lunes, marzo 17, 2025
 

Coca-Cola apuesta a la inteligencia artificial para crear cultivares de caña de azúcar resistente a la crisis climática

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Coca-Cola acaba de dar un paso estratégico en la búsqueda de una cadena de suministro más resiliente al invertir en Avalo, una startup de biotecnología que utiliza inteligencia artificial de última generación para desarrollar cultivos con mayor resiliencia climática. A través de una inyección de capital de 11 millones de dólares, Avalo acelerará la creación de nuevas variedades de caña de azúcar con menor dependencia de agua y fertilizantes nitrogenados, un avance clave para el futuro de esta industria.

Pero la caña de azúcar es solo el comienzo. La tecnología de Avalo también se está aplicando en cultivos como algodón, arroz, caucho y brócoli, con el objetivo de reducir insumos agrícolas y aumentar la eficiencia productiva.

¿Cómo funciona esta revolución genética y qué significa para el futuro de la agricultura?

Inteligencia artificial al servicio de la genética: la tecnología que cambia las reglas del juego

Históricamente, el mejoramiento genético de cultivos ha sido un proceso lento y costoso. Crear una nueva variedad de caña de azúcar podía tomar más de 12 años debido a su compleja genética y largos ciclos de crecimiento. Avalo promete reducir ese tiempo a solo 5 o 6 años gracias a una metodología disruptiva basada en inteligencia artificial.

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Su plataforma, denominada Gene Discovery by Informationless Perturbation (GDIP), se basa en un enfoque de aprendizaje automático interpretable, desarrollado a partir de los estudios de la profesora Cynthia Rudin en inteligencia artificial. Esta tecnología permite identificar con precisión los genes responsables de rasgos clave, como resistencia a sequías o eficiencia en el uso de nitrógeno, sin necesidad de analizar grandes volúmenes de datos históricos.

A diferencia de los tradicionales estudios de asociación del genoma (GWAS), que buscan correlaciones genéticas con ciertos rasgos, el modelo de Avalo analiza el genoma en su totalidad y determina qué genes tienen mayor impacto en cada característica deseada. Esto permite acelerar la selección de variedades con ventajas agronómicas sin recurrir a modificaciones genéticas artificiales.

«Mientras los métodos convencionales identifican correctamente solo un 15-20% de los genes relevantes para un rasgo específico, nuestro modelo alcanza una precisión superior al 90%.» – Mariano Álvarez, cofundador de Avalo.

Caña de azúcar más resiliente: el objetivo de Coca-Cola

La inversión de Coca-Cola Europacific Partners (CCEP) en Avalo tiene un propósito claro: garantizar el abastecimiento de azúcar y reducir las emisiones de carbono de su cadena de valor. La caña de azúcar es un cultivo altamente sensible a la falta de agua y fertilizantes nitrogenados, que a su vez es la mayor contribución a la huella de carbono.

Uno de los casos más críticos se da en Australia, donde la industria azucarera australiana esta valuada en 2.000 millones de dólares y enfrenta crecientes desafíos por sequías y plagas.

Aquí es donde entra en juego Avalo. Gracias a su tecnología, la startup busca desarrollar variedades de caña que requieran menos agua y fertilizantes, reduciendo el impacto ambiental y aumentando la resiliencia de los productores ante eventos climáticos extremos.

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Según Avalo, su modelo no solo ayudará a adaptar la caña de azúcar a condiciones climáticas más adversas, sino que también podría expandir su cultivo a nuevas regiones menos vulnerables.

Más allá de la caña: algodón, arroz, caucho y hasta brócoli

Si bien la alianza con Coca-Cola tiene el foco en la caña de azúcar, Avalo está aplicando su tecnología a una variedad de cultivos estratégicos:

  • Algodón resistente a la sequía: Texas, el mayor productor de algodón de EE.UU., ha sufrido sequías devastadoras en los últimos años. Avalo está desarrollando variedades que puedan crecer con menos agua y fertilizantes, lo que permitiría cultivos más sustentables y menos dependientes de insumos externos.
  • Arroz optimizado: Uno de los alimentos básicos más consumidos en el mundo podría beneficiarse con variedades de mayor rendimiento y menor impacto ambiental.
  • Caucho de diente de león: Avalo trabaja en una fuente alternativa de caucho a partir del látex producido en las raíces de ciertas especies de diente de león. Este desarrollo permitiría establecer cultivos de caucho en zonas templadas de EE.UU., reduciendo la dependencia de plantaciones tropicales que impulsan la deforestación.
  • Brócoli de crecimiento acelerado: Gracias a su tecnología genética, Avalo ha logrado reducir el ciclo de crecimiento del brócoli de 45 a solo 37 días, permitiendo hasta seis cosechas anuales en lugar de cuatro. Este avance no solo aumenta la rentabilidad de los productores, sino que también podría eliminar la necesidad de pesticidas, ya que el cultivo crece demasiado rápido para que las plagas completen su ciclo de vida.

Un modelo de negocio innovador: de la genética al campo

A diferencia de otras startups de biotecnología agrícola, Avalo no se limita a vender semillas, sino que opera bajo un modelo de producción y comercialización compartida.

Por ejemplo, en el caso de la caña de azúcar, la compañía planea trabajar con agricultores ofreciéndoles semillas mejoradas a menor costo y asesoramiento agronómico. A cambio, Avalo comparte las ganancias de la venta del azúcar producido con estas nuevas variedades.

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Este enfoque permite garantizar la adopción de cultivos más sostenibles sin trasladar el costo inicial a los productores, lo que acelera la transición hacia una agricultura más eficiente y resiliente.

Un futuro más resiliente para la agricultura global

En un contexto donde la agricultura enfrenta desafíos sin precedentes por el cambio climático y la presión ambiental, el modelo de Avalo representa una oportunidad única para transformar el sector sin recurrir a modificaciones genéticas artificiales.

La apuesta de Coca-Cola por esta tecnología marca un cambio de paradigma en la producción de insumos agrícolas, donde la inteligencia artificial no solo acelera el desarrollo de cultivos más resistentes, sino que también optimiza la rentabilidad de los productores y reduce el impacto ambiental.

Si Avalo logra escalar su tecnología y expandir su presencia en otros cultivos clave, podría redefinir el futuro de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad agrícola en las próximas décadas.

La pregunta ya no es si la inteligencia artificial cambiará la agricultura, sino cuándo veremos sus efectos a gran escala. Y todo indica que ese momento está mucho más cerca de lo que imaginamos.

 
 
 

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