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Descubriendo el lúpulo argentino

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Un equipo de trabajo dirigido por el Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET- UNComahue), acaba de publicar los resultados de un estudio integral de las variedades de lúpulo que se cultivan en la Argentina. El trabajo comparó sus características con las que presenta la especie en otras latitudes.

Según los investigadores, en nuestro país existen 160 hectáreas cultivadas de lúpulo, siendo las variedades Nugget y Cascade las más abundantes, que se concentran en la Comarca Andina -El Bolsón, El Hoyo, y alrededores (Rio Negro y Chubut). A nivel global, existen más de 60 mil hectáreas cultivadas para producción de cerveza industrial y artesanal; y otros usos alimenticios y farmacéuticos.

“No había ninguna publicación que relevara esta información, y sistematice todo este conocimiento [del cultivo en nuestro país], por lo que estamos haciendo un aporte fundamental para poner sobre la mesa lo qué pasa con el lúpulo en el hemisferio sur y en particular en la Patagonia, comparado con otras partes del mundo”, explicó Andrea Trochine, investigadora adjunta del IPATEC y principal autora del estudio, que fue publicado en la revista Brewing Science.

Una manera de medir la frescura del cultivo luego de los procesos de producción, se conoce como HSI (Hop Storage Index), y en las muestras que analizaron encontraron que conservan valores adecuados, tanto en conos secos como en pellets. Esto llevó al equipo a inferir que el procesamiento y la manipulación del cultivo en Argentina es adecuado para los estándares internacionales.

“La cosecha, el secado, y el pelletizado, son procesos muy delicados, y pudimos observar que a lo largo de todo el proceso se mantiene la frescura de las muestras, lo cual habla de un producto de calidad mundial, comparable con cualquier lúpulo producido en otras partes del mundo”, destacó la investigadora.

Esto resulta de vital relevancia ya que la logística que incluye viajes largos deteriora la calidad, por lo que, asegura Trochine, sería ventajoso que sea producido por estancias locales y que llegue mucho más fresco a los productores nacionales. Para eso, conocer la calidad y caracterizar estos cultivos cobra una relevancia fundamental.

En el interior de las flores de lúpulo se encuentran las glándulas de lupulina, que contienen distintos componentes. Entre ellos los alfa y beta ácidos aportan el amargor durante la elaboración de la cerveza. Entre un 5 y un 20 por ciento del peso del lúpulo corresponde a estos ácidos.

En la caracterización que lograron los investigadores de estas variedades patagónicas se determinó que tienen valores de alfa y beta ácidos comparables a los lúpulos de otras latitudes, y se destacó a la variedad Cascade por tener más ácidos alfa y mayor proporción de alfa sobre beta. Esto podría considerarse un efecto del terroir, aunque estudios genéticos también están en curso.

Otros componentes importantes son los aceites esenciales, relevantes en el aporte de sabor y aroma, que se encontraron en cantidades similares a las reportadas para estas variedades cultivadas en los principales países productores, como USA y Alemania. El Cascade patagónico mostró menor contenido de geraniol, por lo que futuros estudios apuntando a su aporte distintivo al flavor son de gran interés.

Hasta el momento no se había caracterizado en particular la producción argentina, por eso cobra relevancia contar con esta piedra fundamental en el conocimiento del cultivo a nivel local. “Existen análisis de calidad de lúpulo en el mundo y uno puede buscar comparativas de otras latitudes, pero no existía en nuestro país. Aquí se muestra que es muy competitivo y que las condiciones para su cultivo son muy buenas”, concluye Trochine.

Fuente: Conicet.

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