En el corazón de la civilización, en una bulliciosa calle de Madrid o a la orilla de un acantilado barrido por el viento, se desarrolla una escena tan inesperada como conmovedora. Un ejecutivo detiene su paso para acariciar la nariz escamosa de un imponente Tiranosaurio Rex. Una niña abraza a su inseparable Raptor a la salida de la escuela. Un anciano granjero se despide de un Dientes de Sable pastando junto a sus ovejas.
No es el tráiler de una nueva secuela de Jurassic Park. Es una despedida, la metáfora visual y emotiva que eligió la Compañía Española de Petróleos, S. A. (Cepsa) para anunciar su transformación radical en Moeve. El mensaje es claro, contundente y lleno de una melancolía necesaria: «Gracias por darnos vuestra energía todos estos años, pero es el momento de empezar a separarnos.» La era del petróleo, simbolizada por el poder ancestral de los dinosaurios, se retira suavemente del primer plano, dando paso a un futuro de moléculas verdes.
Moeve es el símbolo de un cambio de era: el paso del carbono fósil a las moléculas verdes. Es la señal de que la energía ya no debe extraerse del subsuelo, sino transformarse en la superficie a partir de lo que se cultiva, se recicla, o se regenera.
De la roca a la molécula: la transformación de Cepsa en un referente de la energía sostenible
Para los no familiarizados con el panorama empresarial español, esta transformación es monumental. Fundada en 1929, Cepsa no era solo una empresa petrolera; fue la primera compañía petrolera privada en España, un motor clave de la industrialización y la movilidad del país durante casi un siglo. Operó bajo la marca Cepsa hasta 2024, y su legado está profundamente arraigado en la historia energética española. Ahora, propiedad de Mubadala Investment Company y The Carlyle Group, la empresa ha resuelto cambiar su nombre comercial a Moeve, un paso que va más allá del rebranding: una declaración de intenciones y un compromiso operativo con la transición energética.
El cambio de nombre de Cepsa a Moeve simboliza el movimiento (inspirado en la palabra en inglés ‘move’, ‘moverse’) hacia fuentes renovables y la descarbonización. Es el reconocimiento corporativo de que el modelo de negocio basado en la extracción de combustibles fósiles, que ha sido pilar de la economía mundial, está siendo reemplazado por la búsqueda de soluciones energéticas sostenibles. La compañía ha internalizado la idea de que la energía del mañana no está bajo la tierra, sino en el ingenio de las moléculas verdes.
El desafío global de la descarbonización no es solo un imperativo ambiental, sino una revolución industrial.
Para alcanzar los objetivos climáticos y limitar el calentamiento global, sectores de difícil abatimiento —como el transporte aéreo, marítimo y el terrestre pesado— deben encontrar sustitutos viables e inmediatos a los combustibles fósiles. Aquí es donde entran en juego los biocombustibles, y en particular, el HVO (Aceite Vegetal Hidrotratado), la punta de lanza de la estrategia de Moeve, que se lanza a conquistar estos nuevos mercados.
El diésel renovable de Moeve aterriza en Barcelona
Moeve no se queda en la narrativa: está poniendo en marcha su ambicioso plan con hechos concretos que confirman su rol en la nueva era. La compañía ha dado un salto operativo trascendental: ha comenzado a suministrar diésel 100% renovable (HVO) en la estación de servicio que gestiona en el lado aire del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat.
¿Qué implica este hito? El poder del bio-movimiento
Este suministro convierte a Moeve en la primera compañía en España en ofrecer este biocombustible en un recinto aeroportuario, actuando como verdadero pionero de la transición en un entorno de alta exigencia logística. Pero lo más importante es a quién abastece: la estación surte a toda la flota de vehículos terrestres que operan en las pistas de aterrizaje y despegue, lo que se conoce como el lado aire. Esto incluye los vehículos de aerolíneas, empresas de handling (asistencia en tierra), y todos los servicios de apoyo.
Esto significa que, de la noche a la mañana, todas las operaciones terrestres de las aerolíneas y empresas que trabajan en el aeropuerto de Barcelona tienen la capacidad de descarbonizar su actividad sin paralizar un solo motor. Una demostración concreta de que la nueva era energética ya no pertenece al futuro, sino al presente.
Pierre-Yves Sachet, vicepresidente ejecutivo de Mobility de Moeve, explica que “Con el suministro de HVO en el Aeropuerto de El Prat comenzamos el abastecimiento de este biocombustible 2G en instalaciones aeroportuarias, un paso más dentro de nuestro firme compromiso con la sostenibilidad del sector aéreo, al que ya suministramos SAF en los principales aeropuertos españoles».
HVO: la tecnología que habilita la nueva época
El HVO es el héroe discreto de esta transición. Es un biocombustible que Moeve produce a partir de materias primas de desecho, como los aceites usados de cocina o grasas animales, fomentando la economía circular.
La ventaja clave del HVO:
- Reducción drástica de emisiones: El HVO permite reducir hasta en un 90% las emisiones de CO2 durante todo su ciclo de vida, desde la producción hasta su uso final, en comparación con el diésel tradicional. Es un combustible casi neutro en carbono, que ya está disponible.
- Solución drop-in: Su composición química es análoga a la de los combustibles fósiles. ¿El resultado? Una adopción inmediata y universal. No es necesario realizar ninguna modificación en los motores, ni en las infraestructuras de almacenamiento y distribución de los vehículos. Las flotas pueden simplemente cargar y seguir operando, logrando una descarbonización instantánea. Es la respuesta perfecta al lema de Moeve: un paso más para empezar a reducir el uso de energías fósiles.
Una batería de vitaminas: la sorprendente tecnología biológica para reemplazar al litio
La fábrica del futuro: el eje de producción en Huelva
Para asegurar la continuidad de este ambicioso proyecto —y para confirmar que el adiós a los dinosaurios fósiles es definitivo—, Moeve no solo se enfoca en el suministro, sino también en la producción. El HVO que llega a El Prat nace en el parque energético La Rábida, en Palos de la Frontera (Huelva), donde la compañía transforma las materias primas biológicas en energía de alto valor.
Pero la visión de Moeve va mucho más allá de las capacidades actuales. Junto a Bio-Oils, la compañía está construyendo el mayor complejo de biocombustibles del sur de Europa. Este complejo tendrá una capacidad de producción anual masiva: un millón de toneladas de HVO y SAF (Combustible Sostenible de Aviación), garantizando el suministro a sus clientes en el transporte terrestre, marítimo y aéreo.
La meta de Moeve es audaz: convertirse en un referente de la transición energética en esta década, liderando la producción de combustibles renovables en España y Portugal con una capacidad anual prevista de 2,5 millones de toneladas.
El fin de la vergüenza cósmica
La ciencia también supo expresar este contraste entre el pasado fósil y el futuro biológico. Neil deGrasse Tyson, considerado por muchos como el mayor divulgador científico de la actualidad, dijo en 2012 que: «Si los extraterrestres nos visitaran, me daría vergüenza decirles que todavía desenterramos combustibles fósiles como fuente de energía.»
Si los extraterrestres nos observan hoy, verán que al menos una de las mayores empresas energéticas del sur de Europa ya no basa su futuro en desenterrar restos orgánicos prehistóricos. Verán, en cambio, la sofisticación de la economía circular y la ingeniería molecular suministrando combustible de bajas emisiones a los motores que mueven nuestra civilización.
