viernes, noviembre 14, 2025
 

De la nutrición balanceada a la nutrición avanzada: la nueva sinergia del suelo

La ciencia agronómica evoluciona hacia una nutrición más inteligente, donde la biología y la química actúan en conjunto para mejorar la eficiencia y mantener vivo el suelo.

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Durante gran parte del siglo pasado, la agricultura se apoyó en un principio simple pero poderoso: la nutrición balanceada. Aprendimos a medir, reponer y equilibrar los nutrientes del suelo como si se tratara de una ecuación química. Nitrógeno, fósforo, azufre, zinc: cada elemento ocupaba su lugar en una receta que buscaba sostener el rendimiento y, a la vez, mantener la fertilidad de los suelos. Fue un avance decisivo. La química había dado al agro las herramientas para producir más y mejor.

Pero la ciencia nunca se detiene. Con el tiempo empezamos a comprender que debajo de ese equilibrio aparente existía un mundo mucho más complejo. El suelo no era solo un soporte físico ni un depósito de nutrientes: era un ecosistema vivo, en constante interacción. Allí, millones de microorganismos actúan como mediadores invisibles del crecimiento vegetal, transformando compuestos, liberando energía, haciendo disponible aquello que las plantas no pueden obtener por sí mismas. Ese descubrimiento abrió una nueva dimensión en la manera de pensar la fertilización.

Si la nutrición balanceada buscaba reponer lo que el cultivo extrae, la nutrición avanzada propone algo más ambicioso: activar los procesos biológicos que permiten aprovechar mejor esos mismos nutrientes.
El paso de la nutrición balanceada a la avanzada no implica un quiebre, sino una sinergia. No hay sustitución, sino colaboración. La biología no viene a reemplazar a la química, sino a dialogar con ella. En lugar de contraponer lo sintético y lo biológico, la ciencia busca combinarlos para lograr una mayor eficiencia, menor pérdida y un uso más inteligente de los recursos.

Ese fue precisamente el espíritu de la reciente presentación de Mosaic Biosciences en Buenos Aires, junto a Bunge y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). La compañía, que desde hace una década impulsa el uso de fertilizantes minerales de alta eficiencia, presentó ahora una nueva línea de soluciones biológicas orientadas a complementar la nutrición tradicional. El encuentro giró en torno a ese concepto de frontera: una fertilización que une el conocimiento químico con la potencia biológica del suelo.

La propuesta es tan simple como poderosa. La nutrición avanzada parte de una base mineral sólida —el equilibrio de nutrientes que la agronomía conoce y domina— y la amplifica mediante microorganismos seleccionados que actúan como catalizadores naturales. En lugar de sumar más cantidad, se busca multiplicar la eficiencia de lo que ya está disponible. La biología hace que los fertilizantes trabajen mejor, ayudando a solubilizar nutrientes, estimular el desarrollo radicular y fortalecer la salud general del cultivo.

En la práctica, esa integración se traduce en complementos microbianos que funcionan como promotores del crecimiento vegetal. Se trata de bacterias benéficas —principalmente del género Bacillus— capaces de solubilizar fósforo, estimular el desarrollo radicular y favorecer la captación de nutrientes. La verdadera innovación radica en haber logrado que esos microorganismos mantengan su vitalidad fuera del laboratorio, en las condiciones cambiantes del campo, y que puedan aplicarse con la misma facilidad que cualquier fertilizante tradicional.

Con ese propósito, Mosaic presentó en la Argentina PowerCoat y BioPath (ver Mosaic Biosciences presentó en Argentina una nueva línea de biológicos para potenciar la nutrición de cultivos), dos nuevos productos biológicos diseñados para integrarse fácilmente a los esquemas de fertilización existentes. Son soluciones complementarias, pensadas para trabajar en conjunto con los nutrientes tradicionales, sin alterar la logística ni las prácticas habituales del productor. La base de la innovación no está en cambiar lo que se hace, sino en hacerlo más eficiente.

Los resultados de campo obtenidos durante tres años de ensayos en distintas regiones del país, en colaboración con el INTA y universidades, mostraron incrementos de rendimiento promedio de cinco quintales por hectárea en maíz, dos en soja y cuatro en trigo, con una alta frecuencia de respuestas positivas. Más allá de los números, lo que destaca de este avance es su coherencia científica y su sencillez operativa: una tecnología basada en procesos biológicos complejos que, para el productor, se traduce en una aplicación simple y directa.

En esa integración radica el verdadero sentido de la nutrición avanzada. El fertilizante mineral aporta la base de nutrientes; el componente biológico activa los mecanismos naturales que los hacen más disponibles y aprovechables. Es una sinergia: no hay sustitución, sino cooperación. La planta recibe más de lo que cada parte, por separado, podría ofrecer. Y el suelo, lejos de ser un simple soporte, se convierte en un espacio activo donde la química y la biología trabajan juntas.

Esa visión expresa un principio más amplio que atraviesa toda la bioeconomía: usar los procesos naturales como aliados de la innovación. Lo vemos en los biocombustibles, en los biomateriales, en los alimentos y ahora también en la fertilización. En todos los casos, la ciencia busca lo mismo: producir más con menos, reduciendo el impacto y aumentando la eficiencia.

La nutrición avanzada encarna esa lógica. Representa la madurez de una agricultura que ya no se limita a corregir deficiencias, sino que entiende que el suelo puede ser estimulado para trabajar mejor. Es una evolución silenciosa, impulsada por el conocimiento y sostenida por la evidencia. Una alianza entre lo biológico y lo mineral que redefine el concepto de productividad.

Porque en definitiva, fertilizar ya no es solo aportar nutrientes. Es activar vida. Es coordinar, con ciencia, lo que la vida del suelo ya sabe hacer y lo que la nutrición mineral puede potenciar. Cuando esos dos lenguajes se alinean, la agricultura gana en precisión y en resultados sin forzar al sistema. Mayor producción, la misma tierra — más viva.

 
Emiliano Huergo
Emiliano Huergo
Apasionado por el potencial transformador de la bioeconomía. Director de BioEconomía.info, promotor de iniciativas que integran innovación, equidad y sostenibilidad. 👉 Ver perfil completo
 
 

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