jueves, abril 25, 2024
 

Brasil adhirió al Protocolo de Nagoya

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Brasil ha depositado ante las Naciones Unidas (ONU) su carta de ratificación del Protocolo de Nagoya, un acuerdo multilateral que establece las reglas para el acceso y distribución de beneficios, monetarios y de otro tipo, de los recursos genéticos de la biodiversidad. Firmado por el presidente Jair Bolsonaro, el documento fue enviado el pasado 4 de marzo a la ONU, según la nota conjunta difundida por los Ministerios de Relaciones Exteriores y Medio Ambiente.

El protocolo es accesorio al Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), creado durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (ECO-92), celebrada en Río de Janeiro en 1992. Fue concluido durante la X Conferencia de las Partes de la Convención (COP-10), en 2010, en Nagoya, Japón.

El documento tiene como objetivo promover la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos de la diversidad biológica, como plantas, animales y microorganismos, así como los conocimientos tradicionales asociados a ellos. El tratado abarca temas como regalías, asociaciones, financiamiento de la investigación, intercambio de resultados y transferencia de tecnología y servicios de capacitación.

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Dado que se trata de un pacto internacional, se requirió la aprobación del Congreso antes de que entrara en vigor en Brasil. En agosto del año pasado, el documento fue aprobado por la Cámara Baja y el Senado, y promulgado mediante decreto legislativo.

«La presentación de la carta de ratificación marca el final de los debates que se suscitaron durante años en el gobierno federal y el Palacio Legislativo. El involucramiento del gobierno y el compromiso establecido tanto por representantes de la agroindustria como por los funcionarios ambientales llevaron a la conclusión del proceso de ratificación”, se lee en la nota conjunta.

Según el gobierno, Brasil ahora podrá participar en las futuras deliberaciones del protocolo, que deberían comenzar en la próxima Conferencia de las Partes del CDB, “en la posición de un país con legislación avanzada sobre biodiversidad y distribución de beneficios, con un sector agrícola moderno, con recursos genéticos invaluables de su patrimonio ambiental”.

La admisión del país en el Protocolo de Nagoya, argumentan representantes del ministerio, contribuirá a brindar seguridad jurídica a los usuarios y proveedores de material genético y puede jugar un papel clave en la valoración de los activos ambientales de Brasil, especialmente en el pago por servicios ambientales y el desarrollo de la bioeconomía.

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“Brasil reafirma su compromiso con el desarrollo sostenible y su compromiso con el sistema multilateral en su búsqueda de la autonomía tecnológica y económica y el fortalecimiento de la soberanía sobre los recursos naturales en su territorio”, dice el final de la nota.

La adhesión de Brasil era largamente esperada por los ambientalistas, ya que el país aparece en la parte superior de la lista de países megadiversos, albergando casi el 20% de la diversidad biológica de la Tierra y este valor económico potencial debe ir de la mano con la responsabilidad de la explotación.

Con la ratificación del Protocolo de Nagoya, se espera una clara armonía en las relaciones entre las industrias nacionales y extranjeras, ya que las acciones relacionadas con el patrimonio genético deben estar en consonancia con las normas y la legislación del país respectivo.

El Protocolo de Nagoya entró en vigor el 12 de octubre de 2014, y Brasil está presente en una lista que abarca a más de 120 países como miembros, que buscan incentivos para la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos genéticos.

 
 
 

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