En una iniciativa que combina innovación, sustentabilidad y colaboración público-privada, Syngenta y Aceitera General Deheza (AGD) lideran un ambicioso proyecto que está revolucionando el paisaje agrícola en el sur de Santa Fe. En las ciudades de Villa Cañás y María Teresa, ambas localizadas en una región clave para la producción agropecuaria, se ha implementado un corredor biológico que ya suma más de 7.000 hectáreas destinadas a la biodiversidad. Este proyecto, que continuará expandiéndose con la incorporación de más productores, busca atraer polinizadores y fomentar un ecosistema más equilibrado y productivo.
¿Qué es el corredor biológico y por qué es tan innovador?
El corredor biológico no es simplemente una franja de tierra protegida. Es un entramado de espacios diseñados estratégicamente bajo el programa Paisajes Multifuncionales de Syngenta, que lleva más de una década impulsando la creación de áreas destinadas a la biodiversidad tanto en zonas agrícolas como urbanas. A través de estos refugios naturales, compuestos por flora nativa y adaptada, el proyecto fomenta la presencia de polinizadores e insectos beneficiosos, esenciales para la regeneración de los ecosistemas y el aumento de la productividad agrícola.
El impacto no se limita al entorno rural. En las áreas urbanas de Villa Cañás y María Teresa, se inauguraron nuevos espacios de biodiversidad en colaboración con los municipios y la Red de Innovación Local (RIL). Estos espacios no solo conservan especies nativas, sino que también revitalizan áreas urbanas degradadas, fortaleciendo la conexión entre las comunidades y su entorno natural.
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Un modelo de colaboración público-privada ejemplar
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es su carácter articulador. La sinergia entre Syngenta, AGD, los municipios locales y los productores agrícolas demuestra que la sustentabilidad puede ser alcanzada cuando el sector público y privado trabajan juntos. Este modelo colaborativo no solo ayuda a conservar la biodiversidad, sino que también integra prácticas de agricultura regenerativa que mejoran la salud del suelo, aumentan la productividad y contribuyen a mitigar el cambio climático.
Biodiversidad y polinizadores: el motor del cambio
El enfoque en polinizadores, como abejas y mariposas, es clave para el éxito del proyecto. Estas especies desempeñan un papel crucial en los sistemas agrícolas, facilitando la polinización de cultivos y la regeneración natural de los ecosistemas. Los espacios creados bajo el programa Paisajes Multifuncionales están diseñados específicamente para atraer y proteger a estos valiosos insectos.
Además, la incorporación de flora nativa y adaptada garantiza que estos refugios sean resilientes frente a las condiciones locales, maximizando su efectividad en el largo plazo. Esto no solo beneficia a los cultivos, sino que también enriquece la biodiversidad de toda la región.
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El proyecto también pone en práctica principios de agricultura regenerativa, una metodología que va más allá de la producción sustentable. Este enfoque busca mejorar la calidad del suelo y aumentar la capacidad de los terrenos agrícolas para almacenar carbono, contribuyendo de manera directa a la lucha contra el cambio climático. En un contexto donde la población mundial sigue creciendo, estas prácticas son esenciales para garantizar la producción de alimentos sin comprometer los recursos naturales.
Un puente entre el campo y la ciudad
El corredor biológico de Villa Cañás y María Teresa no solo conecta ecosistemas rurales y urbanos, sino que también refuerza los lazos entre las comunidades locales. Los espacios de biodiversidad dentro de las ciudades invitan a los ciudadanos a ser parte activa de esta transformación, promoviendo la conciencia ambiental y destacando el impacto positivo que la agricultura moderna puede tener en la vida cotidiana.
El compromiso con un futuro sostenible
Syngenta y AGD han demostrado que la innovación en el sector agrícola puede ir de la mano con la conservación del medioambiente. Este proyecto en Santa Fe es una prueba concreta de cómo la adopción de prácticas sustentables y regenerativas puede generar beneficios tangibles para la producción, el ecosistema y las comunidades.
A medida que más productores se sumen a esta iniciativa, el corredor biológico no solo crecerá en tamaño, sino también en impacto, sentando un precedente para proyectos similares en otras regiones del país.