viernes, octubre 31, 2025
 

Honeywell lanzó una nueva tecnología que transforma biomasa sólida en combustibles líquidos de alta calidad

Con Biocrude Upgrading, Honeywell propone una solución modular que puede instalarse junto a las fuentes de biomasa para convertir rastrojos y residuos forestales en energía líquida de alta calidad, abriendo una nueva vía para la descarbonización del transporte global.

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Cada tonelada de mercancías que cruza los océanos, cada avión que despega y cada maquinaria que mueve la producción del mundo tienen algo en común: dependen de combustibles líquidos. La economía global gira al ritmo del carbono, y aunque los discursos sobre descarbonización se multiplican, la realidad impone su ritmo: sin energía concentrada, estable y transportable, el planeta se detendría. Por eso, el desafío no es dejar de usar combustibles, sino cambiar su origen, y hacerlo a la velocidad que el clima exige.

En esa dirección apunta la nueva tecnología que acaba de presentar Honeywell, una empresa con más de un siglo de historia en innovación industrial y energética. La compañía, que opera en más de 100 países y desarrolla soluciones para los sectores aeroespacial, de automatización, energía y sostenibilidad, anunció el lanzamiento de Biocrude Upgrading, un proceso que promete ampliar las rutas tecnológicas para producir combustibles biológicos.

La novedad no está en el tipo de combustible, sino en su materia prima. Honeywell logró lo que durante años fue un límite para la bioenergía: convertir biomasa sólida —residuos agrícolas y forestales— en un biocrudo estable y refinable, capaz de transformarse en fuel marino, gasolina o combustible sostenible de aviación (SAF) con las mismas especificaciones de calidad que los fósiles, pero con una huella de carbono drásticamente menor.

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De los residuos rurales al biocrudo estable

El proceso Biocrude Upgrading parte de un principio simple y poderoso: aprovechar materiales abundantes, hoy subutilizados y difíciles de mover, para convertirlos en energía líquida. Aserrín de madera, restos de cosecha, bagazos y otros residuos lignocelulósicos —pesados, voluminosos, costosos de transportar— pueden procesarse directamente cerca de su origen. Allí se transforman en un biocrudo concentrado, estable y fácil de almacenar, que luego puede enviarse a refinerías convencionales para ser convertido en combustibles listos para usar.

Este esquema descentralizado tiene una consecuencia inmediata: reduce los costos logísticos y las emisiones asociadas al transporte de biomasa, al tiempo que crea valor local. En lugar de mover toneladas de material vegetal con bajo poder energético, se traslada un líquido denso, transportable y compatible con las infraestructuras existentes.

La industria marítima necesita soluciones disponibles ahora y económicamente viables”, afirmó Ken West, presidente de Honeywell Energy and Sustainability Solutions. “Nuestra tecnología Biocrude Upgrading puede entregarse en forma modular, generando ahorros desde la instalación hasta la refinación y el uso final”.

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Modularidad y velocidad para la transición

La posibilidad de entregar plantas prefabricadas en módulos representa un salto operativo para la industria. Este enfoque acelera los tiempos de construcción, reduce riesgos y permite escalar proyectos sin grandes obras. Cada módulo puede instalarse en zonas agrícolas, forestales o industriales, procesando los residuos in situ y generando biocrudo para refinerías cercanas.

De esta forma, Biocrude Upgrading acerca la producción de energía al territorio, distribuye la generación y democratiza el acceso a la bioeconomía. Las regiones productoras de biomasa pueden integrarse directamente al sistema energético sin depender de infraestructuras lejanas o inversiones descomunales.

Más materias primas, más resiliencia

La urgencia por reducir las emisiones del transporte es real. Los biocombustibles son una de las soluciones inmediatas y escalables, pero su crecimiento enfrenta un límite evidente: la disponibilidad de materia prima. La producción global de biodiésel, bioetanol o SAF depende de aceites, azúcares o grasas residuales, recursos valiosos pero finitos.

Honeywell propone aliviar ese cuello de botella incorporando un nuevo tipo de feedstock: los residuos lignocelulósicos. Al poder procesar madera y restos agrícolas, la base de recursos se amplía y la cadena de suministro se vuelve más resiliente. Lo que antes era un pasivo rural o un material de bajo valor pasa a ser un recurso energético estratégico, capaz de alimentar la producción de combustibles renovables sin presionar otros usos.

El resultado es una matriz más diversificada y sostenible, donde cada fuente —aceites, etanol, residuos o biomasa sólida— contribuye con su parte.

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El papel de Honeywell en la transición energética

Honeywell lleva más de una década desarrollando tecnologías de conversión de carbono renovable. Su portafolio incluye Ecofining™, utilizada para producir diésel y SAF a partir de aceites vegetales; Ethanol to Jet, que transforma etanol en combustible aeronáutico; Fischer-Tropsch Unicracking™, enfocada en combustibles sintéticos; y UOP eFining™, que combina hidrógeno verde y dióxido de carbono biogénico para crear e-fuels.

Con Biocrude Upgrading, la empresa agrega una pieza que faltaba: la biomasa sólida. En conjunto, estas tecnologías configuran un ecosistema de soluciones que permiten transformar distintas fuentes de carbono renovable en energía líquida, utilizable sin modificar motores ni infraestructuras.

Un nuevo equilibrio entre energía y territorio

Más allá del laboratorio, lo que propone Honeywell tiene una lectura profunda: la energía puede volver a nacer de la tierra, no del subsuelo. La biomasa —esa materia que crece, absorbe CO₂ y luego se transforma— deja de ser un residuo y pasa a ser protagonista de una economía que busca equilibrio entre producción, energía y ambiente.

En un momento en que la transición energética exige velocidad y pragmatismo, esta tecnología aporta una ruta posible: usar lo que ya tenemos para movernos distinto.
No se trata de una promesa a futuro, sino de una herramienta disponible hoy, con capacidad de integrarse al sistema existente y reducir emisiones desde el primer día.

Honeywell, con su Biocrude Upgrading, demuestra que innovar no siempre implica inventar desde cero. A veces, la verdadera revolución está en mirar los residuos y ver energía, en transformar lo que sobra en lo que impulsa.
Y ese, en definitiva, es el principio que sostiene toda bioeconomía: convertir los flujos de la naturaleza en los flujos que mueven al mundo.

 
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