En las inmensas llanuras del estado de Nebraska, donde los campos de maíz se extienden hasta perderse en el horizonte y dominan el paisaje como un océano verde y dorado, un ensayo está comenzando a desmentir muchas de las creencias más arraigadas sobre los biocombustibles. La Nebraska Ethanol Board (NEB), una agencia estatal independiente creada en 1971 para promover y expandir la industria del bioetanol, presentó el informe interino de la segunda fase del E30 Demonstration. El proyecto busca poner a prueba, con datos y kilómetros recorridos, si una mezcla de 30% etanol y 70% gasolina puede funcionar en vehículos livianos convencionales, sin que esten equipados con tecnología flex fuel, y sin comprometer la seguridad, el rendimiento ni la economía de uso.
Una flota en carretera para poner a prueba los prejuicios
Desde 2023, una flota compuesta por 94 autos y camionetas estatales de Nebraska viene recorriendo el territorio impulsada por E30, acumulando ya más de 215.000 millas (340.000 km). Bajo la dirección de la Universidad de Nebraska-Lincoln y con una autorización especial de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), este experimento rompe con la norma que restringe las mezclas superiores a E15 exclusivamente a vehículos flex fuel.
Para reforzar la validez de los resultados, los investigadores establecieron un diseño comparativo. Una parte de la flota funciona con E10, la mezcla estándar de gasolina en los Estados Unidos que contiene 10% de etanol, mientras que el grupo experimental opera con E30. Los vehículos cubren un abanico amplio de modelos, desde 2003 hasta 2024, incluyendo autos compactos, sedanes y camionetas livianas, para analizar cómo distintas generaciones de motores se adaptan a esta mezcla.
Cada unidad está equipada con un sistema de diagnóstico a bordo (OBD) que registra una gran cantidad de datos en tiempo real. Estos incluyen los ajustes de combustible a corto y largo plazo (STFT y LTFT), el comportamiento de los sensores de oxígeno en el sistema de escape, la temperatura del refrigerante y del catalizador, la apertura del acelerador, los códigos de diagnóstico de fallas (DTC) y, por supuesto, el rendimiento medido en millas por galón (MPG). La meta es comprobar, con evidencia sólida, si el E30 puede integrarse en el mercado sin riesgos mecánicos ni pérdidas significativas de eficiencia.
Lo que dicen los datos: rendimiento y ahorro sin sobresaltos
Los resultados del informe interino comienzan a desarmar muchos de los temores históricos sobre el uso de etanol en altas concentraciones. En los vehículos más modernos, fabricados entre 2020 y 2024, el rendimiento de consumo mostró una leve caída del 5,8%, al pasar de 22,03 MPG (9,36 km/k) con E10 a 20,75 MPG (8,82 km/l) con E30. Sin embargo, esta diferencia queda más que compensada por el precio en surtidor: mientras el E10 promedió 3,22 dólares por galón (0,85 dólares por litro), el E30 se vendió a 2,70 dólares (0,71 dólares por litro), lo que representa un ahorro del 16,3%. En la práctica, cada milla recorrida termina costando menos con E30 que con la mezcla tradicional.
El panorama es aún más favorable en vehículos más antiguos, producidos entre 2003 y 2019. En ese rango, los autos con E30 promediaron 17,08 MPG (7,26 Km/l) frente a los 15,81 MPG (6,72 Km/l) con E10, lo que significa una mejora del 7,5% en la economía de combustible. Según los técnicos de la Universidad de Nebraska-Lincoln, esta ganancia responde a que muchos motores de esa época optimizan mejor la combustión con mezclas ricas en oxígeno, como el etanol, lo que incrementa la eficiencia sin comprometer la durabilidad.
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Más frío de lo esperado: temperaturas y mecánica bajo control
Uno de los prejuicios más persistentes sobre el etanol es que puede alterar el equilibrio térmico del motor y forzar el sistema de escape. El ensayo de Nebraska, sin embargo, muestra lo contrario. Ningún vehículo registró temperaturas del refrigerante por encima de los límites críticos, ni siquiera en situaciones de alta carga o conducción prolongada.
Los aumentos detectados en la temperatura del catalizador resultaron ser incluso beneficiosos, ya que mejoran la eficiencia del sistema en la reducción de emisiones sin llegar a niveles que puedan comprometer la integridad de los componentes. Aunque los vehículos impulsados por E30 mostraron un mayor ángulo de apertura del acelerador, esto no derivó en fallas mecánicas ni en desgaste acelerado de los actuadores, demostrando que las tecnologías actuales son robustas y compatibles con mezclas más ricas en etanol.
Un paso hacia una transición más rápida
Para Ben Rhodes, director ejecutivo de la Nebraska Ethanol Board, estos resultados son una señal clara de que el debate sobre los combustibles del futuro debe ir más allá de los autos eléctricos. Rhodes lo expresó con entusiasmo:
“Aunque no nos sorprende que los motores convencionales puedan operar con E30 sin problemas, ver que los datos lo confirman es emocionante. La combinación de menor precio y rendimiento competitivo convierte a los combustibles intermedios como E30 en una opción estratégica para cubrir las necesidades energéticas del transporte en el mundo”, señaló durante la presentación del informe interino.
La prueba continuará hasta 2026, cuando se publique el informe final, que incluirá datos de mantenimiento y durabilidad a largo plazo. Si los resultados siguen la misma línea, el E30 podría dejar de ser un combustible restringido y convertirse en una opción aprobada para millones de autos convencionales, sin necesidad de modificaciones costosas ni inversiones en infraestructura.
Quién está detrás del ensayo
La Nebraska Ethanol Board es una agencia pública estatal independiente, lo que significa que, si bien depende institucionalmente del Estado de Nebraska, tiene autonomía para diseñar y ejecutar políticas que promuevan el bioetanol. Desde su creación en 1971, ha trabajado para expandir la producción, fomentar la innovación tecnológica y abrir mercados para los bioproductos derivados del etanol, convirtiendo al estado en un referente de la bioeconomía en Estados Unidos.
La Universidad de Nebraska-Lincoln, socio clave del proyecto, aporta su experiencia en ingeniería automotriz, ciencias ambientales y economía agrícola, garantizando que el análisis de datos tenga el rigor necesario para influir en futuras decisiones regulatorias.
Un ensayo que podría reescribir las reglas del combustible
Lo que comenzó como un piloto estatal podría tener repercusiones mucho más amplias. Si los datos finales confirman que el E30 es seguro, competitivo y compatible con autos convencionales, será difícil que la EPA y los fabricantes de vehículos continúen ignorando su potencial. En un contexto donde el transporte representa casi un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, y donde la electrificación avanza a distintas velocidades según la región, los biocombustibles intermedios como E30 podrían convertirse en un puente inmediato y escalable hacia un sistema energético más limpio y asequible.


