En la cordillera neuquina, cuando las primeras nevadas de mayo cubren los techos de Junín de los Andes y el viento baja del Lanín como un látigo helado, el calor en los hogares deja de ser un lujo: es una necesidad vital. Lejos de los gasoductos, muchas familias dependen de soluciones locales para mantener el calor. Ahora, de esos mismos bosques que acompañan a la cordillera neuquina nacerá una opción nueva: un combustible sólido que parece extraño para muchos habitantes urbanos, pero que ya calienta hogares en todo el mundo.
Se trata de los pellets de biomasa, pequeños cilindros compactos hechos a partir de restos de madera —aserrín, virutas y otros subproductos— que se prensan hasta formar piezas de unos pocos centímetros. Aunque simples a la vista, tienen una ventaja: son densos, fáciles de transportar y almacenables durante todo el año, con un alto poder calorífico. Usados en estufas y calderas especialmente diseñadas, ofrecen una combustión más limpia y controlada que la madera en bruto.
La primera planta patagónica
Neuquén construirá en Junín de los Andes la primera planta productora de pellets de biomasa de la Patagonia, que fabricará 6.000 toneladas anuales. Con esa producción podrá abastecer de calefacción a entre 2.500 y 3.000 viviendas y comercios de la región que no tienen acceso a gas natural o GLP.
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El proyecto, impulsado por la Corporación Forestal Neuquina (Corfone) y Gas y Petróleo del Neuquén (GyP), fue oficializado por el gobernador Rolando Figueroa. GyP financia la adquisición de la planta mediante un esquema de leasing, mientras que Corfone la operará. El equipamiento, fabricado en Italia, estará listo para producir en marzo del próximo año, luego de un proceso de montaje que se iniciará en los próximos meses.
“Es un proyecto de economía circular: transformamos un residuo de la industria forestal en energía sostenible, generando valor y desarrollo para la provincia”, explicó Guillermo Savasta, presidente de GyP.
Qué son los pellets y cómo se usan
Los pellets se utilizan en estufas y calderas especialmente diseñadas para este combustible. A diferencia de una chimenea tradicional, estos equipos dosifican automáticamente la carga, mantienen una temperatura estable y emiten menos humo y partículas. Además, permiten programar horarios de encendido y apagado, y su rendimiento suele superar al de la leña en términos de calor generado por kilogramo.
En países como Italia, Austria, Chile y Estados Unidos, el mercado de pellets creció en los últimos años como alternativa sustentable para calefaccionar hogares y pequeños comercios, especialmente en zonas donde el gas natural es escaso o costoso. Neuquén busca replicar esa tendencia, aprovechando la gran cantidad de subproductos forestales que generan sus aserraderos.
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Un ciclo que aprovecha todo del bosque
Corfone administra más de 15.000 hectáreas de bosques implantados en la provincia. El manejo responsable de esas plantaciones implica podas y raleos que generan material que no siempre se destina a productos de valor. Hasta ahora, grandes volúmenes de virutas y aserrín se acumulaban como pasivos ambientales, ocupando espacio y generando costos de acopio.
“Con esta planta cerramos un ciclo completo: desde las plantaciones en nuestro vivero hasta la industrialización y el aprovechamiento final de cada residuo del bosque”, destacó Jorge Lara, presidente de Corfone.
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Más que energía: desarrollo regional
La planta no solo ofrecerá una fuente energética más limpia. También impulsará empleo local y un nuevo mercado para estufas y calderas de pellets, dinamizando la economía de la región andina. Comercios, complejos turísticos y familias podrán acceder a un combustible moderno y competitivo, con un suministro estable producido dentro de la provincia.
Para Fabián Fernández, gerente de Corfone, este proyecto “marca un antes y un después para la actividad forestal neuquina. Estamos generando energía sustentable de alta calidad que potencia la industria local y mejora el acceso a calefacción para miles de personas”.
Con esta iniciativa, Neuquén no solo diversifica su matriz energética: consolida un modelo en el que la bioeconomía, la innovación industrial y el manejo responsable del bosque se combinan para dar calor a la Patagonia.


