En las entrañas del sudeste brasileño, donde el hierro y el níquel trazan su camino desde las minas hasta el mar, se gesta una transformación silenciosa pero potencialmente histórica. Allí, sobre los rieles de la centenaria línea Vitória-Minas, una locomotora podría pronto rugir no con el diésel tradicional, sino con bioetanol, el mismo combustible que desde hace décadas impulsa millones de automóviles en las rutas de Brasil. La escena suena futurista, pero ya está en marcha: se trata del proyecto conjunto entre la minera Vale y la empresa estadounidense Wabtec Corporation, que promete redefinir los límites de la movilidad ferroviaria con una apuesta clara por la descarbonización.
Un giro técnico en la transición energética ferroviaria
El corazón de esta innovación late en el motor dual-fuel que están desarrollando ambas compañías. Esta tecnología, conocida también como flex-fuel, permitirá a las locomotoras operar indistintamente con diésel puro o con una mezcla de diésel y etanol, una combinación inédita en el mundo ferroviario. Según detallaron Vale y Wabtec, los estudios se encuentran en fase de validación de concepto en laboratorios de Brasil, Estados Unidos y Austria, con pruebas centradas en el rendimiento energético, la reducción de emisiones y la proporción ideal de sustitución entre combustibles.
Aunque los primeros ensayos apuntan a una mezcla que reemplace hasta el 50% del diésel por etanol, el objetivo final es aún más ambicioso: lograr motores capaces de funcionar al 100% con bioetanol. La fase productiva de estas locomotoras se estima para 2028, y su implementación inicial se dará en los trenes de la red EFVM, que recorren 905 kilómetros entre los estados de Minas Gerais y Espírito Santo.
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Vale y Wabtec: dos gigantes con visión sostenible
Detrás de este desarrollo están dos actores clave del entramado industrial global. Vale, una de las principales compañías mineras del mundo, no solo destaca por su volumen de producción de hierro y níquel, sino también por su infraestructura logística integrada, que abarca casi 2.000 kilómetros de vías férreas y 10 puertos en distintos continentes. En 2024, su red ferroviaria fue responsable del 14% de las emisiones de carbono de la empresa, un dato que refuerza la urgencia por encontrar alternativas limpias.
“Las iniciativas innovadoras como estas, para la adopción de combustibles alternativos en nuestras locomotoras, son parte del compromiso de Vale de acelerar la descarbonización de nuestra red ferroviaria”, declaró Carlos Medeiros, vicepresidente ejecutivo de operaciones. Desde 2020, Vale se comprometió a reducir en un 33% sus emisiones absolutas (alcances 1 y 2) hacia 2030, con el horizonte puesto en alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, en sintonía con el Acuerdo de París.
Por su parte, Wabtec Corporation —firma estadounidense con más de 155 años de trayectoria en el sector ferroviario— lidera la transición hacia soluciones tecnológicas más sostenibles en transporte ferroviario, marítimo e industrial. Según su presidente regional Danilo Miyasato, “por primera vez, Wabtec utilizará etanol como fuente energética en una locomotora, un hito para la industria ferroviaria global”.
Adaptaciones técnicas: transformar sin perder potencia
El uso de etanol en motores ferroviarios no es simplemente una cuestión de recarga. Implica una serie de adaptaciones específicas que van desde ajustes en el sistema de inyección hasta la modificación de tanques de almacenamiento. Daniela Ornelas, vicepresidenta de producto en Wabtec, explicó que estas modificaciones permitirán mantener el rendimiento operativo de los trenes, una condición fundamental en el transporte pesado de minerales o pasajeros.
El etanol, ampliamente disponible en las regiones Centro-Oeste y Sudeste de Brasil, representa una alternativa lógica y escalable. João Turchetti, director de ingeniería de descarbonización en Vale, dijo en tono optimista que “si el biocombustible ya se utiliza de forma extendida en vehículos a gasolina, su expansión al diésel ferroviario es un paso natural”.
Brasil y el etanol: una historia de largo aliento
Brasil no parte de cero en esta carrera. Es el mayor productor mundial de caña de azúcar y uno de los pioneros en la masificación del uso del etanol como combustible automotor. Desde el Programa Proálcool de los años 70 hasta los actuales sistemas flex-fuel en automóviles, el país ha construido una matriz energética renovable que ahora busca extender al ferrocarril. La escala y la experiencia acumuladas en la producción, distribución y consumo de etanol son activos clave para la viabilidad de esta innovación.
Proyección y próximos pasos: de 25% biodiésel a 100% etanol
Este no es el primer paso de Vale y Wabtec en la senda de los biocombustibles. En marzo pasado, la minera firmó un contrato para adquirir 50 locomotoras de la serie Evolution, ya equipadas para operar con hasta 25% de biodiésel mezclado con diésel. La ambición del nuevo proyecto es ir más allá, no solo aumentando ese porcentaje, sino explorando combustibles alternativos como el etanol en versiones puras o combinadas.
Los estudios actuales, previstos hasta 2027, determinarán si el sistema de tracción dual es viable para una implementación a gran escala. De confirmarse su eficacia, el inicio de la producción y despliegue operativo comenzaría en 2028, marcando un antes y un después en la historia del transporte ferroviario sustentable.


