Mientras gran parte del mundo todavía debate cómo reducir sus emisiones, algunas compañías ya están pensando más allá. Microsoft, una de las empresas tecnológicas más influyentes del planeta, acaba de firmar el mayor contrato conocido de remoción permanente de carbono. La noticia podría pasar inadvertida entre tantos anuncios climáticos, pero detrás de este acuerdo se esconde una transformación profunda en la forma de concebir el vínculo entre desarrollo tecnológico, responsabilidad corporativa y sostenibilidad ambiental.
Durante los próximos 15 años, la compañía adquirirá la eliminación certificada de 6,75 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, gracias a una innovadora instalación que AtmosClear —una firma emergente del sector de infraestructura climática— desarrollará en Luisiana, Estados Unidos. La tecnología clave: BECCS, sigla en inglés de Bioenergy with Carbon Capture and Storage, es decir, bioenergía con captura y almacenamiento de carbono.
Qué es BECCS y por qué representa una solución climática clave
A diferencia de las energías renovables tradicionales, cuya virtud es reemplazar fuentes fósiles para evitar emisiones, BECCS da un paso más: remueve CO₂ que ya está en la atmósfera.
¿Cómo lo logra? Utilizando biomasa —material vegetal como residuos forestales o bagazo de caña— que absorbe carbono durante su crecimiento. Luego, esa biomasa se quema para generar energía, y el CO₂ liberado en el proceso se captura y almacena de forma segura y permanente en formaciones geológicas profundas. El resultado: un balance neto negativo de carbono.
En otras palabras, no solo se evita emitir, sino que se retira carbono del aire, lo que convierte a BECCS en una de las pocas tecnologías actualmente disponibles capaces de generar “emisiones negativas”.
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Cómo será la planta que operará AtmosClear
El proyecto se construirá en el Puerto de Greater Baton Rouge, en el estado de Luisiana, una región históricamente ligada a la industria pesada y que ahora busca reinventarse a través de la innovación sostenible. Allí, AtmosClear desarrollará una instalación capaz de capturar hasta 680.000 toneladas de dióxido de carbono biogénico por año.
Las materias primas serán el bagazo de caña de azúcar y residuos de manejo forestal sostenible, como ramas, podas o madera descartada de operaciones silvícolas. Esta biomasa será utilizada como fuente de energía, y el carbono capturado será:
- Almacenado geológicamente, en reservorios subterráneos diseñados para garantizar su permanencia por siglos.
- O bien, reutilizado como materia prima en la producción de combustibles sintéticos o gas natural de baja huella de carbono.
La construcción comenzará en 2026 y la planta entrará en operaciones comerciales en 2029. La inversión estimada supera los 800 millones de dólares, y se espera que genere 600 empleos durante la obra y al menos 75 puestos permanentes, incluyendo nuevos trabajos forestales para recuperar zonas afectadas por el cierre de aserraderos.
¿Qué es AtmosClear y quién está detrás del proyecto?
AtmosClear BR, LLC es una compañía del portafolio de Fidelis, una firma estadounidense de infraestructura energética que se especializa en productos de baja o negativa intensidad de carbono. Aunque poco conocida hasta ahora, AtmosClear está posicionándose como una pieza clave en la nueva economía del carbono.
Fidelis, con sede en Houston y oficina en Copenhague, desarrolla tecnologías propias y modelos de inversión climáticamente inteligentes, apostando por soluciones con alto impacto y escalabilidad.
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Por qué Microsoft apuesta a estos acuerdos (aunque no genere esas emisiones)
La gran pregunta que muchos se hacen es: ¿qué gana Microsoft con este contrato si no es la responsable directa del CO₂ que se capturará?
La respuesta está en su ambiciosa estrategia climática. En 2020, Microsoft anunció que sería carbono negativa para 2030, y que para 2050 habrá eliminado todas las emisiones que haya generado desde su fundación, en 1975. Para lograrlo, no alcanza con reducir emisiones: también debe remover grandes cantidades de carbono de la atmósfera.
Este tipo de acuerdos le permite a Microsoft:
- Compensar emisiones residuales que no puede eliminar completamente, como las vinculadas a su cadena de proveedores.
- Cumplir sus compromisos de carbono negativo de forma cuantificable, transparente y validada.
- Impulsar tecnologías de remoción duradera, ayudando a crear mercados estables y escalables.
- Posicionarse como líder climático global, tanto frente a reguladores como ante sus accionistas y usuarios.
En definitiva, no se trata de comprar créditos como solución rápida, sino de construir el ecosistema necesario para un futuro climático viable.
Una alianza que marca un nuevo paradigma en la economía del carbono
La magnitud del acuerdo —el mayor de remoción permanente de carbono hasta la fecha— no solo refleja el compromiso de Microsoft, sino también una tendencia más amplia: las grandes corporaciones están pasando de la neutralidad simbólica a la acción estructural.
La remoción de carbono ya no es solo una herramienta de compensación, sino una pieza central en las estrategias climáticas de largo plazo, especialmente cuando se basa en tecnologías robustas como BECCS, que combinan sostenibilidad ambiental con beneficios económicos y sociales.
Remoción permanente de carbono: del concepto a la acción
Este caso muestra que las soluciones basadas en la bioeconomía —como la conversión de residuos vegetales en energía limpia y captura de carbono— no son meras promesas, sino instrumentos concretos que ya están en marcha.
La remoción permanente de carbono se está consolidando como uno de los pilares más sólidos para abordar el cambio climático. Y cuando ciencia, inversión y visión estratégica se alinean, los resultados pueden ser tan transformadores como necesarios.
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