El pasado lunes 26 de agosto, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva presentó la Política Nacional de Transición Energética (PNTE), una estrategia ambiciosa que promete transformar el panorama energético de Brasil y consolidar al país como un líder mundial en la economía verde. Aprobada en una reunión del Consejo Nacional de Política Energética (CNPE), presidida por Lula junto al Ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, esta política prevé inversiones que podrían alcanzar los BRL 2 billones (U$S 360.000 millones) durante los próximos diez años, con un enfoque significativo en la expansión y modernización de la producción de biocombustibles.
Lula destacó la importancia de no desperdiciar las oportunidades que la transición energética ofrece al país. «Brasil no puede permitirse seguir perdiendo oportunidades. Contamos con todos los recursos: una naturaleza rica, mano de obra calificada y una sólida base técnica en el sector energético. Podemos y debemos liderar esta transformación,» subrayó el presidente.
El papel de los biocombustibles en la transición energética
Brasil ya es un líder mundial en la adopción de energías renovables, con un 80% de su electricidad proveniente de fuentes limpias y un 51% de su matriz energética total basada en energías renovables. Sin embargo, Lula dejó claro que aún hay mucho por hacer, especialmente en el campo de los biocombustibles. «Hace treinta años, nadie hubiera imaginado que estaríamos hablando de biomasa, biodiesel, etanol y diésel verde como pilares de nuestra matriz energética. Hoy, estos combustibles no solo son una realidad, sino que también son clave para nuestra transición energética,» afirmó.
La PNTE busca no solo impulsar la producción de biocombustibles en Brasil, sino también integrarlos en una estrategia más amplia que abarca otras fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar. Esto no solo permitirá diversificar la matriz energética del país, sino también agregar valor a los productos brasileños en el mercado global, donde la demanda por energía limpia y sostenible es cada vez mayor.
El ministro Alexandre Silveira señaló que el Nuevo PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) ya tiene previstos BRL 700 mil millones (U$S 127 millones) en inversiones para la transición energética, con un enfoque importante en la expansión de la capacidad de producción de biocombustibles. Además, el marco legal para el hidrógeno verde, sancionado recientemente por Lula, abre nuevas posibilidades para el desarrollo de combustibles sostenibles en Brasil.
Impacto en la economía nacional
La transición hacia una economía basada en biocombustibles y otras energías renovables no solo promete beneficios ambientales, sino también económicos. Fernando Haddad, Ministro de Hacienda, resaltó que esta transformación ecológica podría ser el motor de un nuevo ciclo de crecimiento en Brasil. «La transición energética no solo impulsará nuestra industria y nuestro campo, sino que también mejorará el entorno de negocios, favorecido por reformas estructurales como la reforma tributaria,» explicó.
Los biocombustibles, en particular, representan una oportunidad significativa para el país. Brasil es el segundo mayor productor de etanol del mundo y uno de los principales exportadores de biodiesel. La ampliación de estas capacidades, junto con el desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de combustibles sostenibles, como el biometano y el hidrógeno verde, fortalecerá la posición de Brasil en la economía verde global.
Nuevas oportunidades en el sector de petróleo y gas
Aunque el enfoque principal de la PNTE está en las energías renovables y los biocombustibles, el CNPE también aprobó medidas para optimizar el uso de insumos de los contratos de producción compartida de petróleo y gas. Se espera que estas iniciativas generen mayores ingresos y fortalezcan la seguridad en el suministro nacional de energía, productos químicos y fertilizantes nitrogenados, esenciales para la agroindustria.
Uno de los objetivos de estas medidas es aprovechar los recursos de gas natural para fomentar la industrialización y equilibrar el mercado nacional de gas, ofreciendo mayores disponibilidades a precios más accesibles para los consumidores finales. «Lo que aprobamos hoy es el resultado del programa Gas para Emplear, que busca equilibrar el mercado nacional de gas natural,» explicó Silveira.
Descarbonización y nuevas metas
La PNTE también incluye directrices para la descarbonización de las actividades de exploración y producción de petróleo y gas natural en Brasil. Las nuevas reglas fomentan el desarrollo tecnológico, minimizan la quema de gas natural y promueven la infraestructura compartida, con el objetivo de reducir la huella de carbono del sector energético.
En línea con este compromiso, el CNPE aprobó la creación de un grupo de trabajo para estudiar los mercados de combustibles marítimos, de aviación y de gas licuado de petróleo (GLP). Este grupo, coordinado por el Ministerio de Minas y Energía, establecerá directrices estratégicas para fortalecer la política energética nacional en estos sectores.
La Política Nacional de Transición Energética representa un paso decisivo para Brasil en su camino hacia la sostenibilidad. Con un enfoque claro en los biocombustibles y otras energías renovables, el país no solo busca liderar la transición energética global, sino también revitalizar su industria y su economía sobre una base sostenible. Con inversiones millonarias y una dirección estratégica clara, Brasil está en una posición única para enfrentar los desafíos del siglo XXI y convertirse en un referente mundial en la economía verde.