Por el contrario, en el hemisferio norte la tendencia ha sido inversa durante años debido a los programas de protección de la naturaleza y la necesidad de espacio para satisfacer las necesidades en infraestructura y vivienda. Los aumentos de productividad han compensado con creces la reducción en el área implantada. Este no es el sólo resultado de la investigación e innovación de universidades y empresas, si no también de la cooperación de los servicios de consultoría agrícola, que llevaron a que estos hallazgos se trasladen rápidamente a la práctica agrícola.
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La conversión de bosques primarios y otras tierras necesarias para proteger el medio ambiente, vienen encontrando cada vez mayor resistencia pública y política. Por esta razón, existe la necesidad de crear requisitos de sostenibilidad que sean vinculantes para todas las áreas de cultivo, como las ya especificadas en la Directiva de Energías Renovables para biocombustibles y materias primas derivadas de biomasa utilizadas para la producción de biocombustibles que también se aplica a países no pertenecientes a la UE. Existen cada vez más solicitudes para profundizar aún más estos requisitos, independientemente del uso final, con el fin de crear un «campo de juego equilibrado» para una justa competencia mundial sin ningún tipo de dumping ambiental o social.
Hoy en día, es técnicamente posible certificar y monitorear la producción de biomasa independientemente de su uso final. La Union zur Förderung von Oel- und Proteinpflanzen (UFOP) señala que los métodos pertinentes ya se aplican en la producción alemana de colza para mejorar la transparencia y la trazabilidad desde los orígenes.
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En el hemisferio sur, la implementación de estándares sociales y los temas de adquisición de tierras y propiedad son primordiales para la producción sostenida de biomasa. UFOP llama a detener las talas ilegales de bosques primarios o los cambios en el uso de la tierra para establecer nuevas plantaciones de aceite de palma o cultivos de soja.


