lunes, febrero 17, 2025
 

Brasil acelera su agenda verde: tras el aumento de biodiesel y el bioetanol en el transporte terrestre, ahora busca imponer los biocombustibles en el transporte marítimo internacional

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A una semana de la promulgación de la Ley de Biocombustibles del Futuro por el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, el mayor programa de descarbonización del transporte terrestre del planeta, Brasil continúa marcando el rumbo de la reducción global de emisiones. En esta ocasión, el foco está puesto en el transporte marítimo, uno de los sectores más difíciles de descarbonizar. El país sudamericano ha iniciado un fuerte debate sobre cómo integrar los biocombustibles en las embarcaciones que mueven el 95% de su comercio internacional.

El Congreso Nacional discutió esta semana el impacto que podría tener la propuesta de la Organización Marítima Internacional (OMI) de aplicar un impuesto global sobre el uso de combustibles fósiles en el transporte marítimo. En respuesta, Brasil presentó una propuesta clave que podría marcar un antes y un después en la regulación de este sector: la posibilidad de reducir este impuesto para las embarcaciones que utilicen biodiesel o mezclas de biocombustibles. Además, el país propone que los biocombustibles de primera generación, como el etanol y el biodiesel, puedan acceder a los recursos del fondo internacional de descarbonización, destinado a financiar alternativas sostenibles.

Un avance en el uso de biocombustibles en el transporte marítimo

El gobierno brasileño plantea que la adición de biocombustibles a los actuales combustibles marítimos podría ser una solución intermedia mientras se desarrolla una transición completa hacia combustibles alternativos. Esta medida no solo ayudaría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo, sino que también permitiría que la industria brasileña se beneficie de la enorme capacidad de producción de biodiesel y etanol del país, consolidando su liderazgo en la bioeconomía global.

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La coordinadora de navegación marítima del Ministerio de Puertos y Aeropuertos, Bruna Roncel, destacó la necesidad de integrar una política de transición energética en el transporte acuático brasileño. “La regulación de la OMI tiene un impacto directo no solo en la navegación internacional, sino también en la cabotaje nacional. Brasil, como miembro de la OMI, se verá obligado a ajustar su política energética en línea con las nuevas regulaciones globales”, afirmó Roncel.

Hacia una política de transporte marítimo con cero emisiones

Roncel también señaló que las iniciativas del gobierno relacionadas con la descarbonización están actualmente dispersas entre varios planes, como el RenovaBio y el Plan Nacional de Hidrógeno. Sin embargo, la nueva legislación sobre biocombustibles podría unificar estos esfuerzos y permitir que los biocombustibles para barcos sean una realidad en el futuro cercano.

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En este sentido, el Ministerio de Puertos y Aeropuertos trabaja en conjunto con otras áreas gubernamentales para incluir al transporte marítimo dentro del RenovaBio, lo que abriría una ventana de oportunidad para que los productores de biocombustibles puedan satisfacer esta demanda emergente. La construcción de una flota marítima más verde también es parte de este plan, con incentivos a embarcaciones que adopten tecnologías más limpias a través de programas como el BR do Mar, que promueve la modernización y construcción de barcos sostenibles en Brasil.

El contexto internacional: un desafío y una oportunidad

El impuesto global al combustible fósil para el transporte marítimo, que está siendo debatido en la OMI y que podría ser aprobado en abril de 2025, no solo impone desafíos para Brasil, sino que también ofrece una oportunidad para que el país amplíe su liderazgo en energías renovables. Tal como sucedió en el sector aéreo, donde las aerolíneas han comenzado a utilizar Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF, por sus siglas en inglés) para cumplir con el mandato de reducción de emisiones, Brasil está apostando por una estrategia similar para el transporte marítimo.

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Este enfoque ha sido impulsado por el éxito de la nueva Ley de Biocombustibles del Futuro, que establece mandatos de mezcla para biodiesel y bioetanol en el transporte terrestre y que podría servir de modelo para su extensión al transporte marítimo. Además, la inclusión de los biocombustibles de primera generación dentro del fondo internacional de descarbonización sería un gran impulso para las empresas productoras de etanol y biodiesel en Brasil.

¿El futuro de la navegación es con biocombustibles?

A medida que se avanza en la definición de las regulaciones internacionales sobre descarbonización del transporte marítimo, la postura de Brasil en la OMI será crucial para el futuro de su comercio marítimo y su rol como líder en la producción de biocombustibles. ¿Podrán el biodiesel y el etanol brasileño ser parte integral de la solución global para un transporte marítimo más limpio? La respuesta podría definirse en los próximos años.

 
 
 

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