En una movida estratégica, el gigante del comercio de materias primas, Trafigura Group, ha cerrado un acuerdo para adquirir las operaciones europeas del productor de biodiesel Greenergy. Esta adquisición se enmarca en los esfuerzos de Trafigura por capitalizar la reciente volatilidad en los mercados energéticos e invertir en activos que se beneficien de la transición global lejos de los combustibles fósiles.
El acuerdo, cuyos detalles financieros no fueron revelados, incluye las instalaciones de fabricación de biodiesel de Greenergy en Teesside e Immingham, Reino Unido, y sus operaciones en Ámsterdam, Países Bajos.
Greenergy, reconocida por su importante negocio de distribución mayorista de combustibles viales, suministró aproximadamente 14 mil millones de litros de combustible a minoristas independientes y cadenas de supermercados el año pasado. Esta adquisición, según Trafigura, representa una expansión significativa de sus capacidades existentes en biocombustibles y suministro de combustibles, posicionando a la empresa para capitalizar la creciente demanda de fuentes de energía alternativas.
La incursión de Trafigura en el sector de los biocombustibles marca un cambio notable de enfoque desde sus operaciones tradicionales en petróleo crudo y productos derivados del petróleo. Aunque la compañía transportó más de un millón de toneladas de biocombustibles en 2023, sus envíos de petróleo crudo superaron los 136 millones de toneladas. Además, Trafigura tiene una presencia sustancial en el sector minorista de combustibles a través de su propiedad de Puma Energy, uno de los mayores minoristas de combustibles en África y América Latina.
Esta movida de Trafigura refleja la tendencia creciente entre los principales actores de la industria energética de explorar alternativas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente a los combustibles fósiles tradicionales. Varo Energy, respaldada por Vitol Group, también está invirtiendo en una planta de combustible sostenible en Rotterdam en colaboración con Gunvor Group.
En Europa, existen obligaciones regulatorias para que las naciones incorporen un cierto porcentaje de biocombustible en los combustibles viales. Este biocombustible puede derivarse de diversas fuentes, como aceite de colza, soja e incluso materiales de desecho como grasas animales y aceite de cocina usado. La industria ha avanzado significativamente en los últimos años al cambiar hacia el uso de productos de desecho para mitigar las preocupaciones sobre la falsa dicotomía entre alimentos y combustibles que afectó los primeros años de la industria.