En las aguas del río Guamá, donde el follaje húmedo de la Amazonía se refleja en tonos esmeralda, una estructura flotará como si emergiera del mismo bosque. Sobre ella, este 17 de septiembre, una figura resplandeciente tomará el micrófono: Mariah Carey, ícono de la música pop mundial, ofrecerá un concierto histórico en la ciudad brasileña de Belém. Pero esta vez no se trata de una gira promocional, ni de una escala artística más. La estrella prestará su voz para algo más urgente: la defensa de la Amazonía a través del impulso de la bioeconomía.
El evento, titulado Amazônia Live – Today and Always, conjuga música, biodiversidad y política climática. Se transmitirá en todo Brasil y servirá como acto inaugural de una serie de espectáculos diseñados para posicionar a la Amazonía como protagonista global en la antesala de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que tendrá lugar en noviembre, también en Belém.
La bioeconomía entra en escena con Mariah Carey
Si algo distingue este concierto de cualquier otro es su mensaje explícito. No se trata solo de una declaración ambiental genérica. Los organizadores han sido claros: el objetivo es visibilizar que mantener la selva en pie requiere proteger a sus pueblos originarios, restaurar tierras degradadas, reforestar y—clave del mensaje—promover la bioeconomía. En esa dirección, el espectáculo se convierte en una estrategia de comunicación masiva que busca movilizar la conciencia pública alrededor de una transición productiva en clave amazónica.
En este contexto, la bioeconomía deja de ser un concepto técnico para transformarse en narrativa musical y visual. La elección del escenario no es casual: el concierto se inspira en la Victoria Amazonica, la planta acuática emblemática de la región, cuyas hojas gigantes y flotantes simbolizan la potencia resiliente del bioma. Convertirla en emblema del evento es un gesto que conecta directamente con la lógica bioeconómica: usar el conocimiento del territorio para generar valor sin destruirlo.
Cultura popular como vehículo de acción climática
El impacto no vendrá solo de Carey. El show se abre con un repertorio vibrante de artistas locales que representan la diversidad cultural del estado de Pará: Dona Onete, Joelma, Gaby Amarantos y Zaynara compartirán escenario con la estrella internacional. La elección de estas figuras no responde a la casualidad, sino a una decisión consciente de situar a la Amazonía no solo como espacio geográfico, sino como cultura viva y territorio en disputa.
La aparición de Carey en este contexto marca un giro en su carrera. Luego de recibir el Video Vanguard Award en los MTV Video Music Awards 2025, y a días de lanzar su nuevo álbum Here For It All, la artista elige vincular su imagen a un mensaje de impacto global. En palabras propias, lo definió como “un momento de cambio cultural” y una oportunidad para “crear en libertad y con propósito”.
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La Amazonía como epicentro de soluciones bioeconómicas
El fondo de esta apuesta está lejos del espectáculo. Lo que se está posicionando es un nuevo modelo de desarrollo para la región amazónica, que combine ciencia, tecnología, saberes ancestrales y biodiversidad. La bioeconomía se presenta así como alternativa concreta para crear empleo, generar ingresos y conservar los ecosistemas. En lugar de destruir la selva propone valorizar sus recursos biológicos de forma sostenible: desde alimentos funcionales hasta cosméticos, fibras vegetales, fitomedicina o ingredientes bioactivos.
Esta visión, que ya cuenta con políticas públicas incipientes en Brasil y en la región, encuentra en eventos como Amazônia Live una oportunidad única para alcanzar audiencias masivas. La música se convierte así en lenguaje común que traduce conceptos complejos en emociones compartidas.
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Rumbo a la COP30: la selva toma el micrófono
Este concierto marca el inicio de una serie de actividades culturales de alto impacto rumbo a la COP30. El próximo 20 de septiembre, la cantante Ivete Sangalo encabezará otro gran show en el estadio Mangueirão de Belém, donde se esperan más de 40.000 asistentes. Ambas instancias buscan visibilizar la Amazonía como sujeto de derechos y como activo estratégico para enfrentar la crisis climática.
En este juego de escalas donde lo local se vuelve global, la Amazonía se afirma no solo como pulmón del planeta, sino como territorio de innovación bioeconómica. Y ahora, también como escenario donde la música puede amplificar el grito urgente de una selva que quiere seguir respirando.


