En un mundo acosado por el calentamiento global y mientras regiones de Asia, Europa y Estados Unidos enfrentan olas de calor extremas, el informe anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) revela una alarmante realidad: los subsidios para el petróleo, el carbón y el gas natural alcanzaron una cifra récord de U$S 7 billones el año pasado, equivalente a U$S 7 trillones en nomenclatura anglosajona. Esto no solo representa el 7,1% del Producto Interno Bruto (PIB) global, sino que también supera el presupuesto anual destinado por los gobiernos a la educación y abarca dos tercios del gasto en salud.
Estos hallazgos toman una relevancia aún mayor considerando que la Organización Meteorológica Mundial informa que julio se convirtió en el mes más caluroso registrado, subrayando la urgente necesidad de abordar el cambio climático generado por la actividad humana.
De acuerdo con el FMI, los subsidios a los combustibles fósiles han experimentado un incremento de U$S 2 billones en los últimos dos años. Entre estos, los subsidios explícitos, que incluyen la subvaloración de los costos de suministro, se han duplicado, llegando a U$S 1,3 billones. Las estimaciones provienen de un nuevo informe que ofrece datos actualizados sobre 170 países, tanto en subsidios explícitos como en implícitos, que involucran la subvaloración de costos ambientales y exenciones de impuestos al consumo. Si deseas revisar datos específicos por país y tipo de combustible, puedes acceder al enlace adjunto.
El consumo de combustibles fósiles conlleva consecuencias ambientales de gran magnitud, en particular debido a la contaminación del aire a nivel local y al daño infligido por el calentamiento global. Es importante destacar que la mayoría de estos subsidios son implícitos, ya que los costos ambientales raramente se reflejan en los precios de los combustibles fósiles, especialmente en el caso del carbón y el diésel.
El análisis revela que el año pasado los consumidores no asumieron más de U$S 5 billones en costos ambientales. Los autores del informe sugieren que esta cifra casi se duplicaría si los daños ambientales se evaluasen en base a los parámetros de un estudio reciente publicado en la revista científica Nature. Este estudio propone valorar los costos del calentamiento global en función de las emisiones necesarias para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Se pronostica que estos subsidios implícitos aumentarán a medida que los países en desarrollo, que tienden a contar con plantas de energía, fábricas y vehículos más contaminantes, así como densidades de población elevadas en zonas cercanas a estas fuentes de polución, incrementen su consumo de combustibles fósiles hasta igualar los niveles de las economías avanzadas.
El FMI subraya que si los gobiernos eliminan los subsidios explícitos e implementan impuestos correctivos, los precios de los combustibles aumentarían. Esta acción llevaría a las empresas y hogares a considerar los costos ambientales al tomar decisiones de consumo e inversión. El resultado sería una considerable reducción de las emisiones globales de dióxido de carbono, aire más limpio y una menor incidencia de enfermedades pulmonares y cardíacas, así como un mayor margen fiscal para los gobiernos.
Según las estimaciones del FMI, eliminar los subsidios explícitos e implícitos a los combustibles fósiles evitaría anualmente 1,6 millones de muertes prematuras, incrementaría los ingresos gubernamentales en U$S 4,4 billones y permitiría alcanzar los objetivos de mitigación del calentamiento global. Además, esta medida redistribuiría los ingresos, ya que los subsidios a los combustibles benefician en mayor medida a los hogares más acomodados que a los más desfavorecidos.
No obstante, el informe alerta que eliminar los subsidios a los combustibles fósiles puede ser un proceso complejo. Los gobiernos deben diseñar, comunicar e implementar reformas de manera clara y cuidadosa, como parte de un conjunto de políticas integrales que destaquen sus beneficios. Es esencial que una parte de los ingresos adicionales se destine a compensar a los hogares vulnerables por los mayores costos de la energía. El resto podría ser redirigido para reducir impuestos al trabajo y la inversión, así como para financiar bienes públicos como educación, salud y energía limpia.
En un momento en el que los precios de la energía a nivel mundial están disminuyendo y las emisiones continúan en aumento, el FMI subraya que es el momento adecuado para comenzar a eliminar gradualmente los subsidios explícitos e implícitos a los combustibles fósiles. Este paso es esencial para asegurar un planeta más saludable, sostenible y próspero para las futuras generaciones.