El mercado de los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) está cobrando un protagonismo inédito en América Latina. En un contexto donde la descarbonización del sector aéreo es prioritaria, Airbus y la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO) han anunciado un acuerdo clave: la empresa europea financiará estudios de factibilidad sobre SAF en Argentina, Panamá y Perú, en el marco del programa ACT-SAF de la OACI.
Este respaldo marca un hito en la región, ya que es la primera vez que un estudio de viabilidad de SAF bajo este programa es financiado por una compañía privada de la industria aeroespacial. Además, refuerza la estrategia global de Airbus de acelerar la producción y adopción de SAF para alcanzar la neutralidad de carbono en la aviación hacia 2050.
Pero, ¿qué significa esto para Argentina y sus países vecinos? ¿Está la región preparada para convertirse en un nuevo polo de producción de SAF?
Argentina: un actor clave en la producción de SAF a partir de cultivos estratégicos
En Argentina, la posibilidad de desarrollar una industria SAF local no es una idea futurista, sino una oportunidad tangible. Cultivos como la carinata y la camelina ya han demostrado su viabilidad como insumos para la producción de SAF.
Estos cultivos han encontrado un nicho ideal dentro del modelo de rotación agrícola, funcionando como cultivos de servicio con rentabilidad. Es decir, no solo protegen y mejoran la calidad del suelo, sino que además generan ingresos adicionales para los productores. Gracias a estas características, la carinata y la camelina han despertado un fuerte interés y actualmente están siendo cultivadas en distintas zonas del país.
Un dato clave: los aceites obtenidos de estos cultivos ya están siendo exportados a la Unión Europea para la producción de SAF. Esto demuestra que Argentina tiene no solo la capacidad productiva, sino también el respaldo de mercados internacionales que buscan ampliar su oferta de combustibles sostenibles.
Bioetanol: el gran protagonista para la producción de SAF en Argentina
Pero la biomasa oleaginosa no es la única apuesta. En Argentina, el sector del bioetanol de maíz y caña de azúcar también ha puesto la mira en la producción de SAF.
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El país cuenta con una de las industrias bioetanoleras más desarrolladas de la región, con capacidad instalada y experiencia en la producción de combustibles renovables a gran escala. Esto abre la puerta a la producción de SAF a partir del Alcohol-to-Jet (AtJ), un proceso que convierte el etanol en combustible para aviones.
Este modelo es especialmente atractivo en el actual contexto de transición energética. La infraestructura existente para bioetanol puede adaptarse con inversiones moderadas, lo que lo convierte en un camino viable para el corto y mediano plazo.
Un momento clave para definir el futuro del SAF en la región
El apoyo de Airbus a estos estudios de factibilidad llega en un momento estratégico. A nivel global, el SAF es el pilar central de los planes de descarbonización de la aviación, con regulaciones en marcha en Europa y Estados Unidos que impulsan la demanda y generan incentivos para la producción.
En América Latina, Brasil, Colombia y Chile han dado pasos firmes en el desarrollo del marco regulador para SAF, y ahora Argentina, Panamá y Perú se suman a la carrera con el respaldo de la OACI y Airbus.
El desafío será pasar de la teoría a la práctica: si los estudios confirman el potencial productivo de la región, será clave avanzar en políticas que fomenten la inversión, la certificación y la construcción de plantas de producción de SAF a escala comercial.
¿Un nuevo polo de producción de SAF en América Latina?
Con materia prima disponible, un sector agrícola altamente tecnificado y el interés de empresas globales como Airbus, Argentina y sus vecinos tienen la oportunidad de convertirse en jugadores estratégicos en el mercado mundial de SAF.
El camino no está exento de desafíos, pero el respaldo de estos estudios de factibilidad es un paso clave. Si se logran las condiciones adecuadas, América Latina podría dejar de ser solo exportadora de materia prima para convertirse en productora y proveedora global de combustibles sostenibles para la aviación.
En un sector donde la innovación y la sustentabilidad definen el futuro, Argentina, Panamá y Perú tienen en sus manos una oportunidad que no pueden dejar pasar.