Imaginá que en lugar de esperar semanas por un medicamento importado, pudieras producirlo localmente, con un sistema tan simple como mezclar ingredientes en un pequeño equipo de laboratorio. Y que uno de esos ingredientes fuera… trigo.
Esto es justamente lo que propone un proyecto lanzado recientemente en Estados Unidos. Se llama WHEAT, y está liderado por Ginkgo Bioworks, una empresa pionera en programación celular que desarrolla soluciones biotecnológicas para sectores tan diversos como la agricultura, la salud, los alimentos y la industria química. Su misión en esta iniciativa: demostrar que el germen de trigo puede ser la base de una nueva forma de fabricar medicamentos esenciales, sin necesidad de cultivar células vivas.
El programa, respaldado con 29 millones de dólares por la agencia federal ARPA-H (Advanced Research Projects Agency for Health), se desarrolla en distintos puntos del país —Massachusetts, Maryland, Kansas y Minnesota— para transformar una idea ambiciosa en una solución concreta.
¿Qué es el germen de trigo y por qué es importante?
El germen de trigo es la parte del grano responsable de generar una nueva planta. Aunque representa solo una fracción del cereal, contiene una alta concentración de proteínas, nutrientes, enzimas y estructuras moleculares esenciales. Este ‘equipamiento interno’ es el que permite, con ayuda de la biotecnología, fabricar proteínas sin necesidad de usar células completas.
A diferencia de los métodos tradicionales en la producción de medicamentos, que requieren cultivar organismos vivos como bacterias o levaduras, este enfoque utiliza únicamente los componentes moleculares necesarios para sintetizar proteínas. En otras palabras, se prescinde de células completas y se trabaja directamente con el ‘kit bioquímico’ que usualmente opera dentro de ellas. A esta técnica se la conoce como síntesis sin células (o cell-free), y permite crear compuestos terapéuticos de manera más rápida, controlada y flexible.
Acuicultura, salud pública y ambiente: una sinergia inesperada para combatir los mosquitos
¿Por qué fabricar medicamentos sin células?
Normalmente, producir un medicamento implica cultivar células vivas en biorreactores industriales, esperar a que fabriquen las proteínas deseadas, luego extraerlas, purificarlas y procesarlas. Este modelo requiere instalaciones costosas, equipos especializados y cadenas de suministro globales complejas. La pandemia de COVID-19 expuso con crudeza la fragilidad de este sistema.
La síntesis sin células, en cambio, elimina al ‘cultivo’ del proceso, permitiendo descentralizar y agilizar la fabricación de principios activos farmacéuticos. Usando los extractos adecuados, es posible generar directamente las proteínas o compuestos activos en un sistema más simple y portátil. Esto abre la puerta a fabricar medicamentos en hospitales, regiones alejadas, bases militares o incluso en zonas de emergencia humanitaria.
¿Qué tipo de medicamentos a partir del trigo se podrían producir?
El proyecto apunta a medicamentos esenciales cuya producción actual es compleja o depende de proveedores extranjeros. Esto incluye desde insulina y hormonas, hasta antibióticos y proteínas terapéuticas como factores de crecimiento.
Una parte clave del desafío es lograr que estas proteínas pasen por las modificaciones necesarias para funcionar correctamente en el cuerpo humano, algo que normalmente ocurre dentro de una célula viva. Si los investigadores logran replicar esas modificaciones en un sistema sin células, esta tecnología podría aplicarse también a vacunas y biológicos más complejos.
Fortalecer las cadenas de suministro
Las cadenas de suministro de medicamentos son cada vez más vulnerables. La pandemia de COVID-19 dejó al descubierto cuán frágil puede ser depender de fábricas ubicadas a miles de kilómetros, de insumos importados o de intermediarios únicos.
WHEAT propone un cambio de paradigma: producir los medicamentos donde se necesitan, cuando se necesitan, con herramientas más accesibles y materias primas renovables. Usar el trigo —una planta que se cultiva en todo el mundo— como base biotecnológica podría significar un salto enorme hacia una salud más equitativa y resiliente.
¿Por qué Canadá apuesta todo a la Genómica? El futuro de la bioeconomía se juega aquí
Una alianza que mezcla ciencia, industria y salud pública
Además de Ginkgo Bioworks, el proyecto reúne a varios socios clave. Tritica Biosciences, desde Kansas, se encarga de preparar los extractos del germen de trigo. USP (United States Pharmacopeia), con sede en Maryland, aporta su experiencia en control de calidad y estándares regulatorios. On Demand Pharmaceuticals trabaja en sistemas portátiles de fabricación, y desde Minnesota, Isolere Bio by Donaldson aporta soluciones para purificar proteínas de forma rápida y eficiente.
Cada uno de estos actores aporta un eslabón esencial para convertir esta idea en una tecnología viable a gran escala.
Cultivar salud: otro horizonte del paradigma de la bioeconomía
“Estamos sembrando el futuro de la medicina”, afirmó Jesse Dill, director de desarrollo de negocios de Ginkgo Bioworks. Su metáfora es elocuente: si el proyecto WHEAT logra sus objetivos, podríamos estar ante una transformación profunda en la forma en que se concibe y se distribuye la producción farmacéutica.
En lugar de depender de insumos importados o plantas industriales centralizadas, esta propuesta permite imaginar un sistema donde la salud también se cultiva, literalmente, a partir de recursos agrícolas renovables. El trigo, símbolo de alimento y abundancia, se convierte así en vehículo de innovación biotecnológica y resiliencia sanitaria.
La iniciativa no solo representa un avance técnico. Es también una manifestación concreta del paradigma de la bioeconomía: un modelo donde la ciencia, la producción y los recursos naturales se articulan para resolver desafíos urgentes. Y entre ellos, garantizar el acceso a medicamentos esenciales debe ocupar un lugar central.


