El 22 de septiembre de 2024, la Asamblea General de la ONU fue testigo de un hito que capturó la atención global: la adopción del Pacto del Futuro, un acuerdo internacional impulsado por el secretario general Antonio Guterres que busca sentar las bases para un “futuro adecuado para nuestros nietos”. Este pacto se enfoca en cinco áreas clave: desarrollo sostenible, paz y seguridad, ciencia y tecnología, juventud y generaciones futuras, y la transformación de la gobernanza global.
Sin embargo, Argentina optó por no firmar este trascendental acuerdo. La canciller Diana Mondino y el presidente Javier Milei dejaron claro que el país no se alinearía con las políticas promovidas en la Agenda 2030, argumentando que la iniciativa perpetúa políticas colectivistas que no se ajustan a los valores de la «nueva Argentina». Mondino explicó en la ONU que el país se «disoció» del Pacto del Futuro y, en su lugar, está definiendo su propio camino en el escenario internacional.
Pero, ¿qué implica esta decisión para el futuro del país en términos de desarrollo sostenible? ¿Está Argentina quedándose al margen de las transformaciones necesarias para enfrentar la crisis climática global?
Argentina y los mercados de carbono
A pesar de la polémica decisión de no firmar el Pacto del Futuro, el gobierno argentino mira de cerca los mercados de carbono, que se han convertido en un eje fundamental en la estrategia climática de muchos países.
El 19 de septiembre de 2024, apenas unos días antes del discurso de Milei en la ONU, la Cancillería argentina organizó un importante conversatorio sobre mercados de carbono en el Palacio San Martín, reuniendo a funcionarios del gobierno nacional, representantes provinciales, actores del sector privado y desarrolladores de proyectos de carbono. La discusión no solo demostró el interés creciente de Argentina por consolidar su participación en este tipo de mercados, sino que también subrayó la importancia de los mercados internacionales de carbono como una herramienta viable para financiar proyectos de reducción de emisiones que el país no podría implementar sin apoyo externo.
Uno de los puntos destacados del encuentro fue la preparación de Argentina de cara a la COP29 que se celebrará en Bakú, Azerbaiyán, en noviembre de 2024, donde se discutirán acuerdos clave para la implementación del artículo 6 del Acuerdo de París. Este artículo establece las bases para la creación de mecanismos de cooperación entre países en materia de reducción de emisiones, permitiendo la transferencia de reducciones de gases de efecto invernadero entre naciones. Argentina participará en este proceso junto al Grupo Sur (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Ecuador), una coalición regional con alto potencial para desarrollar y comercializar créditos de carbono, especialmente aquellos relacionados con Soluciones Basadas en la Naturaleza (AFOLU).
¿Un futuro sin el Pacto, pero con mercados de carbono?
Mientras que muchos países se comprometieron a un orden global renovado con el Pacto del Futuro, Argentina parece haber optado por un enfoque más pragmático y menos centralizado. Desde el punto de vista de Juan Pedro Cano, coordinador de la Mesa Argentina de Carbono, los mercados de carbono internacionales ofrecen una oportunidad única para financiar proyectos de reducción de emisiones en el país que, de otro modo, serían inviables. «Es primordial que nuestro país, con el acompañamiento del sector privado, facilite acuerdos y canales de negociación con otros países para potenciales transferencias internacionales de reducciones de emisiones», explicó Cano.
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Sin embargo, Argentina enfrenta un reto crucial: a pesar de haber avanzado en proyectos de transferencia de reducciones de emisiones con países como Suiza y Suecia, aún no figura en la lista de las más de 50 naciones que ya han cerrado acuerdos en el marco del artículo 6 del Acuerdo de París. Esto coloca al país en una situación delicada frente a sus pares latinoamericanos, como Brasil, que ha liderado iniciativas exitosas en este campo.
La transición energética como pilar estratégico
El enfoque argentino en los mercados de carbono no está aislado de otros esfuerzos de sostenibilidad. La Secretaría de Energía presentó durante el conversatorio un plan de comercio de emisiones que se aplicaría inicialmente al sector energético, pero que eventualmente se expandiría a otros sectores emisores. Este sistema busca asegurar que Argentina no solo cumpla con sus compromisos climáticos internacionales, sino que también pueda competir en mercados internacionales que cada vez exigen mayores estándares ambientales.
«Argentina necesita convertirse en un país exportador, y para ello, las inversiones en distintos sectores son imprescindibles», señalaron desde la Secretaría de Energía. Con vastos recursos renovables, incluyendo biocombustibles, hidrógeno de bajo carbono y gas no convencional, Argentina está en una posición privilegiada para atraer inversiones en la transición energética global. Sin embargo, esto dependerá en gran medida de que el país logre desarrollar mecanismos claros de trazabilidad de emisiones y reglas de comercio internacional para evitar quedarse atrás en este proceso global.
La oportunidad perdida con el Pacto del Futuro
A medida que Argentina traza su propio camino en el ámbito internacional, la decisión de no firmar el Pacto del Futuro ha generado interrogantes sobre su compromiso con la cooperación global para abordar los desafíos compartidos. El Pacto, que atrajo financiamiento por más de US$ 1.050 millones para la inclusión digital y otros proyectos sostenibles, busca transformar el sistema internacional hacia un modelo más justo y sostenible. Pero Argentina parece estar apostando a que su enfoque más autónomo, basado en los mercados de carbono y las energías renovables, le permitirá navegar las aguas inciertas del futuro climático global.
Mientras tanto, las iniciativas locales siguen siendo clave. La Cancillería remarcó la necesidad de que Argentina articule un nuevo acuerdo en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) para 2025, que refleje sus ambiciones en los mercados de carbono y la transición energética. Para ello, será necesario un trabajo conjunto entre los gobiernos nacional y provinciales, el sector privado y la sociedad civil, en pos de identificar los proyectos más viables para las transferencias internacionales de emisiones.