias provincias
Gustavo Roge / Los Andes

Ellos aprovecharon los efectos benéficos de la jarilla para detener la caída del pelo y favorecer su crecimiento, lo que se suma a las propiedades terapéuticas ya reconocidas desde tiempos ancestrales. Comenzaron hace 20 años y lograron patentar el producto.

El laboratorio Garré Guevara la recibió como transferencia y lo lanzó al mercado local hace cinco años, con la marca Ecohair.

Sergio Garré, uno de los dueños del laboratorio, explicó a Los Andes que se usa jarilla con café descafeinado. “La combinación de los dos extractos estimula el crecimiento del pelo, disminuye la caída y controla la caspa”, detalló. 

Uno de los científicos del equipo, Cristian Desmarchelier, destacó en el diario Clarín que “se puso en valor un recurso genético que parecía no tenía valor, como el de la jarilla y se transformó en un producto premium gracias a la ciencia y la tecnología”.

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Luego quisieron ir más lejos y en abril se lanzaron al mercado británico, donde ha sido tan bien recibido que ya están pensando expandirse al resto de Europa. En Reino Unido proyectan ventas para mediados de 2019 por 18 mil unidades, por un valor cercano a los 140.000 dólares. 

“Desde que comenzamos a comercializar la línea ha crecido: del año pasado a este fue de 40% en unidades”, dijo Garré. “No sólo hay más gente con este problema sino que además quiere una solución natural, sin efectos adversos y con evidencia científica”, consideró.

Los usan tanto varones como mujeres a partir de los 30 años. En particular, cuando terminan un tratamiento de quimioterapia, ya que acelera el crecimiento del cabello, o cuando las mujeres tienen un desbalance hormonal que puede producirse, por ejemplo, tras un parto. También varones con alopecia hereditaria u otros factores que los lleven a perder cabello.

Los ojos en la provincia

Desde hace dos años tienen un proyecto que involucra a Mendoza. Estudian el entorno de varias provincias, cómo influye en las plantas y los resultados para considerar el cultivo de manera estandarizada.

El referente de la empresa aclaró que una de las premisas es que se trate siempre de proyectos sustentables. Por ello, realizan nuevos cultivos y reforestan zonas de donde la planta fue erradicada. Es que en Mendoza se trata de flora protegida por ley. Desde la Secretaría de Ambiente de Mendoza aclararon que si alguien corta una rama silvestre está sujeto a sanciones.

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Por ahora “estamos en la determinación de la planta para saber cuál es la mejor jarilla a los fines productivos. Una vez que tengamos determinado eso podríamos llegar a avanzar en Mendoza”, detalló Garre. 

Ya han realizado acuerdos con el gobierno de San Luis para comenzar allí. “Hasta este momento no tenía una aplicación desde el punto de vista de la bioeconomía, invertimos en proteger la especie”, subrayó. 

Una planta generosa

La jarilla es una planta autóctona de Mendoza a la que se le reconocen diversos usos, particularmente medicinales.

Se distribuye desde Salta hasta Chubut en Patagonia. En Mendoza se encuentra mayormente en los departamentos de La Paz, Lavalle, Santa Rosa, Junín, San Rafael, Las Heras, Luján, Maipú y Tupungato. 

Un informe de Conicet detalla que se destaca por su uso doméstico como combustible, muy extendido en otra época, por lo que aclara que es la causa de que estas plantas hayan sido muy castigadas.

En cuanto a los usos medicinales se usa como antiinflamatorio, antirreumático y emenagogo (favorece la menstruación). También se ha usado para luxaciones, afecciones reumáticas y fracturas.

Además, la hoja contiene una sustancia resinosa considerada como remedio veterinario mientras que la infusión de hojas se ha usado en el país contra el cólera, fiebres intermitentes y para facilitar partos y sobrepartos. 

Por Verónica De Vita publicado en Los Andes.
 
 
 

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