A medida que la agricultura está ingresando en el proceso de mitigación del cambio climático, su integración con el sector forestal será clave para la sostenibilidad de la actividad y maximizar los ingresos de los programas de secuestro de carbono que se están implementando en todo el mundo. Esta fue una de las conclusiones que dejó la primera jornada del VIII Congreso Forestal Latinoamericano (CONFLAT) y V Congreso Forestal Argentino que se está celebrando en la ciudad de Mendoza.
Unas mil personas, entre empresarios y personalidades de los ámbitos políticos, científicos y académicos, colmaron el auditorio del Centro de Congresos y Exposiciones «Dr. Emilio Civit», para escuchar a Eduardo Rojas Briales, profesor en Universitat Politècnica de València (UPV) y ex director general del programa Internacional de Certificación Forestal PEFC, quien tuvo el rol de inaugurar las sesiones plenarias con su disertación titulada “La actividad forestal y la bioeconomía como elementos centrales para responder a los retos actuales y a escala local, regional y global.
Rojas Briale se refirió a los beneficios de plantar hileras de árboles en campos agrícolas ubicadas en orientación norte-sur separadas por distancias que sean múltiplos de los anchos de labor de la maquinaria. Explicó que al utilizar las especies adecuadas de árboles, la sombra no tendría prácticamente incidencia sobre los cultivos ni tampoco habría complicaciones para ejecutar los laboreos. Y agregó que más allá de aumentar los beneficios por el secuestro de carbono, la convivencia entre la agricultura y los árboles permite un mayor bombeo de nutrientes, una mejor regulación de la capa freática, beneficiarse de la fertilización con nitrógeno al rotar con leguminosas, reducir la erosión hídrica y eólica y un mayor aporte de polinizadores.
En cuanto a la ganadería, el especialista explicó que existe una tendencia a su integración con la silvicultura, puesto que se está prestando mayor atención a la correcta gestión de bosques. La menor densidad de árboles permite un mejor aprovechamiento del recurso hídrico e impulsa la preservación de la biodiversidad. Destacó que un bosque con alta densidad de árboles está compuesto por troncos finos, cuya madera no tienen valor en el mercado y son mucho más propensos a provocar incendios. Además, debido al fenómeno conocido como intercepción, una gran parte del agua de lluvia queda retenida en el follaje sin llegar al suelo. Esta cantidad de agua se termina perdiendo por evaporación sin ser aprovechada. Al haber menor densidad y mayor separación entre árboles, dijo, hay una mejor gestión del agua y espacio suficiente para desarrollar la actividad ganadera dentro del bosque, haciendo ambas actividades más resilientes.
Rojas Briale dijo que resulta fundamental la programación para definir en que áreas se deben repoblar los bosques. Explicó que generalmente se repuebla cualquier sitio porque aparece dinero de algún lado, pero hay que tener mucho cuidado porque al final se termina repoblando donde ya hay grandes superficies de bosques y luego se desatan incendios que resultan imposible de controlar. Además de traer un daño enorme para la biodiversidad, alteran el dinamismo del sector, pues cuando queda amenazado el flujo de materias primas, muchas inversiones industriales terminan por no llevarse a cabo. Destacó que esto es una verdadera lástima cuando hay tantas oportunidades, especialmente desde el surgimiento de la bioeconomía. Por eso, para el especialista, resulta fundamental que los gobiernos establezcan los incentivos correctos.
En este sentido dijo que la bioeconomía es una gran oportunidad dado que todo “lo que se hace con minerales lo podemos hacer con madera”. Expresó que el mundo ha estado muy enfocado en la transición energética desde el punto de vista eléctrico, pero se ha olvidado de que la mitad de la energía que consumimos es térmica. Expuso como ejemplo que un tercio de la población del planeta todavía cocina con leña. Explicó que, aun aplicando la economía circular a través del reciclaje, todavía hay mucha energía que se necesita para darle una segunda oportunidad a esos materiales. “Una viga de hierro, o un perfil de aluminio o el vidrio tienen que ser fundidos nuevamente para que se conviertan en un nuevo producto”. Destacó también que los bosques pueden aportar biopolímeros para terminar con la contaminación de plásticos.
Resaltó que la bioeconomía le está dando una nueva visión al mundo. Una visión donde están los alimentos, los servicios ambientales y los biomateriales estratégicos para la lucha contra el cambio climático que florecen como el nexo entre el mundo mineral y el natural, que además permite desconcentrar la actividad económica y fortalecer las economías regionales.
Bajo el lema “El rol vital del bosque en tiempos complejos y cambiantes”, las disertaciones del VIII Congreso Forestal Latinoamericano (CONFLAT) y V Congreso Forestal Argentino se extenderán hasta este miércoles, mientras que el día jueves está reservado para las visitas a campo.


