La política alimentaria insignia de la UE, la estrategia ‘Farm to Fork o de la granja a la mesa, con los que el ejecutivo pretende impulsar un sistema alimentario más justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente tiene entre sus pilares mejorar los estándares de bienestar animal.
En esta línea, el ejecutivo ha establecido un plan para revisar la legislación vigente sobre bienestar animal y alinearla con la evidencia científica más reciente, ampliar su alcance, hacer que sea más fácil que pueda cumplirse y, en última instancia, garantizar un nivel más alto del bienestar animal.
Entre las propuestas, se encuentra avanzada la creación de un sistema de etiquetado de bienestar animal común para todo el bloque, que fue respaldado por los ministros de agricultura de los Estados en diciembre pasado.
Si bien la iniciativa fue bien recibida por el público, a los agricultores europeos les preocupa que la imposición de estándares más altos de bienestar animal en la UE pueda ver su negocio socavado por las importaciones de carne producida con estándares más bajos en otros países.
Para algunos especialistas, imponer barreras de estándares de bienestar animal a las importaciones podría abrir las puertas para futuros reclamos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Sin embargo, según información publicada por el portal Euroactiv, un funcionario de la Comisión Europea explicó que cualquier restricción a las importaciones solo se aprobaría «siempre que se base en preocupaciones éticas demostrables». Y agregó que se trata de una de las excepciones permitidas por la OMC, destacando que las restricciones de la UE a las importaciones de pieles de foca ya han sentado un precedente para esto.
“El bienestar de los animales se puede acomodar en las reglas de la OMC”, dijo el funcionario, siempre que la respuesta sea “proporcional al problema que intenta solucionar” y se hiciera de manera transparente.