En el universo de la transición energética, hay cambios que llaman la atención por su escala, su ambición o su impacto mediático. Y hay otros, más silenciosos, pero igual de profundos, que modifican la lógica desde adentro. Uno de ellos acaba de ocurrir en Corea del Sur, con un anuncio que, aunque pasó desapercibido fuera del ámbito técnico, marca un punto de inflexión en la relación entre biocombustibles y la industria química.
En el complejo petroquímico de LG Chem, ubicado en la ciudad de Seosan, al suroeste de Seúl, se presentó el proyecto de una nueva planta que procesará aceites vegetales para producir dos derivados clave de la descarbonización: HVO (aceite vegetal hidrotratado) y SAF (combustible sostenible de aviación). La novedad no está en los productos ni en la tecnología, sino en el modelo de aplicación. Por primera vez, una instalación diseñada para fabricar HVO tendrá como destino previsto no solo el sector energético, sino también la industria química, que utilizará este biocomponente como insumo para fabricar materiales complejos y durables.
Es un giro conceptual que hasta ahora no formaba parte del paradigma. El HVO —producido mediante tecnologías HEFA como Ecofining™, desarrollada por Eni en colaboración con Honeywell UOP— ha sido históricamente destinado a reemplazar el gasoil en transporte pesado o flotas urbanas. En cambio, el SAF se ha posicionado como sustituto directo del queroseno de aviación. Ambas moléculas compartían materia prima, proceso y origen, pero no se pensaban como elementos útiles más allá de la movilidad. Este proyecto cambia esa lógica.
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La planta será construida por LG-Eni BioRefining, una alianza entre LG Chem, la principal compañía química de Corea del Sur, y Enilive, la filial de movilidad sostenible del grupo energético italiano Eni S.p.A., controlado en parte por el Estado italiano. Ambas compañías llegan a este acuerdo desde posiciones estratégicas distintas, pero complementarias: mientras LG Chem busca incorporar materia prima renovable a sus procesos industriales para avanzar en la descarbonización de su portafolio, Enilive consolida su expansión global en biocombustibles, con el objetivo de superar los cinco millones de toneladas de capacidad instalada hacia 2030, incluyendo más de dos millones de toneladas anuales de SAF.
La planta, que comenzará a operar en 2027 dentro del complejo químico de LG Chem en Seosan, procesará unas 400.000 toneladas por año de aceites vegetales certificados bajo el esquema ISCC PLUS. Desde su concepción, el proyecto fue pensado con una lógica dual: producir SAF para el sector aeronáutico, pero también generar HVO con calidad suficiente para ser utilizado como insumo en la síntesis de materiales complejos. Esta ubicación no solo aporta sinergia operativa, sino que permite a LG Chem integrar directamente el carbono renovable a sus cadenas de valor, marcando un punto de inflexión en la forma en que se conciben las aplicaciones del HVO en la industria.
No solo movilidad: el HVO como molécula industrial
LG Chem proyecta utilizar parte del HVO producido como feedstock renovable para la fabricación de polímeros técnicos, reemplazando parcialmente las naftas fósiles utilizadas hasta ahora. Se trata de una innovación estratégica que expande el concepto de descarbonización más allá del transporte y lo traslada al corazón mismo de la industria de los materiales.
Entre las aplicaciones previstas figuran:
ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno), presente en la industria automotriz, electrónica y de electrodomésticos.
EVA (Etileno-Vinil-Acetato), usado en calzado técnico, paneles solares y espumas funcionales.
SAP (Polímeros Superabsorbentes), empleados en productos de higiene personal y aplicaciones médicas.
Cada uno de estos productos puede incorporar carbono renovable mediante un esquema de balance de masa, garantizando trazabilidad y reducciones de emisiones en toda la cadena. El resultado no es solo un producto más sustentable, sino una estrategia para extender el ciclo de vida del carbono vegetal, desde el campo hasta el polímero.
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«Este proyecto fortalece nuestra competitividad global y consolida la transformación de nuestro portafolio hacia soluciones con menor huella de carbono», expresó Shin Hak-cheol, CEO de LG Chem. “A través del uso de insumos como el HVO, estamos integrando innovación, sostenibilidad y eficiencia en la base misma de nuestros productos”.
Desde Enilive, su CEO Stefano Ballista subrayó: “Con esta nueva planta en Seosan, avanzamos hacia nuestro objetivo de liderar la producción de combustibles y productos biológicos sostenibles a escala global. La versatilidad del HVO nos permite actuar tanto en el sector energético como en el químico, ampliando el impacto positivo del carbono renovable”.
En un contexto donde la demanda de SAF crecerá por mandato regulatorio y la industria química enfrenta crecientes exigencias de trazabilidad, la decisión de Corea del Sur anticipa una convergencia cada vez más clara entre energía, materiales y circularidad. En ese cruce, el HVO se convierte en algo más que un sustituto limpio: una molécula puente entre dos mundos que hasta ahora caminaban por separado.


