martes, marzo 25, 2025
 

Petrobras busca aprovechar el liderazgo de Brasil en bioetanol para producir SAF

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En un contexto global donde la aviación es responsable de una significativa parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, las tecnologías para reducir el impacto ambiental de esta industria se vuelven esenciales. Una de las más prometedoras es el proceso Alcohol-to-Jet (ATJ), que convierte alcoholes como el etanol en combustibles de aviación sostenibles (SAF). Este enfoque no solo permite el uso de materias primas renovables, sino que también tiene el potencial de transformar completamente el sector aerocomercial hacia un futuro más limpio y eficiente.

Petrobras, el gigante energético de Brasil, ha reconocido el valor de esta tecnología y está dando un paso decisivo en su adopción. De acuerdo a Bloomberg, la compañía planea invertir en la construcción de una planta para la conversión de etanol, tanto de maíz como de caña de azúcar, en SAF, en lo que sería una nueva etapa en su ambicioso programa de inversiones en bioenergía. Con una inversión de 16.700 millones de dólares destinados a refinerías y productos de bajo carbono entre 2024 y 2028, Petrobras busca posicionarse como un líder en la producción de combustibles sostenibles, respondiendo a la creciente demanda internacional y a las estrictas normativas ambientales.

¿Cómo es la tecnología Alcohol-to-Jet?

El proceso Alcohol-to-Jet (ATJ) consiste en la conversión de bioetanol —un tipo de alcohol obtenido de cultivos como el maíz o la caña de azúcar— en queroseno de aviación. Este biojet es considerado un tipo de SAF y su uso reduce considerablemente las emisiones de carbono en comparación con los combustibles fósiles tradicionales. Actualmente, una de las empresas pioneras en esta tecnología es LanzaJet, que ha desarrollado la primera planta comercial a escala en el mundo dedicada a la producción de SAF a partir de etanol.

La planta Freedom Pines Fuels, ubicada en Georgia, Estados Unidos, representa un hito importante para la industria. Esta instalación utiliza etanol de caña de azúcar brasileña, que cumple con rigurosos estándares internacionales de sostenibilidad. Con una capacidad proyectada para producir al menos 11.350 millones de litros de biojet anualmente para 2030, esta planta es parte de un esfuerzo mayor, impulsado por la iniciativa SAF Grand Challenge de la Casa Blanca, para descarbonizar la aviación.

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El interés de Petrobras en el mercado del SAF

La decisión de Petrobras de invertir en esta tecnología no es casual. Brasil, como uno de los principales productores mundiales de bioetanol tiene una ventaja comparativa significativa en la cadena de valor del SAF. El país cuenta con un marco regulatorio favorable, que recientemente aumentó los mandatos para la inclusión de biocombustibles en las mezclas de combustibles fósiles, y ha impuesto a las aerolíneas la obligación de reducir sus emisiones de carbono mediante el uso de SAF.

William França, jefe de procesos industriales y productos de Petrobras, destacó que la empresa se encuentra en la fase de búsqueda de ubicación para esta planta, que estaría enfocada tanto en el mercado doméstico como en el internacional. Uno de los retos principales será la logística, ya que podrían ser necesarias nuevas infraestructuras, como oleoductos, para transportar el etanol hasta la planta. A pesar de no tener una fecha límite definida, el proyecto está siendo acelerado con el fin de capturar esta oportunidad de mercado emergente.

Una respuesta global para una industria en transformación

El impulso hacia el SAF no se limita a Brasil. En todo el mundo, las aerolíneas y los gobiernos están tomando medidas para fomentar el uso de combustibles de aviación sostenibles como parte de sus compromisos para reducir las emisiones de carbono. Ya se han realizado vuelos comerciales exitosos utilizando SAF producido a partir de bioetanol, como los que llevaron a cabo Virgin Atlantic y All Nippon Airways (ANA), marcando un precedente para el futuro de la aviación.

El enfoque en el Alcohol-to-Jet no solo responde a una necesidad ambiental, sino también a una creciente presión por parte de los consumidores, que cada vez más demandan opciones de transporte más limpias. Además, los recientes avances en las tecnologías de conversión permiten que el SAF producido a partir de bioetanol sea competitivo en términos de costos y escalabilidad frente a otras alternativas.

Desafíos y oportunidades para Petrobras

Aunque Petrobras está avanzando en la producción de SAF mediante la tecnología ATJ, no ha estado exenta de desafíos. La empresa perdió recientemente la posibilidad de incluir su diésel «R», que mezcla combustibles fósiles con aceites vegetales, dentro del marco legal de «Combustible del Futuro» en Brasil, que establece los criterios para el uso de energías más limpias en el transporte. Sin embargo, la compañía está explorando alternativas de negocio, como la venta directa de diésel «R» a grandes empresas privadas mediante contratos B2B.

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A largo plazo, la inversión en la conversión de alcohol a SAF representa una estrategia de diversificación que podría posicionar a Petrobras como líder en la transición energética. El éxito de la tecnología ATJ podría significar una transformación profunda para la industria energética brasileña, aprovechando la vasta producción de bioetanol del país y reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.

Un futuro impulsado por el bioetanol

El avance de la tecnología Alcohol-to-Jet, con Petrobras y otros actores clave apostando por su implementación, podría ser uno de los desarrollos más importantes para el futuro de la aviación. Con un enfoque en la sostenibilidad y una creciente capacidad para producir SAF a gran escala, esta tecnología ofrece una solución tangible para uno de los sectores más difíciles de descarbonizar.

La adopción del SAF producido a partir de bioetanol podría, en última instancia, transformar no solo la industria aeronáutica, sino también las economías rurales que dependen de la producción de caña de azúcar y maíz. Brasil, con sus vastos recursos naturales y su liderazgo en la producción de bioetanol, está en una posición única para convertirse en un hub global de combustibles sostenibles para la aviación.

 
 
 

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