martes, febrero 18, 2025
 

EE.UU.: Nuevas directrices para biocombustibles impulsan prácticas climáticamente inteligentes

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El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) ha presentado un reglamento innovador que promete cambiar la manera en que se producen los biocombustibles y, con ello, abrir nuevas oportunidades para el agro en todo el mundo.

Con el foco puesto en prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, estas nuevas reglas conectan la producción de cultivos como maíz, soja y sorgo con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), un avance que podría transformar los mercados globales de energía y agricultura.

Prácticas sostenibles para un agro más competitivo

Por primera vez, los agricultores tendrán la flexibilidad de elegir cómo implementar prácticas sostenibles sin la obligación de combinarlas todas al mismo tiempo. Entre las opciones disponibles se destacan:

  • Labranza reducida o nula: Técnicas que minimizan la perturbación del suelo, mejoran su estructura y ayudan a retener carbono.
  • Cultivos de cobertura: Plantas que se cultivan entre las cosechas principales, mejorando la salud del suelo y capturando carbono adicional.
  • Gestión eficiente de nutrientes: Métodos como el uso de inhibidores de nitrificación, que optimizan el uso de fertilizantes y reducen las emisiones de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero.

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Este enfoque flexible permite a los productores adaptar estas prácticas según las características específicas de sus campos, aumentando su competitividad mientras cumplen con estándares de sostenibilidad.

Una herramienta clave para medir impactos climáticos

El USDA acompañará estas directrices con el lanzamiento de una herramienta denominada Calculador de Intensidad de Carbono de Materias Primas Agrícolas (USDA FD-CIC). Este sistema permitirá a los agricultores medir con precisión la huella de carbono de sus cultivos a nivel de campo. Aunque la versión inicial será preliminar, se prevé que tras un riguroso proceso de revisión científica se consolide como un estándar global para medir y reportar el impacto climático de las prácticas agrícolas.

Beneficios que van más allá del carbono

Las prácticas climáticamente inteligentes no solo contribuyen a reducir la huella de carbono de los biocombustibles, sino que también generan una serie de beneficios colaterales para los agricultores y el medio ambiente:

  • Mejora de la calidad del agua: Al reducir la escorrentía de fertilizantes y pesticidas.
  • Mayor salud del suelo: Con un aumento en la materia orgánica, se favorece la productividad agrícola a largo plazo.
  • Acceso a nuevos mercados: Los productores que adopten estas prácticas podrían beneficiarse de programas de incentivos y mercados que valoran la sostenibilidad.

El apoyo político a una transición energética global

El Secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, destacó que estas nuevas reglas son una herramienta esencial para fomentar una transición energética global más limpia, al tiempo que benefician directamente a los productores agrícolas. Según Vilsack, estas medidas refuerzan el papel de los biocombustibles como una solución clave para reducir la dependencia de combustibles fósiles, al mismo tiempo que generan empleo y fortalecen las economías rurales.

John Podesta, asesor climático de la Casa Blanca, agregó que los agricultores desempeñan un papel crucial en la construcción de una economía más limpia. La implementación de estas prácticas no solo ayuda a combatir el cambio climático, sino que también recompensa económicamente a los agricultores por su contribución a un futuro más sostenible.

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Un futuro prometedor para los biocombustibles y la agricultura

Las reglas presentadas por el USDA abren un período de 60 días para recibir comentarios públicos. Esta etapa de consulta busca garantizar que el reglamento final sea lo más inclusivo y efectivo posible, respondiendo a las necesidades del sector agrícola y energético.

La conexión entre prácticas agrícolas sostenibles y biocombustibles de baja emisión ofrece una oportunidad única para que los agricultores lideren la transición hacia una economía global más verde. En un contexto donde los mercados valoran cada vez más la sostenibilidad, este tipo de iniciativas posiciona al agro como protagonista en la lucha contra el cambio climático y en la construcción de un sistema energético más limpio.

¿Será esta la herramienta que el agro necesita para ser el motor de la transformación energética global?

 
 
 

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