En una entrevista concedida a EuroActive, la CEO de Novonesis, Ester Baiget, hizo una solicitud apremiante para que la Unión Europea adopte un enfoque diferenciado en la regulación de agroinsumos biológicos y químicos. Baiget argumenta que las regulaciones actuales no reflejan adecuadamente la naturaleza y el potencial de las soluciones biológicas, lo que crea barreras innecesarias para su adopción en el mercado europeo.
Baiget enfatizó la importancia de modificar las regulaciones actuales, argumentando que, aunque son bien intencionadas, se centran en soluciones del pasado y no en las innovaciones del presente. Señaló que las biosoluciones, como enzimas, proteínas y microbios, son productos de origen natural que pueden ser escalados a nivel industrial y se degradan fácilmente en la naturaleza. Sin embargo, lamentó que estas soluciones se vean obligadas a seguir el mismo proceso regulatorio que los productos químicos sintéticos, lo que ralentiza su introducción en el mercado y limita su capacidad para abordar los desafíos ambientales y agrícolas contemporáneos.
La ejecutiva subrayó el potencial de las biosoluciones para abordar los desafíos relacionados con la dependencia de los combustibles fósiles y la seguridad alimentaria. Además de su contribución a la reducción de las emisiones de carbono, las biosoluciones pueden generar empleo local y mejorar la eficiencia en la producción agrícola.
Uno de los principales obstáculos destacados por Baiget es el tiempo que lleva registrar una biosolución en Europa, que puede oscilar entre seis y ocho años, mientras que en los Estados Unidos este proceso se completa en apenas dos años. Esta disparidad en los tiempos de registro pone a Europa en desventaja y obstaculiza su capacidad para adoptar soluciones innovadoras en un mundo en constante cambio.
La ejecutiva enfatizó que su solicitud no implica necesariamente subsidios, sino un entorno regulatorio justo y equitativo que fomente la innovación y la competencia. Además, destacó el potencial de creación de empleo de las biosoluciones, con la generación de hasta cuatro empleos adicionales por cada puesto de trabajo directo en el sector.
En cuanto a la resistencia percibida dentro de la UE, Baiget argumenta que lo que realmente existe es una falta de diálogo y comprensión entre las partes interesadas. Destacó la necesidad de que las empresas asuman la responsabilidad de educar y comunicar los beneficios de las biosoluciones a la sociedad y a los responsables políticos.
En su entrevista, Baiget hizo un llamado a la UE para que reconsidere sus políticas y adopte un enfoque más flexible y progresista hacia la regulación de agroinsumos. Instó a los responsables políticos a trabajar en estrecha colaboración con la industria y la sociedad civil para garantizar que las regulaciones futuras reflejen adecuadamente la naturaleza única de las biosoluciones y fomenten la innovación y la competitividad en el sector agrícola europeo.