La Fuerza Armada de Noruega presentó una iniciativa pionera que podría revolucionar el uso de energía en el ámbito militar. Según lo indicado en la cuenta de X del Ministerio de Defensa Noruego el 14 de mayo de 2024, se espera que los F-35, aviones de combate de última generación, utilicen biocombustible antes de que termine el año. Este proyecto, sin precedentes en el país escandinavo, tiene como objetivo demostrar la viabilidad de los biocombustibles en operaciones militares de alta tecnología.
La transición hacia el biocombustible presenta varios desafíos técnicos y logísticos, ya que estos deben cumplir con estrictos estándares para garantizar que no afecten el rendimiento ni la seguridad de los aviones de combate. Sin embargo, los beneficios potenciales son considerablemente atractivos. Además de reducir las emisiones de carbono, el uso de biocombustible puede contribuir a la seguridad energética al disminuir la dependencia de los combustibles fósiles tradicionales. Es sorprendente ver a Noruega desarrollar un biocombustible a pesar de no carecer de fuentes de combustibles fósiles.
La idea de utilizar biocombustibles en la aviación militar no es del todo nueva. Varios países ya han realizado pruebas para evaluar la viabilidad y eficiencia de los biocombustibles en aeronaves de combate. En 2010, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos voló un F-22 Raptor con una mezcla de biocombustible y combustible convencional, demostrando que los biocombustibles podrían utilizarse sin afectar el rendimiento de la aeronave. La Armada de los Estados Unidos también realizó pruebas con biocombustibles en sus aviones de combate F/A-18 Super Hornet, y en 2012, el «Green Hornet» voló con una mezcla de biocombustible del 50% obtenido de aceites vegetales de brasicas. En 2014, la Real Fuerza Aérea Británica realizó un vuelo de prueba de un Tornado GR4 utilizando una mezcla de combustible tradicional y biocombustible derivado de microalgas. Países como Francia, Alemania y Brasil también han explorado el uso de biocombustibles para sus fuerzas aéreas, aunque estas pruebas suelen ser menos publicitadas que las de los Estados Unidos.
Los biocombustibles ofrecen varias ventajas tácticas y estratégicas. Una de las ventajas estratégicas más significativas es reducir la dependencia de insumos importados para la elaboración de combustible, ya que los biocombustibles pueden producirse localmente a partir de diversos materiales crudos como cultivos energéticos, residuos agrícolas y desechos orgánicos, mejorando así la seguridad energética nacional. En tiempos de conflicto, la capacidad de producir combustible localmente puede reducir la vulnerabilidad de las fuerzas armadas y garantizar un suministro de energía más estable y resiliente. El uso de biocombustibles también puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando la huella ambiental de las operaciones militares y contribuyendo al cumplimiento de las regulaciones ambientales y los objetivos internacionales de reducción de emisiones.
El F-35 Lightning II, desarrollado por Lockheed Martin, es una aeronave multirol de quinta generación diseñada para realizar una amplia gama de misiones de combate. En servicio desde 2015 para la versión F-35A, 2016 para el F-35B y 2019 para el F-35C, esta sofisticada aeronave encarna la evolución del poder aéreo moderno. El primer vuelo del modelo F-35B tuvo lugar el 11 de junio de 2008.
El F-35 está equipado con un motor Pratt & Whitney F135, un turborreactor con postquemador capaz de proporcionar 178 kN de empuje. Este motor único permite que la aeronave alcance una velocidad máxima de 1.700 km/h, o Mach 1.6+, a altitud de crucero. Las dimensiones varían ligeramente entre versiones, con una envergadura de 10.40 m para el F-35A y F-35B, y 13.10 m para el F-35C. La longitud es de 15,85 m y la altura de 5,28 m, con un área de ala que varía desde 42,7 m2 para el F-35A y F-35B hasta 57,6 m² para el F-35C.
La tecnología de biocombustibles podría ser muy interesante para naciones con dificultades de acceso a los combustibles fósiles, lo que la convierte en un desarrollo a seguir de cerca.