En un contexto en el que la bioeconomía juega un rol crucial entre el desarrollo económico y la lucha contra el cambio climático, la startup Liberation Labs emerge como un protagonista clave con su ambicioso proyecto de construcción de una planta de biomanufactura en Indiana, EE.UU.. Mark Warner, CEO de la compañía, en declaraciones a Ag Funders, compartió detalles sobre esta iniciativa destacando la necesidad de infraestructuras modernas para la producción eficiente y competitiva de bioproductos.
El estado actual de la biomanufactura en EE. UU.
Warner enfatizó que la capacidad actual de biomanufactura en Estados Unidos se encuentra rezagada. Las instalaciones existentes, con un promedio de 40 a 50 años de antigüedad, fueron construidas originalmente para la producción de productos farmacéuticos, químicos y biocombustibles. Si bien estas plantas pueden fabricar productos biotecnológicos modernos, no lo hacen a la escala ni con la estructura de costos necesaria para ser competitivos en el mercado actual.
Una nueva era en biomanufactura
La planta de Richmond representa un avance significativo en este campo. Con una capacidad de 600.000 litros, esta instalación está diseñada específicamente para satisfacer las demandas de la nueva generación de ingredientes producidos mediante fermentación de precisión. Según Warner, «la instalación está equipada con transferencia de oxígeno de alta eficiencia para fermentaciones aeróbicas asépticas, un diseño estéril moderno y capacidades para realizar fermentaciones prolongadas». Además, la recuperación downstream se ha optimizado para obtener rendimientos muy altos, utilizando tecnologías avanzadas como microfiltración cerámica multietapa y ultrafiltración en espiral, entre otras.
Warner destacó la capacidad de la planta para procesar una amplia gama de materias primas, incluyendo la levadura Pichia Pastoris alimentada con metanol, una de las más comunes. «Pocas instalaciones heredadas pueden manejar esto. Adaptar una planta antigua para aceptar metanol es muy complicado. En Liberation Labs, estamos confiados en que podemos albergar la mayoría de los organismos utilizados en la biomanufactura moderna», afirmó.
Financiamiento para la bioeconomía
El proyecto de Richmond, con un costo estimado de 115 millones de dólares, ha asegurado ya 36 millones en capital propio, un mecanismo de financiamiento de equipos por 30 millones y una garantía de préstamo del USDA por 25 millones. Warner mencionó que están en las etapas finales de una nueva ronda de financiación, esperando cerrar alrededor de 75 millones adicionales a mediados de este año. Este capital permitirá no solo completar la planta de Richmond sino también financiar proyectos adicionales en el futuro.
Economía de unidades en fermentación de precisión
La respuesta del mercado ha sido positiva, con interés tanto de startups como de grandes empresas en los sectores alimentario y no alimentario. Warner aseguró que la planta estará operativa a principios del próximo año y espera contar con un amplio respaldo contractual para entonces.
Aunque los productos alimentarios básicos como la caseína y el suero de leche presentan desafíos económicos, Warner subrayó que otros productos, como componentes de fórmulas infantiles y biológicos agrícolas, ya son rentables tanto para Liberation Labs como para sus clientes.
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Hacia una mayor eficiencia en la biomanufactura
Warner también abordó los avances en cepas y el potencial de la fermentación continua. Aunque el enfoque actual de la planta es la fermentación por lotes alimentados y los procesos semi-continuos, Liberation Labs está preparada para adoptar la fermentación continua a medida que esta tecnología avance. «Nos enfocamos en la productividad. Una fermentación por lotes que me dé un alto rendimiento en un día podría ser mejor que una operación continua de una semana», explicó.
Con el respaldo financiero asegurado y una sólida estrategia de mercado, Liberation Labs está bien posicionada para liderar la próxima generación de biomanufactura en Estados Unidos.