jueves, abril 25, 2024
 

Biocombustibles, agroindustria y cannabis

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Mientras las agendas de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales aparentan estar dedicadas casi en exclusividad a debatir las fases de la cuarentena, en la semana pasaron cosas que invitan a pensar que la bioeconomía será fundamental para convertir a la Argentina en un país viable.

La primera de ellas fue la reunión que mantuvieron las cámaras productoras de biocombustibles con el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas. En un gesto de apoyo, acompañaron a los industriales los ministros de producción de sus respectivas provincias: Santiago del Estero, Salta, Córdoba, Tucumán y Santa Fe. El motivo fue la continuidad del programa de biocombustibles cuya Ley caduca en menos de un año. Si bien no se trataron los temas coyunturales como los bajos precios al que las petroleras compran los combustibles renovables -que se encuentran congelados desde diciembre en $39 por litro para el biodiesel y $30 por litro para bioetanol- los industriales declararon públicamente en distintos medios que la reunión fue bastante productiva. Destacaron una muy buena predisposición de Kulfas para continuar avanzando en una legislación superadora que garantice seguridad jurídica para que vuelvan las inversiones.

La sanción de la Ley 26.093, vigente hasta mayo de 2021, derivó en la creación de más de 35 plantas de biodiesel y 3 plantas de refinación de glicerina, que llevaron al país a convertirse en el principal exportador mundial de estos dos productos. El biodiesel encontró un nuevo destino para el aceite de soja, cuyo mercado externo está casi saturado, consolidando la expansión en la industria de crushing, cuyo producto más demandado es la harina de soja. En el período, las exportaciones del alimento rico en proteínas crecieron 25%. En cuanto al bioetanol, la mayoría de las 13 destilerías de caña de azúcar que operan en la actualidad se hicieron nuevas, mientras que también se construyeron 6 nuevas plantas de etanol de maíz de gran escala y 5 plantas de pequeña escala en establecimientos ganaderos. Se calcula que las inversiones superaron los U$S 2.500 millones y se crearon decenas de miles de empleos de calidad en el interior productivo, a la vez que evitó la importación de combustibles fósiles por un valor superior a los U$S 10 mil millones.

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Todo se transforma

El segundo tema de la semana fue el lanzamiento del Consejo Agroindustrial. Una iniciativa de 42 cámaras y organizaciones que diseñaron un plan a 10 años para aumentar las exportaciones un 60% y generar un fuerte impacto en el empleo. Durante la presentación hablaron de agregado de valor y de no descuidar los aspectos ambientales en el que se desarrolla la agroindustria. Una buena iniciativa que apunta al desarrollo industrial con fuerte acento en la exportación bajo el enfoque bioeconómico. ¡Bienvenida!

El tercer tema de la semana fue la presentación de parte del ministro de salud, Ginés González García, del borrador de la nueva reglamentación de la ley de cannabis. El documento fue presentado a las a organizaciones cannábicas, médicas y científicas. Más allá de algunos detalles como la autorización de su autocultivo y otros que deberán discutirse como las cantidades autorizadas, lo importante es que se puso en agenda la necesidad de contar con una regulación moderna sobre el consumo medicinal y recreativo de cannabis.

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Esperanza

El cannabis se refiere tanto a al cáñamo, como a la marihuana. Ambas pertenecen a la especie Cannabis Sativa, pero presentan diferencias significativas. El cáñamo es uno de los cultivos industriales más antiguos empleados por el hombre.  Toda la planta de cáñamo – incluyendo su tallos, semillas y flores – se cosecha para producir aceite, alimentos, papel, textiles, fibra y ungüentos tópicos. Su origen se remonta a miles de años antes de cristo y proviene del continente asiático. La leyenda cuenta que Buda sobrevivió comiendo únicamente semillas de cáñamo y que los primeros libros escritos por el hombre fueron sobre papel elaborado a base de pasta de celulosa obtenida del cáñamo. Incluso Gutenberg imprimió la primera Biblia sobre papel fabricado con cáñamo.

El cáñamo es naturalmente más abundante en cannabidiol (CBD) que en Tetrahidrocannabinol (THC) en comparación con la marihuana. En muchos países, para que una planta de cannabis se clasifique como cáñamo debe contener hasta 0,3% de THC, que es el compuesto psicoactivo que se encuentra en la marihuana. El CBD es un cannabinoide natural que se encuentra tanto en el cáñamo como en la marihuana, no es psicoactivo y ha demostrado poseer beneficios naturales para la salud. Varios científicos adhieren a la idea que los cannabinoides muestran respuestas positivas ante enfermedades de carácter neurológicas como la epilepsia, a enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Múltiple, autismo), a enfermedades digestivas como la anorexia, a inflamaciones de los intestinos, a enfermedades de piel, a trastornos de salud mental, al dolor, a enfermedades autoinmunes, a la osteoporisis, y al tratamiento del cáncer y los cuidados paliativos.

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Pero las restricciones al cultivo de cannabis dificultan enormemente las investigaciones para encontrar los ratios entre CBD y THC adecuados para cada tratamiento. Si bien muchos estados han legalizado el consumo de marihuana, su cultivo y su industrialización siguen siendo ilegales. Canadá, que cuenta con una legislación moderna, está recibiendo miles de millones de dólares en inversiones de laboratorios estadounidenses que ven limitadas sus posibilidades de investigación en su país por las restricciones impuestas por la DEA.

Además, el cáñamo está siendo objeto de estudio en infinitas aplicaciones industriales que requieren baja huella ambiental. La gran resistencia de la fibra del cáñamo lo hace ideal para el sector de la construcción y el textil, dos industrias que están en el foco de los ambientalistas por sus elevadas contribuciones al cambio climático. También encuentra aplicaciones en alimentos, cervezas e incluso cosméticos. No es casual que New Holland esté trabajando con la National Hemp Association de EEUU en soluciones de cosecha mecanizada para cáñamo. Es esperable una enorme expansión de este cultivo en las próximas décadas.

En la carrera de la investigación científica cada segundo vale oro. Por eso es esencial contar con una legislación moderna que garantice la seguridad jurídica necesaria para el desarrollo de una industria de enorme potencial. Pero más importante aún es quitarnos los prejuicios.

 
Emiliano Huergo
Emiliano Huergo
Manager BioEcomomia
 
 

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