La industria de las gafas: un caso testigo del nuevo paradigma de la bioeconomía

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La bioeconomía sigue demostrando su versatilidad en aplicaciones sorprendentes, y uno de los ejemplos más notables de la última década es su incursión en las lentes ópticas y marcos para gafas, donde los plásticos dominan actualmente.

En 2022, las ventas globales de gafas alcanzaron la asombrosa cifra de 142 mil millones de dólares, creando un mercado masivo para los fabricantes de materiales biológicos y biodegradables. Además, la industria de la optometría y los consumidores están cada vez más comprometidos con la producción sostenible.

A lo largo del siglo XX, los plásticos se convirtieron en el estándar en la fabricación de gafas, desplazando a materiales tradicionales como el vidrio, la piedra o el cristal debido a su transparencia, resistencia a las rayaduras y durabilidad. Sin embargo, esta revolución en la industria óptica fue gracias a la invención de plásticos a base de petróleo en la década de 1930, como el polimetilmetacrilato (PMMA), y más tarde, la resina acrílica de carbonato de alilo (CR-39). Estos plásticos se popularizaron debido a su alto índice de refracción, lo que permitía lentes más delgadas con las mismas propiedades ópticas. Además, presentaban ventajas técnicas como la absorción natural de la radiación UV y eran menos propensos a los rayones y hipoalergénicos.

Hoy en día, los materiales a base de acetato dominan la fabricación de gafas, ofreciendo ventajas como la incorporación de colores en el material y un acabado brillante.

Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, la huella de carbono de las materias primas derivadas del petróleo y la generación de residuos plásticos en la fabricación de gafas están impulsando un llamado para que la industria cambie hacia fuentes de materiales renovables.

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World Biomarkets destaca que uno de los primeros biomateriales desarrollados para lentes de gafas fue el MR-174 de Mitsui Chemical, que contiene hasta un 90% de materia biomásica. Aunque es más sostenible que las alternativas basadas en petróleo, no es biodegradable ni reciclable.

Por otro lado, alternativas reciclables como el bioacetato S70 de Wingram han ganado terreno en la industria, siendo adoptadas por marcas como OJO Sunglasses. Incluso marcas de lujo como De Rigo y Ray-Ban han incorporado lentes de nylon a base de bioplásticos en sus colecciones, haciendo que las opciones más sostenibles sean más accesibles para los consumidores.

En el mercado de los armazones de gafas, el acetato a base de plantas ha comenzado a ganar terreno en todos los rangos de precio. Desde Mulberry en el extremo superior hasta marcas como SpecSavers y Arnette en puntos de precio más bajos, la tendencia hacia la sostenibilidad es evidente.

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Mazzucchelli, con su acetato biológico patentado M49, ha sido un actor clave en esta transformación, ya que aumenta la biodegradabilidad de los materiales utilizados en los armazones. Numerosas marcas de gafas han adoptado este enfoque sostenible. La empresa Neubau, fue más allá, al anunciar su línea biobasada impresa en 3D a partir de sus propios materiales biológicos. La empresa dice que su objetivo es demostrar que el lujo no tiene por qué ser incompatible con el respeto por las personas y el planeta.

Sin embargo, existe un problema en el potencial de reducción de la contaminación de las gafas de plástico biológico. En la actualidad, existen materiales biodegradables prometedores en el mercado, pero una grave falta de instalaciones equipadas especialmente capaces de descomponerlos en componentes reformables al final de su vida útil.

La mayoría de los bioplásticos son biodegradables según la norma ISO 14855, que define una sustancia que se descompone en condiciones controladas de compostaje después de 180 días. Esto significa que deben procesarse en plantas de reciclaje especialmente equipadas. Sin embargo, dado que la capacidad de reciclaje de acetato biológico es tan baja, las lentes y los armazones hechos con ellos son igual de propensos a terminar en vertederos que sus contrapartes a base de petróleo.

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Afortunadamente, una empresa está llenando este vacío. Desde 2022, Eastman Chemical Company comenzó a recoger residuos de acetato biológico de la industria de la óptica para procesarlos utilizando su tecnología de reciclaje molecular. Su método está dirigido a materiales difíciles de reciclar.

El mercado de las gafas es también un desafío para las startups de base biológica. En muchas regiones, incluyendo la UE, el Reino Unido y Estados Unidos, los armazones y las lentes de gafas se consideran dispositivos médicos y deben demostrar calidad, durabilidad y seguridad a través de numerosas pruebas de laboratorio. Con criterios tan restrictivos, sólo hay unas pocas opciones de base biológica que hacen el trabajo. Esto indica la necesidad de que lleguen al mercado más materias primas y mezclas de materiales.

La colaboración entre fabricantes de gafas y recicladores especializados, como Eastman Chemical Company, que recicla residuos de acetato biológico, está contribuyendo a cerrar el ciclo de sostenibilidad en la industria.

A pesar de los avances, la industria de las gafas necesita más opciones de materiales biobasados y una infraestructura de reciclaje mejorada para impulsar la sostenibilidad. La evolución hacia materiales renovables es esencial para reducir la huella ecológica de esta industria y contribuir a un futuro más sostenible.

 
 

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