miércoles, abril 23, 2025
 

Brasil acelera su liderazgo en bioeconomía circular con nuevos laboratorios y alianzas estratégicas

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Con una mirada puesta en el futuro y un compromiso tangible con el desarrollo sostenible, Brasil está protagonizando una transformación silenciosa pero profunda. En los últimos meses, se han concretado dos iniciativas clave que marcan un antes y un después para el ecosistema científico-tecnológico del país y, especialmente, para la consolidación de la bioeconomía circular como motor de innovación e inclusión.

Por un lado, la Universidad de Campinas (Unicamp) inauguró un centro de investigación de vanguardia destinado a catalizar avances en bioenergía y biomateriales. Por el otro, la empresa Cemvita formalizó una alianza estratégica con REMA, un centro de investigación afiliado a la Universidad Federal de Santa Catarina, para transformar residuos de carbono en materias primas para la industria biotecnológica. Juntas, estas iniciativas no solo reflejan el impulso brasileño hacia una economía más limpia, sino que también fortalecen su rol protagónico de cara a la COP30, que se celebrará en noviembre de 2025 en Belém.

Un laboratorio para redibujar los límites de la ciencia aplicada

En el corazón del campus de Unicamp, comenzó a operar el Laboratorio de Investigación en Bioenergía (Labioen), un moderno complejo de 6.000 metros cuadrados que integra laboratorios multiusuario, aulas, un auditorio y una planta piloto de alta capacidad, ideal para escalar desarrollos tecnológicos desde la fase experimental hasta su validación preindustrial.

El proyecto, concebido bajo la órbita del Centro Interdisciplinario de Planeamiento Energético (Nipe) y financiado por la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (Fapesp), representa mucho más que infraestructura. Se trata de un nodo estratégico que une ciencia básica con investigación aplicada, articulando ocho líneas de trabajo en colaboración con empresas privadas, organismos públicos e instituciones académicas como la Universidad de São Paulo (USP).

Entre sus socios se destacan dos compañías privadas: una enfocada en la producción de biometano, y otra en el desarrollo de soluciones tecnológicas para el agronegocio, dos pilares fundamentales para el desarrollo de una bioeconomía diversificada.

Según Bruna de Souza Moraes, coordinadora del Nipe, Labioen es el emblema de una nueva etapa en la trayectoria de Unicamp: “Este espacio no es solo un edificio. Es una declaración de principios sobre la necesidad de acelerar la transición energética, con criterios de sustentabilidad, innovación e inclusión social”.

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Cemvita y REMA: una sinergia para convertir residuos en innovación

Mientras tanto, a más de 800 kilómetros al sur, en la ciudad de Florianópolis, otro proyecto cobra impulso con fuerza global. La compañía Cemvita, especializada en biotecnología sintética, anunció una alianza con REMA, el reconocido centro de investigación brasileño que opera bajo la órbita de la Universidad Federal de Santa Catarina.

El objetivo: crear una plataforma avanzada para evaluar y aprovechar corrientes de residuos de carbono como materia prima para la producción de aceites sostenibles y otros biocompuestos industriales. En otras palabras, transformar residuos en valor.

Cemvita ha sido pionera en diseñar soluciones que aprovechan la biología sintética para convertir emisiones de carbono en productos químicos esenciales para sectores como la aviación, la cosmética o la alimentación. Su misión se alinea con los principios de la bioeconomía circular, al reemplazar insumos fósiles por materias primas recicladas, reduciendo emisiones y promoviendo un uso más eficiente de los recursos.

REMA, por su parte, aporta una robusta trayectoria en el desarrollo de tecnologías ambientales y soluciones multidisciplinarias en áreas como la ingeniería química, la agronomía, la automatización y la biotecnología. La sinergia entre ambas instituciones refuerza no solo la innovación tecnológica, sino también la soberanía científica de Brasil en la lucha contra el cambio climático.

El contexto normativo y geopolítico: un terreno fértil para el despegue

Estas inversiones no ocurren en el vacío. En 2024, Brasil aprobó la esperada Ley del Combustible del Futuro, que promueve la adopción de biocombustibles avanzados como el biodiésel y el combustible sostenible de aviación (SAF). Esta legislación fue clave para que Cemvita decidiera ampliar su presencia en el país, estableciendo una subsidiaria con foco en el desarrollo de soluciones energéticas de bajo carbono.

La alianza entre Cemvita y REMA también se inscribe en una serie de movimientos estratégicos. A principios de 2025, Cemvita había anunciado una colaboración con la empresa Be8, para convertir la glicerina, un subproducto del biodiésel, en insumo clave para la producción de SAF. Este tipo de proyectos refleja una nueva lógica industrial: aquella que ve en los residuos no un problema, sino una oportunidad.

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Una carrera hacia la COP30 con sello brasileño

La elección de Brasil como sede de la COP30 no es casual. El país sudamericano no solo es una potencia agroindustrial, sino también un laboratorio a cielo abierto para la innovación en bioenergía, biomateriales y soluciones basadas en la naturaleza.

Tanto Labioen como la plataforma Cemvita-REMA son piezas de un mismo rompecabezas: el de una transición ecológica que ya no puede esperar. En ambos casos, la articulación entre ciencia, política pública e iniciativa privada aparece como el factor decisivo para acelerar los cambios.

“Tenemos que pensar estos desafíos de manera sistémica y holística”, expresó el rector de Unicamp, Antonio José de Almeida Meirelles, durante la inauguración de Labioen. “Debemos demostrar que, como país, estamos preparados para liderar esta transición”.

Brasil como ejemplo para la región

El avance de Brasil en este terreno es una señal clara para América Latina: con decisión política, inversión en ciencia y alianzas estratégicas, es posible liderar el cambio global hacia una economía más justa, regenerativa y libre de fósiles.

A medida que se acerca la COP30, el mundo pondrá los ojos sobre Brasil. Y si algo queda claro con estas iniciativas, es que el país no solo quiere estar presente: quiere liderar.

 
 
 

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