En un contexto global cada vez más afectado por el cambio climático, un equipo de investigadores de la Universidad de Nevada, Reno, en los Estados Unidos, ha identificado diferentes variedades de nopal que destacan por su idoneidad en la producción de biomasa para biocombustibles. Este descubrimiento, liderado por el profesor John Cushman del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad, amplía investigaciones previas que posicionaban al nopal como una fuente productiva, eficiente en el uso del agua y resistente al clima.
El nopal, conocido científicamente como Opuntia ficus-indica o Opuntia cochenillifera, es una planta adaptada a climas áridos y semiáridos que utiliza un tipo de fotosíntesis llamada metabolismo ácido crasuláceo para conservar agua en ambientes calurosos. Sus hojas, comúnmente conocidas como cladodios, son elongadas y se utilizan tanto en la alimentación humana como animal.
El estudio, publicado en el Journal of Agronomy and Crop Science, presenta los resultados de un ensayo de campo de tres años realizado en condiciones semiáridas en el National Arid Land Plant Genetics Resources Unit cerca de Fresno, California. Se evaluaron 14 variedades de nopal para determinar su capacidad de producción de biomasa, revelando diferencias significativas entre ellas.
Según Cushman, investigador principal del estudio, se observaron variaciones dramáticas en la producción de biomasa entre las distintas variedades evaluadas. La variedad híbrida que mostró el mejor rendimiento, derivada de un cruce entre una especie nativa de nopal espinoso de Texas y una variedad sin espinas desarrollada por Peter Felker en la Universidad de Texas A&M, destacó por su alta producción de cladodios y una notable tasa de supervivencia durante el ensayo.
Además de su excelente rendimiento, esta variedad híbrida demostró ser relativamente fácil de propagar, lo cual contribuye a reducir los costos laborales asociados con su cultivo. Cushman señaló que existe potencial para mejorar aún más el rendimiento de esta variedad mediante el desarrollo de cepas élite por parte de los fitomejoradores.
El estudio también confirmó que el nopal es altamente eficiente en el uso del agua, requiriendo menos recursos hídricos para producir biomasa en comparación con otros cultivos más sedientos. Este atributo es crucial en un momento en que las reservas de agua en el oeste de Estados Unidos y otras regiones áridas son cada vez más limitadas debido a la crisis climática global.
Además de su uso tradicional como forraje animal y alimento humano, el nopal se emplea en la producción de biocombustibles y productos alimenticios como los nopalitos, un ingrediente fundamental en la cocina mexicana, y las tunas, utilizadas para elaborar jarabes, dulces y jaleas.
El profesor Dhurba Neupane, coautor del estudio, resalta que aunque el nopal muestra un gran potencial para la producción sostenible de biomasa, aún persisten desafíos como enfermedades que pueden afectar su crecimiento y la amenaza del insecto escama cochinilla, que se alimenta de estas plantas.
Los próximos pasos de la investigación incluyen estudios sobre niveles óptimos de fertilización para mejorar la producción sin sobre fertilizar, así como pruebas de densidad de siembra para optimizar el rendimiento. Los científicos también explorarán la adaptabilidad del nopal en diversas regiones del sur y suroeste de Estados Unidos.
En palabras de Cushman, el nopal se presenta como un «alimento del futuro», subrayando la importancia de explorar cultivos resilientes al clima para satisfacer las necesidades alimentarias, forrajeras y energéticas de una población mundial en crecimiento.
El estudio destaca al nopal como una solución versátil y crucial en tiempos de cambio climático, promoviendo su uso extendido en regiones semiáridas y áridas como una alternativa eficiente y sostenible para la producción de biocombustibles y otros usos agrícolas.