En el centro-norte de Santa Fe, donde la producción agroindustrial genera un alto volumen de residuos biomásicos, un equipo de científicos está desarrollando nuevas tecnologías para convertir estos desechos en bioenergía y productos químicos de alto valor agregado.
Se trata de un proyecto interdisciplinario titulado “Tecnologías sostenibles de producción de bioenergía e intermediarios químicos: potencialidades, desafíos y oportunidades para el desarrollo regional”, impulsado por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). La iniciativa se enmarca dentro del programa Proyectos CTI en Red, una convocatoria que promueve el trabajo interfacultades para el desarrollo de soluciones con impacto económico, social y ambiental.
Juan Manuel Badano, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL (FIQ-UNL), forma parte del equipo que lidera esta investigación. En una entrevista reciente, explicó: “El objetivo principal es desarrollar procesos sostenibles para la valorización de biomasa y residuos renovables, con especial énfasis en su aprovechamiento energético y químico. Es una oportunidad para transformar desechos en recursos estratégicos, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles y fomentando una economía circular”.
Un enfoque interdisciplinario para potenciar la bioeconomía
El proyecto se estructura en tres nodos de investigación, cada uno con un rol clave en la cadena de valor de la bioenergía:
🔹 Nodo FCA (Facultad de Ciencias Agrarias): Analiza la disponibilidad y producción sustentable de biomasa, asegurando insumos eficientes y renovables.
🔹 Nodo FICH (Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas): Se encarga del estudio mecanístico y cinético de los procesos catalíticos, aplicando análisis predictivos para optimizar la conversión de biomasa en energía.
🔹 Nodo FIQ (Facultad de Ingeniería Química): Desarrolla y modela reacciones químicas en reactores, con el objetivo de maximizar la eficiencia de los procesos de transformación.
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Gracias a esta colaboración, el equipo busca no solo mejorar los procesos de conversión energética, sino también evaluar su viabilidad económica y ambiental. Para ello, se realizarán estudios de huella de carbono y se promoverá la transferencia de estas tecnologías a actores públicos y privados, facilitando su adopción en sectores clave.
¿Cómo funciona la transformación de biomasa en energía?
El proyecto explora procesos termoquímicos avanzados, en particular la gasificación de biomasa, una tecnología que convierte residuos orgánicos en un gas combustible compuesto principalmente por hidrógeno y monóxido de carbono. Este gas tiene múltiples aplicaciones:
✅ Generación de electricidad y calor, reduciendo la dependencia de fuentes fósiles.
✅ Síntesis de biocombustibles líquidos, como etanol o diésel renovable.
✅ Producción de productos químicos esenciales para la industria, incluyendo precursores para la fabricación de plásticos biodegradables y materiales sustentables.
Según Badano, la flexibilidad del proceso es uno de sus mayores atributos: “Estamos trabajando con rastrojos de sorgo y residuos de arroz, pero la misma tecnología puede aplicarse a otros subproductos agrícolas y forestales. Esto nos permite desarrollar soluciones adaptadas a las necesidades de diferentes sectores productivos”.
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Un paso hacia la transición energética
La investigación, que cuenta con un financiamiento de 11 millones de pesos, comenzará a ejecutarse este mes y se extenderá durante 18 meses. Los resultados podrían representar un avance clave en el camino hacia una economía baja en carbono, aportando soluciones tecnológicas para la descarbonización del sector energético e industrial.
A pesar del crecimiento de las energías renovables, Badano señala que la transición hacia una matriz 100% sustentable será progresiva y tomará varias décadas: “Es un proceso que demandará entre 30 y 50 años. Mientras tanto, debemos enfocarnos en desarrollar alternativas viables que permitan reducir la huella ambiental sin comprometer la competitividad económica. La biomasa tiene un papel fundamental en esta transición”.
Con esta iniciativa, Santa Fe refuerza su liderazgo en bioeconomía, aprovechando su potencial agroindustrial para generar nuevas oportunidades de desarrollo sostenible. La combinación de ciencia, innovación y articulación público-privada será clave para transformar la bioenergía en un pilar del futuro energético de la región.