Un vino de color azul bautizado como Vindigo ha conquistado el paladar de los consumidores en la población de Sete, al sur de Francia, donde sus habitantes y los turistas han acabado con un primer suministro de 2.000 botellas, informa Reuters.
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El secreto para conseguir su color turquesa consiste en filtrarlo a través de la pulpa del hollejo de las uvas tintas, que contiene un pigmento natural llamado antocianina.
Producido en la provincia andaluza de Almería, al sudeste de España, este vino con aromas a cereza, frambuesa y maracuyá se comercializa a doce euros la botella.
«Me recuerda a algo, no estoy seguro de a qué fruta, pero me hace pensar en algunos dulces de mi niñez», lo describió un cliente de un restaurante en Sete, que se identificó como Frederic.
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«Me encanta su color, es perfecto para el verano. Me inspira felicidad, alegría, me gusta mucho de verdad», comentó Nora, una turista de Singapur.



