En un paso decisivo hacia la sostenibilidad, FS, uno de los mayores productores de bioetanol de cereal y alimentos para la nutrición animal en Brasil, ha confirmado la viabilidad geológica para la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) en el subsuelo, lo que permitirá la producción del primer bioetanol carbono negativo del mundo. Este avance fue anunciado por el Ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira, durante la 3ª reunión del Grupo de Trabajo de Transición Energética del G20, celebrada en Minas Gerais.
FS completó estudios técnicos que demuestran condiciones geológicas adecuadas para inyectar CO2 emitido en la fase de fermentación de la producción de biocombustibles. Esto posiciona a la compañía para ser la primera productora de etanol con una huella de carbono negativa y la primera en desarrollar la tecnología BECCS (bioenergía con captura y almacenamiento de carbono) fuera de los Estados Unidos.
La adopción de esta tecnología evitará la liberación de aproximadamente 423 mil toneladas de CO2 anuales en la operación de la industria en Lucas do Rio Verde (MT). Además, la solución podría implementarse en otras unidades industriales de la empresa, alcanzando un potencial de eliminación de más de 1,8 millones de toneladas de carbono por año.
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La tecnología BECCS es una solución innovadora para capturar carbono, uno de los principales causantes del efecto invernadero, e inyectarlo en capas geológicas profundas donde se almacenará de forma segura durante miles de años, sin influir en el calentamiento global.
FS ha trabajado en este proyecto durante cuatro años, y en octubre de 2023 perforó un pozo estratigráfico de aproximadamente 2.000 metros de profundidad para examinar las formaciones rocosas bajo su industria en Lucas do Rio Verde. Los estudios concluyeron que la formación rocosa Diamantino, ubicada en la Cuenca de Parecis en Mato Grosso, tiene condiciones de porosidad y permeabilidad adecuadas para recibir CO2 a una profundidad de más de 800 metros.
Actualmente, solo existen dos productores de bioetanol en el mundo que operan con tecnología BECCS, ambos en los Estados Unidos. Sin embargo, la industria de Mato Grosso será la primera en ser carbono negativa, utilizando únicamente maíz de segunda cosecha como materia prima y biomasa renovable de bosques plantados como fuente de energía.
Rafael Abud, CEO de FS, comentó sobre este avance: «El resultado del estudio técnico es un hito esencial para fomentar los próximos pasos necesarios para desbloquear inversiones en tecnología BECCS por parte del sector del etanol. Ahora necesitamos el avance de la regulación y los mercados de comercio de carbono». Abud agregó que el etanol producido con esta tecnología puede usarse también para producir combustible sostenible para aviación (SAF) y combustible marino, posicionando al etanol brasileño como un importante contribuyente a la transición energética mundial.
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Una vez que el senado apruebe la regulación de esta actividad, incluida en el proyecto de ley del programa Combustible del Futuro, FS invertirá R$350 millones (U$S 70 millones) adicionales en la implementación de equipos para capturar, deshidratar, comprimir e inyectar CO2 en el subsuelo. Las obras podrían comenzar este año, con finalización prevista para finales de 2025, generando alrededor de 230 empleos directos durante la perforación de pozos, construcción y montaje de equipos de compresión y deshidratación de CO2. El proyecto ha contado con el apoyo financiero de FINEP, una agencia pública que promueve la innovación con un enfoque en acciones estratégicas y estructurales para el desarrollo sostenible en Brasil.
Daniel Lopes, Vicepresidente de Sostenibilidad y Nuevos Negocios de FS, destacó la importancia de este paso: «Este es un paso crucial hacia la visión de FS de ser el mayor productor de combustible con carbono negativo del mundo. Ahora dedicaremos nuestros esfuerzos a monetizar este proyecto mediante la venta de créditos de carbono y esperamos la aprobación del marco legal por parte del Senado».
El avance de FS en la captura y almacenamiento de CO2 no solo representa una revolución en la industria de biocombustibles, sino que también subraya el compromiso de Brasil con la innovación y la sostenibilidad en la transición energética global.