En el corazón del Golfo Pérsico, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) están librando una batalla silenciosa pero decisiva: la lucha por independizarse alimentariamente. Hoy, alrededor del 90% de los alimentos consumidos en el país llegan por barco o avión, y esa dependencia los hace vulnerables ante cualquier sacudida geopolítica, climática o logística.
La escasez de tierras cultivables y agua, combinada con temperaturas extremas y urbanización acelerada, parecen sentenciar al país a esa dependencia. Pero Dubái ha decidido desafiar la geografía con una herramienta inesperada: la agricultura vertical.
Lejos de los oasis tradicionales, están emergiendo nuevos oasis tecnológicos en forma de edificios donde se cultivan hortalizas sin suelo, con apenas una fracción del agua y sin pesticidas. No es una utopía futurista: es política pública en marcha.
UNS Farms y el potencial de la agricultura vertical en el Golfo
En una nave industrial de unos 2.800 metros cuadrados —equivalente a media cancha de fútbol— UNS Farms opera una de las granjas verticales más avanzadas del Golfo. Allí, ocho niveles de producción permiten cosechar diariamente hasta 1.500 kilos de alimentos frescos: lechugas, microvegetales, flores comestibles, hierbas y frutas. Todo sin suelo. Todo en pleno Dubái.
El secreto está en la integración tecnológica. Esta biofábrica vegetal funciona con un sistema hidropónico de alta densidad en circuito cerrado, donde sensores rastrean minuto a minuto pH, luz, temperatura, humedad y calidad del agua. Cada parámetro se ajusta en tiempo real según el cultivo.
“Cada planta tiene su propia receta”, explica Mehlam Murtaza, director ejecutivo de UNS Farms. “No sembramos para adaptarnos al clima. Creamos el clima exacto que cada hoja necesita”.
La eficiencia es extraordinaria: uso de agua reducido en más del 90% respecto a métodos tradicionales, cero pesticidas, producción estandarizada y constante todo el año. Además, el equipo de I+D trabaja para adaptar cultivos menos convencionales al entorno vertical, ampliando la variedad de alimentos que pueden producirse sin depender de importaciones.
Pero UNS Farms va mucho más allá de producir verduras. Es un actor activo de la transición agroalimentaria que propone Emiratos Árabes Unidos.
Tecnología, educación y cultura alimentaria urbana
UNS Farms se ha convertido también en un centro de formación y divulgación. Con programas educativos, recorridos para escuelas y familias, kits de cultivo hogareño y servicios de consultoría, busca algo más que alimentar: quiere formar ciudadanos conscientes de su sistema alimentario.
Asesoran a otras empresas y gobiernos en el desarrollo de proyectos similares, y ayudan a diseñar modelos adaptados a las necesidades urbanas. “No se trata solo de escalar nuestra granja”, dice Murtaza, “sino de escalar la idea de que cada ciudad puede cultivar lo suyo”.
Este enfoque integral —productivo, educativo y replicable— sintoniza perfectamente con la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria 2051, un ambicioso plan estatal que busca convertir a los EAU en uno de los países más seguros del mundo en términos de acceso a alimentos. Esta hoja de ruta promueve explícitamente el uso de tecnologías agrícolas de precisión, el desarrollo de infraestructura sostenible, la reducción de la huella ambiental y la producción local de alto rendimiento.
UNS Farms no solo se alinea con esa visión: es una de sus piezas clave.
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De importar a cultivar: una geografía que se rediseña desde adentro
Lo que sucede en Dubái es paradigmático. En una de las regiones más inhóspitas para la agricultura convencional, se está cultivando soberanía alimentaria con sensores, LEDs y datos. Cada metro cúbico se convierte en un metro productivo. Cada granja vertical es un pequeño acto de independencia.
Pero también es un modelo para otros países y ciudades que enfrentan problemas similares: escasez de recursos, urbanización descontrolada, cadenas logísticas vulnerables. La agricultura vertical no es solo una respuesta tecnológica: es una estrategia geopolítica para producir futuro en casa.
Dubái ya no sueña con importar menos: sueña con cultivar mejor. Y lo está logrando.


