El crecimiento de la aviación y su impacto en el cambio climático han llevado a la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO) a buscar estrategias para reducir las emisiones de carbono en los vuelos comerciales. Entre sus últimas recomendaciones, aprobadas en el Comité de Protección Ambiental de la Aviación (CAEP), se encuentra el impulso del cultivo múltiple para la producción de Sustainable Aviation Fuel (SAF).
ICAO es el organismo especializado de las Naciones Unidas encargado de establecer estándares y regulaciones para la aviación global. Su objetivo es garantizar la seguridad, eficiencia y sostenibilidad del transporte aéreo, incluyendo iniciativas para reducir las emisiones de carbono.
En la lucha contra el cambio climático, ICAO lanzó en 2016 el programa CORSIA (Esquema de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional, por sus siglas en inglés), diseñado para mitigar el impacto ambiental del sector. CORSIA establece que las aerolíneas deben compensar sus emisiones de CO₂ a través de distintas estrategias, como el uso de biocombustibles sostenibles (SAF, por Sustainable Aviation Fuel), inversiones en eficiencia energética y adquisición de créditos de carbono. Su meta es lograr un crecimiento neutro en emisiones a partir de 2027 y reducir significativamente la huella de carbono de la aviación hacia 2050.
Para cumplir con estos objetivos, ICAO busca expandir la producción de materias primas elegibles para SAF, incluyendo residuos agrícolas, aceites usados, biomasa lignocelulósica y cultivos específicos producidos utilizando prácticas agrícolas de bajo impacto ambiental. Dentro de estas se encuentran el cultivo múltiple o multicropping como se lo conoce en inglés.
El cultivo múltiple
El cultivo múltiple es una técnica agrícola que consiste en cultivar dos o más cosechas en la misma superficie en un mismo año, optimizando el uso del suelo sin necesidad de expandir la frontera agrícola. En el caso de los biocombustibles, esto permitiría aprovechar cultivos de invierno como la colza, la carinata y la camelina sin desplazar la producción de alimentos.
Países como Brasil, Argentina y Uruguay han adoptado esta práctica con éxito, promoviendo la siembra de oleaginosas invernales en campos que de otro modo quedarían improductivos entre cosechas principales. Sin embargo, la iniciativa ha encontrado un fuerte opositor: Estados Unidos.
La objeción de Estados Unidos: ¿preocupación técnica o interés económico?
El gobierno estadounidense ha expresado su rechazo a la recomendación de ICAO, argumentando que la propuesta es “prematura y carece de justificación técnica o científica suficiente”. Según Washington, su implementación podría perjudicar a los agricultores estadounidenses y otorgar una ventaja competitiva injusta a Brasil, un gigante en la producción de materias primas para biocombustibles.
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Pero, ¿hasta qué punto esta oposición se basa en fundamentos técnicos? En el fondo, la disputa parece tener un fuerte componente geopolítico y comercial. Estados Unidos ha apostado históricamente por cultivos tradicionales como la soja y el maíz para la producción de biocombustibles, con subsidios y regulaciones que favorecen a su propia industria agrícola. El avance de cultivos invernales en Sudamérica podría desafiar su hegemonía en el sector.
Además, el argumento de que la medida incentivaría la deforestación de bosques tropicales es cuestionable. La carinata, la colza y la camelina se cultivan en tierras ya utilizadas para la agricultura y no requieren expansión de la frontera agrícola. Por el contrario, al aprovechar tierras ociosas en invierno, el cultivo múltiple podría reducir la presión sobre los ecosistemas naturales.
Sudamérica avanza en la producción de oleaginosas para SAF
Mientras Estados Unidos bloquea la iniciativa en ICAO, Sudamérica avanza con fuerza en la incorporación de cultivos de invierno en sus esquemas productivos. En Argentina, la carinata y la camelina han despertado el interés de productores y empresas biotecnológicas, impulsadas por la creciente demanda de SAF.
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Brasil, con su histórico liderazgo en biocombustibles, ya ha comenzado a integrar cultivos de segunda siembra dentro de su rotación agrícola, aprovechando la infraestructura existente para procesar aceites vegetales en combustibles sostenibles. Uruguay, por su parte, también ha dado pasos firmes en la adopción de estos cultivos, incentivando su producción con políticas alineadas a la reducción de emisiones.
El futuro del SAF y la disputa por el cultivo múltiple
La aviación enfrenta el enorme desafío de reducir sus emisiones sin comprometer la eficiencia del transporte aéreo. En este contexto, el SAF emerge como una de las soluciones más viables, y el multicropping podría ser una estrategia clave para garantizar su producción sin competir con los alimentos.
El rechazo de Estados Unidos a la propuesta de ICAO parece más una maniobra de defensa de su industria agrícola que un verdadero argumento ambiental. En un mundo donde la transición energética es inminente, la pregunta no es si el multicropping será una alternativa viable, sino cuándo terminará de consolidarse a nivel global.
Sudamérica ya está dando los primeros pasos, mientras Washington se mantiene firme en su posición. ¿Se trata de una legítima defensa de sus agricultores o de una estrategia para preservar su dominio en los biocombustibles? El tiempo y las políticas internacionales darán la respuesta.