El gigante petrolero estatal Petrobras está a punto de redibujar el mapa energético de Brasil con su ambicioso plan de reingresar al mercado del bioetanol. La compañía, que tradicionalmente ha liderado la producción de combustibles fósiles, se enfrenta a una encrucijada: ¿cómo mantenerse relevante en un mundo que avanza hacia la descarbonización y la transición energética? La respuesta es clara: apostar por su principal competidor, el bioetanol.
Un giro estratégico con visión de futuro
Mauricio Tolmasquim, responsable de proyectos de transición energética en Petrobras, explicó durante una reciente conferencia de prensa que la empresa proyecta alcanzar una producción de 2.000 millones de litros de etanol al año. Este movimiento se enmarca dentro de un plan estratégico 2025-2029, donde planea invertir US$2.200 millones en destilerías de bioetanol.
“La gasolina está perdiendo cuota de mercado, y el etanol es su principal competidor. Si queremos seguir siendo grandes, debemos entrar en este terreno con fuerza”, afirmó Tolmasquim, resaltando la necesidad de Petrobras de adaptarse a las nuevas dinámicas de consumo energético.
Etanol de caña o de maíz: una decisión estratégica pendiente
Aunque el camino parece claro, Petrobras aún no ha definido si centrará su producción en bioetanol de caña de azúcar o de maíz, dos materias primas clave en Brasil. Tolmasquim dejó entrever que el enfoque inicial será formar asociaciones estratégicas con empresas ya consolidadas en el sector para acelerar la puesta en marcha del proyecto. “La idea es empezar a lo grande, no desde cero”, afirmó.
Esta estrategia de asociación no es nueva en el sector energético. Competidores como Shell y BP ya han incursionado con éxito en el negocio del etanol mediante alianzas y adquisiciones. Shell, por ejemplo, es accionista de Raízen, una de las mayores productoras de etanol a base de caña de azúcar, mientras que BP adquirió la totalidad de una empresa conjunta de azúcar y etanol con Bunge Global.
Vibra Energía y el auge de los biocombustibles
El ejemplo de Vibra Energia, una antigua filial de Petrobras, subraya el potencial del mercado del etanol en Brasil. Con su empresa conjunta Evolua, creada junto a Copersucar, Vibra se ha convertido en uno de los mayores comercializadores de etanol del país, integrando energías renovables como el biogás y la energía solar en su estrategia.
El enfoque renovado en el etanol no es solo una decisión estratégica para Petrobras, sino una señal de que el mercado brasileño está evolucionando hacia un modelo más sostenible. En un contexto donde las energías renovables ganan terreno, el etanol —utilizado ampliamente en vehículos flex en Brasil— juega un papel central en la transición energética de la región.
Una apuesta multimillonaria por el futuro
Petrobras no es ajena a los desafíos que enfrentará en este nuevo camino. Sin embargo, su presidenta ejecutiva, Magda Chambriard, ve en esta incursión una oportunidad única para posicionarse como un actor clave en el mercado de los biocombustibles. “No hay razón para que Petrobras esté fuera del negocio del etanol”, afirmó Chambriard, subrayando que la competencia con la gasolina y la demanda creciente de combustibles más limpios justifican plenamente esta decisión.
El impacto en el mercado global de los biocombustibles
La entrada de Petrobras al mercado del etanol no solo redefinirá el panorama energético brasileño, sino que también podría tener implicaciones globales. Con una producción anual proyectada de 2.000 millones de litros, la compañía se posicionaría entre los principales productores mundiales, reforzando la relevancia del etanol como alternativa sostenible a los combustibles fósiles.
El éxito de este ambicioso plan dependerá en gran medida de cómo Petrobras logre establecer sus asociaciones y optimizar su modelo de negocio. Pero una cosa es segura: la apuesta por el etanol marca un antes y un después en la historia de la compañía, y podría consolidar a Brasil como líder mundial en biocombustibles.