lunes, noviembre 3, 2025
 

Desde los residuos al gas, una verdadera economía circular

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La transición energética tiene como objetivo encontrar el camino para llegar a una economía con una energía más limpia, libre de CO2, pero también de aquellos elementos que enrarecen la calidad del aire como son las partículas, los azufres y los nitrógenos.

La consecución del objetivo político mundial, asumido como un reto por la Unión Europea, se caracteriza por depender de los avances de los desarrollos tecnológicos, dado que el estado actual de la tecnología no permite aún ese modelo de economía. A pesar de que las energías renovables, sobretodo eólica y fotovoltaica, han experimentado reducciones en costes muy importantes, su falta de firmeza hace necesario la presencia de potencia de generación firme. Los ciclos combinados están cubriendo esa función hoy. Menos emisores, más económicos, limpios y eficientes que cualquier otro tipo de térmica, son la respuesta a cualquier intento de utilización de electricidad cuando el viento no sopla o la fotovoltaica no produce por exceso o falta de sol. Su función es crucial y no se prevé la disposición de otra tecnología que los suplante.

Sin duda, un verdadero almacenamiento de la energía será la tecnología que revolucione el mundo energético. Poder producir en el momento temporal de costes bajos y almacenar la energía sobrante para consumirla en momentos de picos de coste, sería el sueño de cualquier consumidor. No en vano muchas empresas de desarrollo tecnológico están investigando en este sentido, pero todavía hoy las opciones comerciales son muy pocas.

El almacenamiento de la energía va más allá de las pilas convencionales que conocemos. Por ejemplo, la red de gas natural hace hoy esa función al utilizarse como almacén y conducto para vehicular el gas renovable. El biometano – es decir el biogás depurado proveniente de los vertederos urbanos, residuos agrícolas y ganaderos, y lodos de depuradora-, el gas producto de la gasificación de la biomasa y el gas proveniente de la energía eléctrica renovable sobrante y convertida en hidrógeno. Sí, efectivamente, cuando hay demasiado viento, en lugar de parar a los molinos de viento como se hace ahora, ya hay países que recogen dicha energía y la almacenan en las redes de gas. La tecnología avanza y este es el tipo de soluciones que veremos cada vez más.

Cuando hablamos de energía tendemos a focalizar la atención sólo en la generación eléctrica, pero no debemos descuidar al cliente final: los consumidores tanto domésticos como industriales. ¿Qué necesitan? ¿Qué opinan? La nueva regulación europea pretende hacerles un hueco para que puedan decidir cuándo y cómo consumir. Pero también tienen derecho a elegir qué energía consumir. Yo en mi casa escogí calefacción a gas porque me ofrece más confort a un coste razonable. En el caso de las industrias, escogen cogeneraciones a gas porque les ofrece una herramienta de ahorro y eficiencia energética que mejora su cuenta de resultados. Pero muchas veces, los procesos industriales necesitan de temperaturas muy altas solo alcanzables con combustibles como el gas natural. También el transporte, terrestre y marítimo, tiene necesidades que no pueden ser cubiertas en un futuro inmediato por la tecnología eléctrica. Así pues, las largas distancias, los repartos en la ciudad, el ferrocarril, el transporte marítimo, encuentran en la tecnología a gas una solución probada, existente y al alcance de sus necesidades.

La Ley de cambio climático y transición energética va a marcar el camino que España quiere seguir en esta temática teniendo en cuenta no sólo las tecnologías actuales, sino aquellas que están por venir y no conocemos. Eso sí, todas ellas.

Economía circular

Si hablamos de economía circular, el gas renovable también tiene su papel dado que 1 bcm de biometano recuperado de la biodegradación de la materia orgánica e inyectado en la red evita la emisión de 16 Mt CO2 eq neto a la atmósfera. Según el IDAE, el potencial del biometano en España es de 2,45 bcm/año, equivalente al 53% de la actual demanda doméstica de gas del 2017. Como referencia, el conjunto de Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla consumieron 0,91 bcm.

¿Qué les parecería consumir en casa el gas que ha producido los residuos orgánicos de su ciudad? Esta imagen ya es posible gracias a las redes de gas natural que ya existen.

En definitiva, en el camino para la consecución de los objetivos medioambientales en el año 2050, el gas natural constituye un actor principal en el campo energético, favoreciendo la competitividad industrial, el ahorro en los costes de la economía, las sostenibilidad ambiental del planeta y la mejora de la salud en nuestras ciudades permitiendo seguir introduciendo renovables en el sistema energético y desplazando a los combustibles fósiles.

Retomando el inicio de mi artículo, ojalá todas aquellas mujeres que tengamos la suerte de vernos implicadas en este cambio de sistema energético, podamos dejar nuestra impronta en lo que serán los pilares económicos de este nuevo ciclo que se abre ante nosotros. A ciencia cierta, será positivo y mejor para tod@s.

Por Marta Margarit -Secretaria General de Sedigas – publicado en El Periódico de la Energía.

 
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