martes, marzo 25, 2025
 

Granos forrajeros germinados: ¿el futuro de la nutrición ganadera?

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En la búsqueda de soluciones innovadoras para enfrentar los desafíos climáticos y económicos que afectan a la industria láctea, los productores ganaderos están recurriendo cada vez más a una práctica milenaria: el cultivo de granos forrajeros germinados.

Este proceso implica la germinación de granos como cebada, trigo u avena en bandejas plásticas durante siete días, lo que resulta en un alimento fresco y altamente nutritivo para el ganado.

Aunque la producción de granos forrajeros germinados puede no ser económica ni sencilla, sus beneficios potenciales son significativos. Según la investigación del profesor Bradley Heins, del West Central Research Center de la Universidad de Minnesota, este sistema ofrece una fuente de alimento fresco y rico en nutrientes para el ganado, independientemente de las condiciones climáticas. Además, puede ser cultivado en espacios reducidos, lo que lo hace especialmente atractivo para los productores con limitaciones de espacio.

Pero la clave del éxito no radica solo en la germinación de los granos, sino también en los cuidados y procesos meticulosos que se deben seguir para garantizar la calidad y seguridad del alimento para el ganado.

Antes de iniciar el proceso de germinación, es crucial lavar las semillas para eliminar la suciedad y la paja, y luego remojarlas en agua tibia durante 12 a 24 horas para inducir la germinación. Además, se requiere el uso de bandejas limpias en cada ciclo de producción de semillas. Aunque se pueden utilizar productos como lejía, vinagre o peróxido de hidrógeno para limpiar las bandejas y evitar el crecimiento de moho, el riesgo de que aparezca siempre estará presente.

El control de la temperatura ambiente es otro factor crítico para el éxito del cultivo de granos forrajeros germinados. Se debe mantener una temperatura constante entre 18°C y 21°C, con una humedad del 50 al 60 por ciento, para favorecer el crecimiento de los brotes. Sin embargo, mantener estas condiciones puede ser un desafío en sí mismo.

Además, es fundamental calcular la cantidad de alimento a producir diariamente en función de las necesidades de los animales. Por ejemplo, una vaca lechera consume aproximadamente el 3 por ciento de su peso corporal en alimento diario. Por lo tanto, una vaca de 450 kg necesitaría alrededor de 13 kg de alimento fresco por día. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el forraje germinado no cumple con todos los requisitos nutricionales del ganado, por lo que es necesario complementarlo con heno o ensilaje para proporcionar la materia seca necesaria.

En un estudio realizado en el West Central Research Center, se comparó el rendimiento de los granos forrajeros germinados de cebada, avena, trigo, centeno y triticale. Se observaron diferencias significativas en los niveles de materia seca, proteínas y fibra entre las diferentes especies de granos. Por ejemplo, la cebada produjo la menor cantidad de materia seca, mientras que la avena y el triticale produjeron mayores cantidades. Además, se encontraron diferencias en los niveles de proteínas, con la cebada y el triticale mostrando los niveles más altos.

Estos hallazgos sugieren que la elección del grano forrajero germinado adecuado puede influir significativamente en la calidad y la cantidad de alimento producido, así como en su valor nutricional para el ganado. Por lo tanto, es importante realizar una evaluación cuidadosa de las opciones disponibles y considerar los costos y beneficios asociados con cada una.

Heins también realizó un análisis económico sobre la producción de forraje. Tras considerar el costo de las semillas, la iluminación, la mano de obra y los nutrientes necesarios para su cultivo, se estima que el costo por tonelada alcanzaría aproximadamente los 100 dólares, equivalente a unos 800 dólares por tonelada de materia seca, excluyendo los gastos de capital. Esto sugiere que, al menos por el momento, el cultivo de forraje podría resultar viable en áreas donde el precio de la tierra es elevado o donde no se dispone de fuentes locales o económicas de forraje de calidad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta situación puede cambiar rápidamente.

 
 
 

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