En una escena que parece rendir homenaje a la época colonial, cuando las mercancías surcaban los océanos impulsadas solo por el viento, un moderno buque naranja —el Bow Olympus— atraviesa el Atlántico liderando una nueva revolución en el transporte marítimo. Pero esta vez, la travesía no solo depende de las velas: la innovación combina la fuerza del viento con biocombustibles, ofreciendo una solución realista para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Una proeza técnica: el buque con velas y biocombustible que desafía los mares
El Bow Olympus, perteneciente a la flota de Odfjell Tankers, no es un barco cualquiera. Equipa cuatro velas de succión de 22 metros de altura —tecnología conocida como rotor sails o suction sails— que aprovechan incluso vientos ligeros para propulsar la nave. Estas velas, además de generar energía propulsora, ayudan a estabilizar el buque y reducir el balanceo.
¿Cómo funcionan las velas de succión?
A diferencia de las velas tradicionales, las suction sails o velas de succión utilizan un principio físico llamado efecto Magnus. Estas velas tienen forma de grandes cilindros verticales que giran sobre su eje. Al rotar, interactúan con el viento creando una diferencia de presión entre los lados opuestos del cilindro, lo que genera una fuerza lateral que impulsa al buque hacia adelante.
Además, las versiones más avanzadas —como las instaladas en el Bow Olympus— incorporan sistemas que succionan aire desde el lado de baja presión, amplificando el efecto y permitiendo obtener propulsión incluso con vientos suaves o en ángulos poco favorables.
Entre sus ventajas, estas velas:
- Reducen el consumo de combustible hasta un 40%.
- Pueden operar en diversas condiciones de viento.
- Ayudan a estabilizar el buque.
- No requieren reemplazar los motores tradicionales, funcionando como complemento.
Gracias a esta tecnología, el Bow Olympus consigue aprovechar el viento de una manera revolucionaria y eficiente, fusionando lo mejor de la navegación antigua y la innovación actual.
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Lo extraordinario de esta embarcación es su enfoque dual: mientras el viento contribuye significativamente al movimiento, el motor opera con un biocombustible 100% sostenible derivado de residuos certificados. Esta combinación le ha permitido reducir en un 85% la intensidad de emisiones de GEI en comparación con los combustibles fósiles tradicionales. Un logro que no solo cumple, sino que supera, los objetivos climáticos de la Unión Europea y la Organización Marítima Internacional proyectados hasta 2044.
Cifras que hablan por sí solas
Durante su travesía, el Bow Olympus logró ahorros diarios de hasta cinco toneladas de combustible, lo que se traduce en una reducción de 15 toneladas diarias de CO₂. En ciertas secciones del recorrido, la eficiencia del sistema permitió disminuir hasta un 40% el consumo de combustible.
“Los resultados han superado nuestras expectativas”, afirmó Erik Hjortland, vicepresidente de Tecnología de Odfjell. “Incluso con condiciones de viento lejos de ser ideales, las velas ofrecieron una mejora de eficiencia energética del 15 al 20%. Este tipo de innovaciones son las que realmente mueven la aguja hacia las emisiones netas cero.”
Inteligencia artificial al servicio del viento
El éxito del buque con velas y biocombustible no solo depende de la mecánica. Un sistema de navegación asistido por inteligencia artificial (IA) permitió al Bow Olympus optimizar su ruta para maximizar el uso del viento. Este sistema ajustó el recorrido en tiempo real, garantizando el mejor aprovechamiento de las condiciones climáticas.
Tecnología comprobada, futuro abierto
Odfjell no es nueva en la búsqueda de eficiencia. En la última década, la empresa ha instalado más de 140 dispositivos de ahorro energético en su flota, logrando una mejora del 53% en la intensidad de carbono respecto a los niveles de 2008. Sin embargo, como muchas navieras, ya ha alcanzado el límite de lo que las mejoras convencionales pueden ofrecer.
Ahora, el enfoque está puesto en tecnologías disruptivas como la propulsión eólica y el cambio de combustibles. La elección del biocombustible para esta travesía no es casual: demuestra que la descarbonización no requiere esperar a futuros combustibles aún no disponibles, sino que puede realizarse hoy con opciones sostenibles y compatibles con la infraestructura actual.
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Más que un experimento: una hoja de ruta creíble
Al completar este viaje transatlántico, el Bow Olympus no solo ha probado una teoría, sino que mostró que es posible operar buques con velas y biocombustible con una huella de carbono casi nula. Además, lo hizo sin requerir modificaciones técnicas costosas ni nuevos diseños de buques.
“Ahora analizaremos los datos recabados y evaluaremos los próximos pasos. Aunque aún existen variables por resolver —como condiciones meteorológicas, rutas comerciales y configuraciones de buques—, estamos convencidos de que hemos trazado una ruta creíble hacia la neutralidad de carbono”, concluyó Hjortland.
Volver al viento para avanzar hacia el futuro
En una era donde la sostenibilidad ya no es una opción sino una necesidad, el Bow Olympus simboliza una nueva visión para el transporte marítimo global. Una en la que la sabiduría del pasado —el viento como fuerza motriz— se combina con las tecnologías más avanzadas y combustibles sostenibles para transformar la manera en que el mundo mueve sus mercancías.
Como en los días de los grandes galeones, el viento vuelve a llevarnos adelante. Pero esta vez, con una misión mucho más grande: cuidar el planeta mientras navegamos hacia el futuro.
