lunes, septiembre 16, 2024
 

Transformado gases residuales de la industria en valiosos bioplásticos

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En el laboratorio del Instituto Australiano de Bioingeniería y Nanotecnología (AIBN), un equipo de científicos está llevando a cabo una investigación que podría transformar la forma en que abordamos el problema de los gases residuales y la producción de bioplásticos. Antonia Ebert, una académica del AIBN, junto con su equipo, está utilizando el organismo bacteriano Hydrogenophaga pseudoflava para producir polímeros biodegradables naturales conocidos como polihidroxialcanoatos (PHA).

El proyecto de Antonia, que forma parte de sus estudios de maestría bajo la supervisión del Profesor Esteban Marcellin, implica alimentar a las bacterias con gases residuales como dióxido de carbono, monóxido de carbono y metano en un biorreactor. Este proceso no solo evita que estos gases dañinos ingresen a la atmósfera, sino que también produce un polímero que puede ser extendido en una película.

«Alimentamos a las bacterias con gas residual dentro de un biorreactor, y lo que obtenemos eventualmente es un polímero que podemos estirar en una film plástico», explica Antonia. Aunque la muestra actual es pequeña y apenas visible entre las pinzas de Antonia, ella tiene grandes esperanzas de que su investigación conduzca al desarrollo de una plataforma para la captura de carbono y su conversión en bioplásticos a gran escala.

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El «BioHub», la primera instalación de su tipo en Australia, tiene como objetivo proporcionar un punto de encuentro para la industria y los equipos de investigación, facilitando la creación de productos económicamente viables y neutros en carbono. El trabajo de Antonia y su equipo en el UQ Biosustainability Hub se centra en aprovechar los procesos biológicos para producir combustibles, productos químicos, ingredientes y otros biomateriales de una manera más sostenible.

El proyecto de Antonia se ajusta perfectamente a esta misión, ya que no solo mitiga la liberación de gases de efecto invernadero, sino que también crea productos innovadores y ecológicos. Según Antonia, «pocos procesos para la producción de PHA se han comercializado hasta ahora, a menudo debido a la inviabilidad económica, principalmente asociada a los altos costos del sustrato y al valor relativamente bajo del producto».

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Sin embargo, Antonia cree que la combinación de la fermentación de gases y la producción de PHA, junto con un compuesto de mayor valor, mejorará la viabilidad económica de la producción de bioplásticos. Su investigación representa una frontera prometedora en la bioeconomía, ofreciendo una solución potencialmente revolucionaria para la gestión de residuos gaseosos y la producción de materiales sostenibles.

El avance en la investigación de Antonia y su equipo no solo representa un paso significativo hacia la mitigación del cambio climático, sino también una innovación crucial en la industria de los bioplásticos. La posibilidad de convertir gases residuales en materiales útiles y biodegradables podría redefinir el futuro de los envases y envolturas, contribuyendo a un planeta más limpio y sostenible.

La transformación de gases residuales en bioplásticos no solo es una realidad palpable gracias a los esfuerzos de Antonia Ebert y el AIBN, sino que también abre un camino hacia una bioeconomía más eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Este proyecto ejemplifica cómo la ciencia y la innovación pueden unirse para abordar algunos de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.

 
 
 

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