Las empresas de ropa, especialmente aquellas vinculadas a actividades deportivas y de outdoor, vienen mostrando interés en por encontrar rápidamente materiales renovables para sus productos. En este sentido, Reebok ha elegido el maíz como el material base preferido para la fabricación de próximas zapatillas deportivas, como parte de su iniciativa Corn + Cotton.
La parte superior del calzado estará hecha de algodón orgánico, que no es algo fuera de lo común para una zapatilla casual, como el modelo Reebok Classic, sobre el cual se diseñó el nuevo calzado a base de maíz. Y aunque las suelas suelen estar hechas de materiales derivados del petróleo, en este caso el producto sostenible derivado del maíz será el encargado de reemplazarlos.
Leer también
Bioplásticos amenazan la apuesta de la industria petrolera
Bill McInnis, director del laboratorio de innovaciones de la compañía, dijo que ha estado trabajando durante al menos cinco años en este proyecto. El aspecto del algodón de la zapatilla es «fácil de resolver», dijo. Pero encontrar el material para la suela fue una historia diferente. «Analizamos varias opciones sostenibles diferentes, como el corcho», informó.
Hay varias razones por las que el maíz satisfizo todos los requisitos. Por un lado, el maíz rico en almidón que Reebok está utilizando no es el mismo maíz dulce que encontrarías en una barbacoa de verano, por lo que el material no es una fuente de alimento para las personas. Se trata de la variedad conocida como «amarillo dentado» y se usa generalmente con fines industriales, como forraje, harinas o incluso en la producción de otros materiales como ácido poliláctico, que se pueden encontrarse en envases y otros artículos de plástico.
Las suelas de los zapatos están hechas de un material llamado Susterra Propanodiol, que es producido por DuPont Tate & Lyle Bio Products, a partir de los granos de maíz. McInnis informa que el proceso de fabricación de Susterra implica hervir y fermentar el maíz, así como el uso de «microorganismos patentados» en las condiciones adecuadas. Susterra trabaja en gran variedad de productos industriales, desde adhesivos y fluidos refrigerantes hasta paneles solares, según la fórmula.
El calzado es completamente biodegradable al final de su ciclo de vida ya que tanto la parte superior elaborada con algodón orgánico, como la suela hecha a partir de maíz son compostables. McInnis agrega que eso no debería afectar la durabilidad general del zapato. «Están sujetos a las mismas pruebas que aplicamos a cualquiera de nuestros otros productos».
Leer también
El “secreto mejor guardado” de Europa: su floreciente bioeconomía
En definitiva, la iniciativa apunta a limpiar una industria en la que el calzado con frecuencia termina en los basurales. «Si nos fijamos en todo el proceso de fabricación del calzado y en todo su ciclo de vida, no es de los más ecologicos», sostiene McInnis.
Reebok no es la única gran empresa de calzado que trata de aumentar los esfuerzos para el calzado sostenible . Nike se ha enfocado más en su programa Grind, en el que reconstituye las viejas zapatillas en cosas como nuevos zapatos, prendas de vestir y hasta pistas de atletismo. Adidas (la compañía matriz de Reebok) también ha lanzado algunos productos de calzado sostenibles, incluyendo la línea Terrex, que está hecha a partir del reciclado de plásticos rescatados del mar, y la línea Futurcraft Silhouette, que está hecha a base de biopolímeros de seda.
Reebok, sin embargo, tiene la intención de expandir su línea Corn + Cotton con más zapatillas deportivas de alto rendimiento.


