jueves, marzo 28, 2024
 

Lupino: ¿un nuevo súper alimento?

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El lupino (Lupinus mutabilis) es una especie de planta comestible que ha sido cultivada durante siglos en los Andes altos de América del Sur; también conocida con el nombre de lupino, chocho, tarwi o altramuz.

Si bien sus impresionantes características han sido poco divulgadas, el grano de lupino tiene un alto valor nutricional basado en los niveles de proteína, minerales y vitaminas que contiene. Por ejemplo, su contenido proteico alcanza el 47.7%, superior a la gran mayoría de las leguminosas y el cultivo es capaz de enriquecer los suelos fijando entre 160 y 200 kg de nitrógeno por hectárea.

Una desventaja es la necesidad de remover los alcaloides que contiene por medio de lavado y remojo de la semilla; sin embargo, el mejoramiento genético que realizan varios países en este momento permitirá contar con variedades “dulces” en el futuro cercano.

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Esta planta tiene un enorme potencial, sin duda comparable con el fenómeno que alcanzó la quinua en el ámbito mundial. Además, este es un excelente alimento para humanos y para animales; por ejemplo, en Chile se está considerando sustituir la proteína para alimentos de salmones por lupino. Al impulsar el uso del lupino a nivel global, conviene considerar la protección de los nuevos genotipos y tecnologías que desarrollen los países andinos y canalizar así los beneficios y las regalías a las comunidades originarias de estos países.

Lupino: ¿un nuevo súper alimento?
Grano de L. mutabilis cosechado en la región alto andina. Foto: FONTAGRO

Estos cultivos andinos “olvidados” fueron objeto de un proyecto impulsado inicialmente por el Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO) para desarrollar innovaciones tecnológicas y fortalecer la resiliencia de los sistemas productivos mediante la inserción de lupino, contribuyendo así a mejorar los medios de vida de los agricultores.

El proyecto fue llevado a cabo por expertos de Bolivia, Chile y Ecuador a través de la participación de la Fundación PROINPA de Bolivia, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, y el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) de Ecuador. Se enmarcó en un proyecto base denominado “Mecanismos y Redes de Transferencia de Tecnologías de Cambio Climático en Latinoamérica y el Caribe (LAC)”.

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Para potenciar los pasos dados, además de los organismos antes mencionados, se integró  a la iniciativa el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) de Bolivia. El apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), permitió la elaboración de una hoja de ruta para el aumento de la producción y el procesamiento de varias especies de Lupinus. La publicación considera el contexto de la iniciativa, los objetivos, los obstáculos a resolver y las acciones recomendadas.

 

 
 
 

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