Cuando pensamos en biodiesel, la atención suele concentrarse en el aceite crudo, la conversión química y las emisiones evitadas frente al diésel fósil. Pero detrás de la capa visible de ese combustible renovable hay una corriente oculta: cada tonelada de biodiesel que se produce genera aproximadamente cien kilos de glicerol crudo. No es un residuo inútil, sino un coproducto con un valor reducido y un manejo complejo.
Este glicerol contiene impurezas: restos catalíticos, trazas de metanol y otros subproductos del proceso de síntesis. En plantas bien ubicadas y de gran escala, puede recolectarse, refinarse y transformarse en derivados de mayor valor. Uno de esos compuestos es el solketal: un solvente biodegradable derivado del glicerol tras reaccionarlo con acetona, que tiene aplicaciones en cosmética, farmacéutica, química fina e incluso como aditivo oxigenado para combustibles.
La dificultad real surge cuando la planta no está cerca de centros de procesamiento, cuando los volúmenes no justifican transporte costoso o cuando los márgenes del mercado son ajustados. En esos casos, el glicerol no se logra valorizar eficientemente: puede venderse a bajo precio a terceros o acumularse sin destino rentable. Esa brecha entre producción del biodiesel y aprovechamiento efectivo del coproducto es la zona donde las innovaciones pueden marcar la diferencia.
El glicerol abre las puertas al futuro de la bio-oleoquímica
La solución electroquímica que cambia el juego
En ese espacio de oportunidad aparece R3V Tech, una spin‑out de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) liderada por el Dr. Adriano Randi (CEO) y el Prof. Benjamin Buckley (CSO). El equipo diseñó un sistema electroquímico que transforma el glicerol crudo directamente en solketal, sin necesidad de transporte, sin hornos ni presiones extremas y con consumo energético moderado.
El procedimiento funciona así: el glicerol se filtra y mezcla con una solución específica. Luego esa mezcla se satura con dióxido de carbono (CO₂), que actúa como reactivo complementario. Esta mezcla pasa por una celda electroquímica donde la corriente eléctrica induce la reacción que convierte el glicerol en solketal. El producto final se recupera en forma líquida, listo para uso o venta.
La clave está en que este proceso opera a temperatura ambiente y presión atmosférica, eliminando muchas de las exigencias energéticas asociadas a los métodos convencionales de refinamiento. Además, reutiliza CO₂, lo cual añade un componente de captura que mejora la huella ambiental general.
Una política, un subproducto y una transformación inesperada: esto es la bioeconomía
Modularidad, circularidad y escalamiento posible
No basta con que la reacción funcione en laboratorio. R3V Tech apunta a una solución modular y plug‑and‑play: unidades autónomas que puedan instalarse dentro de plantas de biodiesel, incluso en aquellas de tamaño medio o reducido. Con ese diseño, el productor podría transformar su propio glicerol en solketal directamente en su planta, sin recurrir a terceros ni depender del mercado de transporte.
El objetivo es que el sistema esté disponible como módulo escalable: cuantos más tanques de glicerol tenga la planta, más módulos puede incorporar, sin necesidad de construir grandes instalaciones externas.
Validación práctica y pasos a seguir
La innovación ya superó pruebas en escala de gramos y ahora está siendo escalada a producción de kilogramos por hora. Gracias a una subvención de Innovate UK, se construirá un piloto que será probado en una planta real de biodiesel en los próximos cinco meses. Durante esa fase, se evaluarán datos operativos, rendimiento y viabilidad económica.
R3V Tech también fue seleccionada para programas de aceleración reconocidos: Shell Start‑Up Engine y Royal Society of Chemistry Change Makers, lo que le brinda apoyo estratégico y visibilidad.
Más allá del biodiesel: implicancias sistémicas
Esta innovación no es solo un “mejoramiento técnico” puntual. Tiene el potencial de redefinir cómo se gestiona la cadena de producción de biocombustibles. Si muchas plantas adoptan esta tecnología, se podrán reducir los envíos de glicerol, disminuir la dependencia de instalaciones de refinación lejanas, disminuir pérdidas de energía y acercar al biodiesel a un modelo verdaderamente circular.
El lema de la empresa lo resume: Reduce, Reuse, Revalue. Reducir desperdicio, reutilizar coproductos, revalorizar lo que antes se consideraba de poco uso. Y hacerlo dentro de la propia planta, donde empieza la historia de cada gota de biodiesel.
