El panorama de la gestión forestal ha evolucionado de manera significativa en los últimos años, y la historia de Marle es un testimonio destacado de este progreso. Nacida en la pedanía de Gévora, Badajoz, hace 27 años, Marle ha experimentado un notable crecimiento, pasando de una plantilla inicial de menos de 5 personas a emplear a más de 120 individuos. Bajo la dirección de Ángel Martín López, la empresa ha emergido como un referente en el sector, generando una facturación anual que alcanza los 15 millones de euros.
El enfoque de Marle se ha centrado en la gestión forestal, específicamente en el aprovechamiento de la biomasa, una energía renovable que, según información proporcionada por El Economista y resaltada por su gerente Ángel Martín López, ha sido subestimada, calificándola como «el patito feo» de las energías renovables.
La empresa se ha convertido en un referente no solo por su éxito comercial, sino por su compromiso con el cuidado del medio ambiente. Ángel Martín López destaca que el enfoque en la biomasa trae varios beneficios. Por un lado, permite una gestión más efectiva de los bosques, minimizando el riesgo de incendios al eliminar residuos forestales no deseados. Por otro, es generadora de muchos empleos, tanto en la producción de energía, como en la preparación de la madera, la clasificación y su astillado. «Pocas energías renovables crean tanto empleo estable en el tiempo y puede ayudar a asentar la población al territorio».
La compañía se ha distinguido por su integralidad en el uso de los recursos forestales, adquiriendo masas forestales, clasificando la madera según su diámetro para diversos fines industriales y optimizando el uso de los residuos, generando biomasa eléctrica para las plantas de cogeneración.
El compromiso con la sostenibilidad y la eficiencia ha llevado a Marle a obtener el Certificado de Biomasa Sostenible, asegurando la trazabilidad de la madera desde su origen en el monte hasta su utilización en forma de astillado.
A pesar de desafíos como el aumento de costos el año pasado, especialmente en el precio de los pellets, Marle subraya la estabilidad de la biomasa como una energía capaz de garantizar precios a largo plazo y de reducir la dependencia de terceros países.
La empresa no solo se destaca en la producción de biomasa forestal, sino que también apuesta por el crecimiento en energía eléctrica y térmica a partir de la biomasa. Se avecina la inauguración de una planta de reciclado de madera en Mérida, consolidando aún más su posición como un referente en el sector.
En su visión de futuro, Ángel Martín López enfatiza que el potencial de la biomasa está lejos de agotarse, señalando un crecimiento continuo y una demanda sostenida en esta energía que no solo cuida el medio ambiente, sino que también genera empleo estable en el tiempo, siendo una alternativa extraordinaria para regiones como Extremadura.
Marle, a través de su enfoque innovador en la gestión forestal y su compromiso con la sostenibilidad, se erige como un pilar fundamental en la economía verde, demostrando que la biomasa no solo es una fuente de energía, sino un paso crucial hacia un futuro más sostenible y próspero.


