Las redes de calor con biomasa están emergiendo como una solución prometedora para abordar el cambio climático y combatir la pobreza energética. Estos sistemas centralizados de climatización distribuyen energía térmica generada con biomasa desde una central de generación hasta diversos puntos de consumo, que pueden ser hogares, edificios de viviendas, edificios públicos o industrias.
Una de las razones por las que las redes de calor con biomasa son interesantes radica en su capacidad para reducir las emisiones de CO2 en entornos urbanos. Reemplazar numerosas chimeneas de calderas independientes que utilizan combustibles fósiles, muchas de las cuales son obsoletas o tienen un mantenimiento insuficiente, por una red de calor moderna de energía renovable bien gestionada, permite un estricto control de emisiones y contribuye a la eficiencia, rentabilidad y sostenibilidad ambiental.
Conocidos en inglés como ‘district heating’, estos sistemas producen energía térmica en unas instalaciones centralizadas y la distribuyen hasta los usuarios mediante un conjunto de tuberías ‘preaisladas’, generalmente subterráneas, a través de un fluido que suele ser agua caliente. Este sistema garantiza una mejor eficiencia energética y calidad de servicio que el que ofrecen las instalaciones individuales, además de permitir la utilización eficiente de la energía térmica y de fuentes renovables, como la biomasa, fácil de integrar, fiable y flexible.
Aun utilizando el mismo biocombustible, la generación de energía térmica centalizada logra una reducción de emisiones respecto a las que emitirían el mismo número de instalaciones individuales a las que sustituiría dicho sistema. Además, la central está provista de elementos altamente eficaces —filtros de mangas, por ejemplo—, con lo que se puede controlar de forma mucho más precisa la posible contaminación.

Según el último informe de la Asociación Española de la Biomasa (Avebiom), en 2022 se pusieron en funcionamiento 17 nuevas redes de calor con biomasa, lo que representa un aumento del 3,7% en comparación con el año anterior. En total, ya hay 479 instalaciones en funcionamiento en España. Además, la potencia de estas redes también ha experimentado un aumento del 10,1%, alcanzando los 462 MW.
El informe destaca que el tipo de biomasa más utilizado en estas redes es la astilla, seguida del orujillo y los pellets. En conjunto, las redes de calor y frío con biomasa consumen alrededor de 200.000 toneladas de biocombustibles al año.
Aunque el número de instalaciones sigue creciendo cada año, Averió señala que aun queda mucho espacio para aprovechar el enorme potencial de recursos biomásicos de España. A pesar de ello, las redes de calor con biomasa continúan desempeñando un papel importante en la descarbonización de la economía y en el aumento de la independencia energética del país.
En términos de distribución geográfica, Cataluña y Castilla y León se destacan por tener el mayor número de redes y potencia instalada. Cataluña cuenta con 218 instalaciones, que representan el 45,5% de todas las redes inventariadas, con una potencia de 93,5 MW. Mientras tanto, en Castilla y León se han contabilizado 69 redes con una potencia instalada de 141,5 MW, lo que representa más del 30% de la potencia total en España.
Cataluña y Castilla y León han seguido estrategias de promoción diferentes para el desarrollo de las redes de calor con biomasa. En Cataluña, las diputaciones provinciales y los consells comarcals han impulsado la construcción de redes en pequeños municipios, conscientes de la gestión y aprovechamiento de sus recursos forestales. Por otro lado, en Castilla y León, la empresa pública SOMACYL, a través de convenios con municipios interesados, y la iniciativa privada han liderado proyectos de gran envergadura en las capitales de provincia y otras localidades.
Es importante mencionar que solo diez redes de calor con biomasa ofrecen también refrigeración, y de estas, cuatro se encuentran en las Islas Baleares.
En cuanto al futuro de las redes de calor con biomasa en España, empresas y promotores continúan avanzando con nuevos proyectos en distintas ciudades. Avebiom considera que existe un campo interesante para aumentar la eficiencia y reducir el consumo de energía primaria mediante la hibridación de la biomasa con otras tecnologías renovables y la incorporación de calor residual industrial en las redes existentes y de nueva construcción.
En resumen, las redes de calor con biomasa están desempeñando un papel cada vez más relevante en la descarbonización y la transición hacia una economía más sostenible en España. Aunque el crecimiento de estas redes aún no alcanza todo su potencial, se espera que su expansión continúe, especialmente si se establece un marco normativo específico y se implementan medidas que fomenten su desarrollo y utilización más amplia. Con el uso de biomasa como fuente de energía renovable, estas redes tienen el potencial de contribuir significativamente a la reducción de emisiones y a la lucha contra el cambio climático.


