lunes, marzo 17, 2025
 

La guerra comercial de Trump sacude el mercado del bioetanol y amenaza a Argentina

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En un mundo donde la geopolítica y la economía global se entrelazan cada vez más con la transición energética, las decisiones proteccionistas pueden tener repercusiones inesperadas. Así lo demuestra el reciente anuncio del gobierno de la provincia de British Columbia, Canadá, que, en respuesta a los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, ha modificado su normativa sobre biocombustibles. ¿El resultado? Una sacudida en el sector del bioetanol estadounidense, que enfrenta un escenario inquietantemente similar al de la pandemia: stocks en máximos históricos y una caída abrupta en la demanda externa, con la amenaza latente de que pueda afectar a la industria argentina.

La chispa que encendió la mecha

El pasado 4 de marzo, el gobierno de Trump impuso aranceles del 25% a productos importados desde Canadá y México, y un 10% adicional sobre bienes chinos. La medida, justificada en términos de seguridad fronteriza y control de drogas, generó respuestas inmediatas por parte de los socios comerciales afectados. Canadá, lejos de quedarse de brazos cruzados, respondió con un contraataque estratégico: el gobierno de British Columbia anunció modificaciones en su Low Carbon Fuels Standard (LCFS), estableciendo que a partir de 2025 los biocombustibles utilizados en la provincia deberán ser de producción canadiense.

Para Estados Unidos, esto significa la pérdida de su mayor mercado de exportación de bioetanol. Canadá ha sido históricamente el mayor comprador de etanol estadounidense, con importaciones que en 2024 alcanzaron los 2.550 millones de litros, representando más del 35% del total de exportaciones del sector. Sin embargo, con esta nueva normativa, se cierra la puerta a la mayor parte de este comercio.

Un déjà vu preocupante: stocks récord y paralización del sector

El impacto no tardó en reflejarse en las cifras. En la última semana, los inventarios de bioetanol en Estados Unidos han alcanzado niveles no vistos desde los meses más duros de la pandemia, cuando la prohibición de circulación redujo drásticamente el consumo de combustibles. Esta vez, sin embargo, no es la falta de demanda interna el problema, sino el golpe a las exportaciones, que han dejado a los productores con una sobreoferta difícil de colocar en otros mercados.

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«No se trata de una caída en el consumo local, sino de la drástica reducción de las compras por parte de Canadá, que históricamente ha sido nuestro cliente más confiable», señaló Ben Brown, economista agrícola de la Universidad de Missouri. Con un excedente en ascenso y márgenes de ganancia desplomándose, las plantas de etanol en Estados Unidos enfrentan una encrucijada: reducir producción, aceptar precios más bajos o buscar desesperadamente nuevos destinos para su producto.

El efecto dominó sobre el maíz y la industria agropecuaria

El bioetanol no es un sector aislado dentro de la economía estadounidense. Su impacto se extiende directamente al mercado del maíz, principal materia prima para su producción. Con una menor demanda de etanol, los molinos comienzan a desacelerar su molienda, generando una presión bajista sobre los precios del maíz. Esto, a su vez, golpea a los productores agrícolas, que ya venían lidiando con una caída en las exportaciones a China debido a las tensiones comerciales.

Según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), México y Canadá han sido los dos principales compradores de maíz estadounidense, representando casi el 50% de las exportaciones totales. Sin embargo, con el mercado canadiense cerrando sus puertas al bioetanol, la necesidad de reducir la molienda impactará inevitablemente en la demanda de maíz, sumando incertidumbre a un sector ya castigado por la volatilidad global.

La carrera por nuevos mercados: ¿hay salida para el bioetanol estadounidense?

Con Canadá fuera del juego y sin señales de que la administración Trump retroceda en sus políticas proteccionistas, la industria del bioetanol enfrenta el desafío de diversificar sus mercados.

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China, que en algún momento fue un comprador clave, ha reducido significativamente sus importaciones de etanol estadounidense en los últimos años, priorizando acuerdos con Brasil y otros proveedores. Europa, por su parte, impone estrictos estándares ambientales y ha priorizado biocombustibles de segunda generación y fuentes más diversificadas. En este contexto, Sudamérica y algunos mercados asiáticos emergen como opciones, pero la competencia es feroz y los acuerdos comerciales llevan tiempo.

Argentina en la mira: oportunidad o amenaza?

En medio de este escenario turbulento, el gobierno de Javier Milei ha iniciado conversaciones para alcanzar un acuerdo de libre comercio con EE.UU. Según declaraciones del vocero presidencial, Manuel Adorni, la posibilidad de un tratado podría abrir las puertas del mercado norteamericano a productos argentinos como el vino, la carne y el biodiesel.

Días atrás, Donald Trump mencionó en una conferencia de prensa que ‘consideraría’ negociar un acuerdo de libre comercio con la Argentina, una posibilidad que el presidente Javier Milei ha buscado activamente.

Desde el sector del biodiésel, han estado gestionando la reapertura del mercado estadounidense, bloqueado desde 2018 tras la imposición de aranceles por parte de la administración Trump en su primer mandato. Sin embargo, aunque ha habido gestiones activas en Washington y respaldo diplomático, hasta el momento EE.UU. no ha dado una respuesta positiva.

Un tratado de libre comercio podría incluir al bioetanol, lo que obligaría a los productores locales a competir con un mercado estadounidense saturado de stock y con precios en caída. Si EE.UU. busca aliviar su crisis exportadora, podría volcar su excedente hacia Argentina con precios agresivos, afectando la rentabilidad del sector local.

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¿Qué sigue para la bioeconomía de américa del norte?

Este episodio refleja cómo una decisión política puede desatar efectos colaterales de gran alcance. La industria del bioetanol estadounidense, que hasta hace poco disfrutaba de un flujo comercial estable con Canadá, ahora enfrenta un escenario incierto que podría redefinir su futuro. Mientras tanto, Canadá apuesta por fortalecer su producción nacional y proteger su industria local, un movimiento que podría replicarse en otras regiones del mundo.

En un escenario global donde la transición energética y la seguridad energética están en el centro del debate, las políticas comerciales se convierten en una pieza clave del tablero. Lo que parecía ser una simple imposición arancelaria terminó por transformar el mercado del bioetanol en todo América. En este ajedrez global de los biocombustibles, cada movimiento cuenta, y las decisiones que tomen EE.UU., Canadá y Argentina definirán el futuro de un sector que está acostumbrado a navegar en aguas turbulentas.

 
 
 

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