La administración del presidente de los EE. UU. Joe Biden estaría lista para aprobar la expansión de las ventas de gasolina E15 a partir de 2025, según informó Reuters citando fuentes cercanas a las discusiones. Esta medida responde a una solicitud de varios gobernadores del Medio Oeste, pero con un giro inesperado: la implementación se retrasará hasta el próximo año.
La gasolina E15, que contiene un 15% de bioetanol, ha sido objeto de debate durante años en Estados Unidos. Aunque su uso podría beneficiar a la industria de biocombustibles, la decisión de retrasar su implementación hasta 2025 podría generar sentimientos encontrados en el sector.
Según las fuentes, el retraso de un año podría aplazar cualquier aumento potencial de precios y problemas de suministro que la industria del petróleo teme que surjan a raíz de esta decisión, al menos hasta después de las elecciones presidenciales de EE. UU. Wisconsin y Minnesota, dos estados clave en la contienda, podrían verse especialmente afectados por esta decisión.
La solicitud de los estados del Medio Oeste ha generado controversia, ya que las refinerías de petróleo, como HF Sinclair Corp y Phillips 66, han advertido que un enfoque fragmentado para aprobar las ventas de E15 complicaría la logística de suministro de combustible y aumentaría el riesgo de escasez. Mientras tanto, los grupos de etanol prefieren una solución legislativa a nivel nacional para permitir la venta expandida de E15 en lugar de un enfoque regional.
Se espera que la Administración de Protección Ambiental (EPA) emita una decisión sobre esta cuestión para finales de marzo, según las fuentes. La propuesta, que había sido enviada a la Casa Blanca en diciembre con una fecha efectiva de abril de 2024, ahora podría retrasarse hasta 2025, según indican las fuentes.
La industria del etanol ha argumentado durante años que los impactos de la mayor volatilidad de la gasolina E15 han sido exagerados y que su uso debería expandirse a nivel nacional. Sin embargo, el camino hacia una implementación total de esta medida parece estar lleno de obstáculos y desafíos logísticos.
Esta decisión de la administración de Biden refleja la delicada intersección entre los intereses de la industria del petróleo y la creciente presión por adoptar medidas más amigables con el medio ambiente en el sector del transporte.